jueves, 30 de octubre de 2014

¿Solo los comunistas deben cambiar la mentalidad?

¿Solo los comunistas deben cambiar la mentalidad?

348_cambiarCuba actualidad, Guantánamo, (PD) En varias oportunidades el General de Ejército Raúl Castro Ruz ha hecho hincapié en la necesidad de que los militantes del partido único, sus cuadros y dirigentes a todos los niveles, así como los dirigentes del gobierno, cambien su mentalidad.
Se trata de un llamado perentorio para que acabe de producirse el más difícil de todos los cambios que se necesitan en este país.
Cambiar la mentalidad significa evadir los lugares comunes, erradicar definitivamente los vicios que se han acendrado en el quehacer del Partido Comunista y del Gobierno cubanos, enfrentar con creatividad todos los retos, ser más independientes, decir y defender los criterios propios, no callar ante lo mal hecho y un grupo de acciones más que, ejecutadas, permitan que ese cambio ocurra.
Pienso que esas mismas personas a las que el Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros se dirige, constituyen el lastre fundamental para su petición porque no puede haber cambio de mentalidad si no existe un cambio radical en la base y en la superestructura de la sociedad., algo que muchos de ellos no están dispuestos a permitir. Por eso la frase tiene el mismo tufillo de vacuidad que ha permeado a tantas otras.
Así como creo muy necesario el cambio de mentalidad dentro de la nomenclatura del Partido y el Gobierno, estoy convencido de que las personas que estamos excluidas del proyecto que han impuesto por la fuerza los castristas no estamos exentos de aplicarnos ese llamado, sobre todo quienes tienen responsabilidades al frente de la atomizada disidencia cubana.
He participado en intercambios de pareceres acerca de nuestra realidad y me he percatado de que no pocas veces los puntos de vista de quienes representan un proyecto alternativo al castrismo están totalmente permeados por un fanatismo, una intolerancia y un odio muy similares a los que han sido ejecutados por el gobierno desde 1959. Este comportamiento penetra todos los espacios de nuestra sociedad, incluidos algunos espacios cristianos.
De vez en vez surge algún que otro iluminado-la mayoría de las veces desde La Habana- que cree poseer la verdad absoluta. Algunos saltan a la palestra pública de la noche a la mañana, se atrincheran en su protagonismo y son reacios a cualquier tipo de entendimiento o colaboración con otras fuerzas que a duras penas sobreviven los violentos embates de la represión oficial. La unidad no existe en su mapa político si para ello deben ceder siquiera un ápice.
Igual ocurre desde determinados centros de pensamiento alternativo situados en la capital del país donde sus componentes confunden La Habana con toda Cuba, o sus ideas con las de todos los cubanos y han llegado a considerarse ejes imprescindibles para el cambio.
No es difícil advertir como algunos de estos hermanos al frente de sus organizaciones replican las mismas prácticas comunistas de ordeno y mando.
Otro de los males dentro del movimiento opositor cubano resulta el desconocimiento de la legislación del país, algo que no sólo le impide aferrarse a las escasísimas vías que propicia nuestra precaria institucionalidad sino hasta defender los pocos derechos que poseemos frente a las arbitrariedades de los funcionarios del régimen. He escuchado decir a personas muy lúcidas que usar esas estructuras y posibilidades es hacerle el juego al totalitarismo cuando de lo que se trata es de plantarles pelea en su propio terreno, denunciarlos ante los organismos internacionales cuando incumplan sus propias leyes- algo que ocurre de forma reiterada- y no dejar que se pierdan esas posibilidades. Excepto hacerles el juego en la puesta en escena de sus presuntas elecciones, todo es válido.
Otro gran problema de gran parte de la disidencia es su ignorancia del ordenamiento jurídico vigente. ¿Cómo es posible que una persona que quiera cambiar los destinos de nuestro país no conozca la Constitución que nos rige, la Ley Electoral y su Reglamento o la forma de validar un proyecto de Ley?
Una de las tareas inmediatas que debe ejecutar la oposición, después del tan reclamado y primordial giro hacia la unidad nacional de todas las fuerzas es su preparación jurídica, pues sin ella continuará en desventaja.
Y añado: hay que leer, y no sólo a los clásicos, también los íntimos reclamos del pueblo y no hacer un análisis maniqueo de nuestra realidad pues esta no es de un solo color.
La oposición cubana ha demostrado valor, integridad y heroísmo. Por mucho que han denigrado, encarcelado y hostigado a sus líderes y miembros, continúa presente y es cada vez mayor. Hay hermanos que han echado sobre sus hombros la defensa de los derechos y anhelos de millones de compatriotas y como recompensa han recibido el insulto, la golpiza , la cárcel o el ostracismo, aunque muchos de los que los han insultado, golpeado o encarcelado, los admiren en silencio, porque como dijo nuestro Apóstol José Martí “ los hombres aman en secreto las verdades peligrosas y solo iguala su miedo a defenderlas, antes de verlas aceptadas, la tenacidad y brío con que las apoyan, luego que ya no se corre riesgo en su defensa”.
Es tiempo ya de que el gran caudal de la oposición no se pierda en escarceos inútiles y que al patriotismo se una definitivamente la inteligencia.
Para Cuba actualidad: rojequihacfgos@yahoo.es

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