viernes, 9 de octubre de 2009
A QUIEN LE IMPORTA EL PARTIDO COMUNISTA?
Al cabo de cincuenta años, de ejercicio inmodesto del poder y de una corrupción que ha rebasado todas las referencias conocidas de la etapa colonial y la etapa republicana, conjugadas con un ejercicio del nepotismo a una escala sin precedentes en la historia cubana, lo único que la gente espera del Partido Comunista, es su disolución.
El presidente designado Raúl Castro, anunció que el esperado 6to Congreso del Partido Comunista, ha sido pospuesto. El anuncio fue hecho de forma intempestiva. Como razones para la posposición se argumenta la necesidad de ‘prepararlo mejor’. La mala noticia es, que unos pocos simpatizantes en Cuba y fuera de ella (más fuera que dentro) comienzan a inquietarse. La buena noticia es, que el pueblo cubano en su inmensa mayoría, ni cree ni espera cosa alguna de los comunistas.
El presidente Raúl Castro en fecha reciente agregó otra nueva perla a su modesto archivo oratorio. En remedo patético de un original de la autoría del finado ex primer ministro británico Winston Churchill, ha dicho que no fue ‘elegido’ para restaurar el capitalismo y enterrar la revolución.
El señor general y presidente, que parece sentirse más cómodo cuando calza botas y usa guerrera y charreteras, anunció además el cierre de aquellos nocivos elefantes blancos conocidos como, escuelas en el campo. Las razones para ello, no fueron definidas como de carácter moral. Se trató, según expuso, de imperativos económicos. En otra parte argumentó que la familia tendría una mayor participación en la educación de los jovencitos y jovencitas.
Raúl Modesto Castro quien heredó el poder absoluto de su hermano Fidel, por designación a dedo de este y no por elección alguna, dio con la puerta en las narices a todos los ilusos que creyeron en algún momento en los espejismos reformistas echados a rodar y fabricados por los equipos especiales que la dictadura mantiene con estos fines.
La parte mejor es que a nadie en Cuba, fuera de la nomenklatura de poder, le interesa el Congreso o le interesa el Partido Comunista. Al cabo de cincuenta años de ejercicio inmodesto del poder y de una corrupción que ha rebasado todas las referencias conocidas de la etapa colonial y la etapa republicana, conjugadas con un ejercicio del nepotismo a una escala sin precedentes en la historia cubana. Lo único que la gente espera del Partido Comunista, es su disolución.
A principios de la década de los 70 del pasado siglo XX, Leonid Illich Brezhnev, andaba preocupado por los desatinos y las aventuras locas de Fidel Castro. Deseaba consolidar la autoridad del Partido Comunista y un proceso institucionalizado en la joya caribeña del Kremlin. Mediante el uso de la generosa ayuda soviética y los ‘petrorublos’ de entonces, lo consiguió.
Esperemos que el tradicional clientelismo político que ha caracterizado a la dictadura familiar de los Castro, aporte la solución o el parche temporal a la difícil situación política cubana. Como sucedió en el pasado, en que el dinero soviético aportó constitución en 1976 y un remedo de institucionalización, esperemos que la marea populista bolivariana imponga con petrodólares, la metamorfosis y reforma del anti sistema jurásico impuesto en Cuba por la familia Castro y sus mandamases entorchados verdeolivo.
A fin de cuentas: ¿A quién le importa en Cuba o fuera de ella, el Partido Comunista o su congreso?
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