domingo, 27 de julio de 2025
Un día como hoy, julio 27, en nuestra lucha contra el castrismo.
Un día como hoy, julio 27, en nuestra lucha contra el castrismo.
Dedicado a aquellos que dicen que en Cuba no se combatió el comunismo.
Comparta estas efemérides. Gracias.
PROHIBIDO OLVIDAR.
1959
Jesús Pozos es fusilado en Pinar del Río. Había pertenecido a las fuerzas armadas de la república.
1960
Manuel Gallardo es fusilado en Florida, provincia de Camagüey.
1962
El excoronel Ángel Custodio Bisset Colt y el excomandante Juan Cueto Sánchez fueron acusados y condenados a la pena de muerte por fusilamiento en un juicio celebrado en Santa Clara, Las Villas. Ambos eran masones y pertenecían a la organización, FURE, que ayudaba al frente guerrillero de la Sierra del Escambray encabezado por Osvaldo Ramírez. Los dos habían pertencido a las Fuerzas Armadas de la República a quienes no pudieron acusar de nada al triunfo de la Revolución.
[Hay discrepancias en cuanto a la fecha en que fueron ejecutados, dependiendo de la fuente consultada]
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Epifanio Ramoya es fusilado en La Cabaña. ***** Rubén Simón Domínguez Cuevas y Félix Velázquez son fusilados en Bayamo, Oriente.
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Eduardo Santos es fusilado en Sagua la Grande, provincia de Las Villas.
1963
Jorge León Rodríguez, “Chichí” muere en combate contra las milicias castristas cerca del Central Jaronú, provincia de Camagüey.
1964
Se celebra el juicio de la causa 364/64 de los tribunales castristas de la provincia de Las Villas en la que condenan a cumplir 30 años de cárcel a Agapito Rivera Milián. El fiscal había pedido la pena de muerte.
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Representantes de veinte países americanos con el voto afirmativo de quince naciones y el negativo de cuatro (México, Chile, Bolivia y Uruguay) firmaron un documento que imponía a Cuba sanciones económicas y diplomáticas.
Menos de un mes después Uruguay rompía todo vínculo con la Cuba castrista.
[Fuente: Enrique Ros. Años Críticos. Página 190]
1965
Germán Regino Pérez Santana es fusilado en el castillo de San Severino, Matanzas.
1966
Julio Medina Marcel. Murió sin asistencia médica en el castillo del Príncipe a consecuencia de un ataque de asma.
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125.-El Teniente Coronel Eduardo Cala Villafranca fue Director de Cárceles y Prisiones en Pinar del Rio. Como tal es responsable de torturas practicadas en la Prisión Provincial de Pinar del Río y otros centros penitenciarios de esa provincia. Se encuentra actualmente en Miami, Florida, EE.UU.
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Las primeras presas políticas cubanas
El blog de Tania Quintero 1 de mayo de 2015
(XV y final) Gisela Sánchez y Melba de Feria
Testimonio tomado del libro Todo lo dieron por Cuba, de Mignon Medrano, Miami, 1995.
Fue en 1976 que arrestaron a Gisela Sánchez y a su tía Melba de Feria. Ya habían pasado más de quince años de haber sido institucionalizados la tortura y el terror como sistema del tenebroso Departamento de Seguridad del Estado, primero en Quinta Avenida y 14, Miramar, y después en Villa Marista, en el Reparto Sevillano.
Gisela cursaba la escuela primaria en un convento de monjas en Antilla, Oriente, y vivía en casa de sus abuelos. Las hordas castristas habían arrasado con todas las propiedades de la familia, entre ellas las fincas dedicadas a la ganadería, cría de puercos, cañaverales y cosecha de frutas. En su casa existía una oposición abierta contra el gobierno, pero no fue hasta que Gisela comenzó en la secundaria básica, cuando ella pudo comprobar cuánta razón tenía su familia. El adoctrinamiento que ella recibía, debía impartirlo a otros estudiantes. Además, estaba el programa obligatorio conocido como 'la escuela al campo': niños y jóvenes de los dos sexos eran trasladados a vivir en rústicos albergues campestres, aislados de sus padres y familiares.
Gisela apenas tenía 16 años cuando pasó a estudiar al preuniversitario en Holguín y comenzó a trabajar con la CIA, para ayudar a derrocar al infame gobierno. Su tía Melba encabezaba uno de estos grupos, pero era a otro jefe a quien Gisela pasaba datos sobre la escuela al campo y la carga que entraba y salía del puerto de Antilla. Al finalizar el preuniversitario, Gisela se mudó para el domicilio de sus tías Melba y Esther en La Habana. Al no pertenecer a organizaciones juveniles comunistas ni a comités de defensa de la revolución ni a federaciones femeninas, fue declarada 'antisocial' y no le permitieron seguir estudiando. El grupo con el que trabajaba mayormente se componía de jóvenes católicos, pero a veces se incorporaba alguien de quien se desconfiaba.
Durante uno de los frecuentes viajes a Oriente, en busca de información, a Gisela le avisan de Inmigración que tenía aprobada la salida para España. Decide regresar a La Habana y cuando aborda el avión, la Seguridad del Estado le ordena desembarcar, argumentando que su puesto es para una emergencia. Aquello fue un aviso de que debía andar con cautela. Sus cuidados no le valieron de mucho. Se encontraba acostada, con pijama y bata de casa, debido a una fuerte gripe y fiebre de 40 grados, cuando de pronto se vio rodeada por un grupo de milicianos negros, que habían subido hasta su cuarto como si persiguieran a un criminal. Sin dejarla preguntar y ni siquiera vestirse, el jefe del grupo le puso el revólver al pecho y le dijo que no podía moverse. Molesta, de un empujón, Gisela se quitó aquella mano de encima, provocando que la agarraran con más fuerza y se la llevaran sin despedirse de sus tías.
Meses más tarde, se enteraría que después de un exhaustivo registro, a su tía Melba también se la habían llevado detenida. Fueron incontables los esfuerzos de la Seguridad del Estado para convencer a Gisela de que cooperara con ellos. Su hermano estaba integrado a la revolución y a él le encomendaron reclutarla. Querían que trabajara para la Seguridad en Cuba o en Estados Unidos.
Durante semanas, permaneció en Villa Marista con la misma pijama y bata de casa con la que fue arrestada, sin darle oportunidad de asearse. La comida solía ser un perro caliente con moho en los extremos, unos espaguetis secos o un pedazo de pan duro. Una vez al día, en un vasito le servían dos dedos de agua. Con un alambrito, sacado del bastidor donde dormía, iba rayando en la pared lo que ella calculaba era el final de cada día. A veces durante los interrogatorios, sobre la mesa del teniente Briera, lograba ver un almanaque que la orientaba con respecto a las semanas transcurridas.
Aún hoy (recordar que el libro se publicó en 1995), Gisela es una mujer de llamativa belleza. Alta, rubia, tez muy blanca y enigmática sonrisa. Afirma que nunca la tocaron, pero cuando la guiaban en la oscuridad le murmuraban 'aquí estás sola y no te puedes defender, te podemos hacer lo que queramos', amenazándola con violarla y abusar de ella si no cooperaba con sus captores. Un día, angustiada por no poder comunicarse con su tía Melba, cuyos pasos sentía cuando la llevaban por el pasillo, con una cuchara decidió rayar una bandeja y puso: 'Tía, estoy bien, preocupada por ti', esperanzada en que un día la bandeja llegara a la celda de Melba, como en efecto ocurrió. El castigo no se hizo esperar, Gisela fue llevada a una celda helada. Creyó que iba a morir congelada, la sacaron en un estado tal que no podía mover la mandíbula, ni hablar y los pies y las manos tan entumecidos que estaban insensibles al tacto. Gracias a ese castigo supo que su mensaje le había llegado a su tía.
Sorpresivamente, le permitieron recibir ropa interior, un pantalón y una blusa para sustituir el pijama y la bata de casa. La ducha a la que tuvo acceso era un tubo por el que salía un chorrito de agua que cuando apenas comenzaba a salir, la cerraban. Cuando trataba de dormir, venían a decirle que la iban a entrevistar y se volvían a ir. Al poco rato volvían de nuevo. Según Gisela, las custodias mujeres eran peores que los hombres, las vejaban e insultaban con las peores obscenidades. Después de tormentosos meses en Villa Marista, aún sin juicio, le dijeron que la iban a sacar de ahí. Varios después, la llevaron para la granja América Libre, en El Cano, en las afueras de La Habana.
"Me trasladaron en una jaula, yo sola, encerrada por completo. Llegué a las 12 de la noche, me dieron un uniforme de presa, un par de tenis tres números mayores que el mío y un colchoncito enrollado. Me llevaron para el pabellón de las presas comunes y allí me dejaron nueve interminables meses, como castigo por mi actitud en Villa Marista. Antes de entrar, desde el segundo piso, donde estaban las criminales y las lesbianas, me gritaban: 'Carne fresca, carne fresca'. Estaba entrando en un mundo donde una siente que está cayendo en un abismo infinito, como hundirte en el vacío. Al llegar al pabellón, la combatiente me dijo: 'Tu vas a dormir aquí'. El lugar estaba lleno de mujeres negras, la única blanca era yo. En un pasillo había decenas de mujeres tiradas sobre el piso, porque no había camas, solo literas y colchones malolientes. Todo estaba sucio, el mal olor era insoportable. Y aquella cantidad de mujeres alrededor tuyo, mirándote, gritándote, era horrible. Agarré mi colchón y sin zafarlo lo tiré al piso para sentarme. Así pasé la noche. Por la mañana vino otra militar para llevarme a un lugar donde podría dormir.
"Ese lugar era más infernal aún que la Seguridad del Estado: allí te torturan sicológicamente, pero sabes donde estás, qué te rodea. Aquí no. Te rodea un mundo del que no sabes qué te puede pasar. En la oficina se encargaron de explicarme todo lo que me podía pasar. Y en más de una ocasión tuvo que venir una guarnición para controlar a las homosexuales, que querían picarme la cara. Aquellas mujeres me hicieron pasar momentos muy difíciles, porque querían violarme, eran unas salvajes, aunque en las comunes y las militares no todas eran tan malas.
"Cinco meses más tarde llegó mi tía Melba al pabellón de las comunes. No la reconocí, mi espanto al verla fue tal que solo atinaba a gritar insultos: 'Nunca los voy a perdonar, ustedes son unos asesinos'. Pesaba solo 90 libras, el pelo larguísimo y desaliñado, con muy mal color en la piel y una expresión que parecía un fantasma, como si hubiera salido de un electroshock. La habían destruido. Asela Pelayo, una negrita flaquita que era malísima, se portó de lo mejor, le cedió su cama y no permitió que yo le dejara mi cama a mi tía. Regalándoles cigarros y comida que mandaban de casa, mi tía logró granjearse la amistad de algunas en aquel vendaval de presas extrañas. Llegaron inclusive a alertarla cuando iban a usar drogas: 'Tía, esta noche no baje, porque tenemos un toque'.
"Mientras, el teniente Lester Rodríguez seguía presionándome, él o a través de mi hermano, para que colaborara con ellos. Fueron nueve meses infernales, con unos baños asquerosos y oscuros que no te dejaban ver ni lo que ibas a pisar. Cuando ponían el agua, tenías que bañarte con los zapatos puestos. La droga estaba a la orden del día, la tomaban, la olían, se tomaban los desodorantes con benadrilina. La guarnición tenía que venir, esas mujeres acababan con cualquiera, hasta las camas las tiraban. Ni dormir podías, con un ojo cerrado y el otro abierto, siempre a la defensiva, para que no te roben, no te piquen, no te maten. Estás en la cama y se te tiran encima, te rompen la ropa, te golpean, te halan el pelo, te cortan con las cucharas afiladas que tienen. Entre ellas, todos los días había sangre, por robo, por droga. Pasé dos sustos grandes, pero gracias a Dios, nunca llegaron a cortarme.
"Logré unirme a un grupo de comunes presas por robo, mujeres que eran administradoras de mercados que habían desfalcado o robaban para revender y ganarse unos pesos en la calle. Así no estaba tan sola y lograba cierta protección contra las otras. Finalmente, a los nueve meses y aún sin juicio, a tía Melba y a mí nos llevaron con las presas políticas. El cambio fue un bálsamo. Un año más tarde nos llevaron a juicio. Un juicio muy singular, porque no puedes hablar. Y te endilgan 25 años y no puedes objetar nada. Después de la sentencia, me siguieron hostigando y amenazando con mi familia. Me ayudó mucho una presa, Onelia Izquierdo, una bellísima persona. Era una presa de años y me dió consejos que nunca he podido olvidar.
"Tuve experiencias contrastantes. Una reeducadora, Modesta Hernández, es echó a llorar cuando le hablé de verdad, al corazón. Era una buena mujer. Pero otra militar negra, Angela Caly, que parecía un hombre, te insultaba y te trataba como un perro. Para hacer una requisa, te sacaba al patio, al sol hirviendo y te dejaba allí a su gusto, sin agua, varias horas. Al regresar, te lo habían destruido todo, solo por maldad. Ya en el exilio, vine a saber que Ana Lázara y otras dos estuvieron cinco años en celdas tapiadas. Cuando nosotras llegamos, ya no existía el plan de las plantadas y fuimos a reeducación. Creo que solo quedaban 15 o 20 plantadas, no recuerdo todos los nombres: Polita Grau, Georgina Cid, Aleja Sánchez, América Quesada y la Niña del Escambray, con quien pude hablar. Recuerdo su retraimiento, siempre silente, su cara triste, la volvieron loca para el resto de su vida. Pobrecita, pobrecita.
"En diciembre de 1978 fue el primer indulto, el segundo en enero de 1979 y el tercero en marzo del 79. En este último nos liberaron a mi tía y a mí, el 13 de marzo de 1979, con la condición de que teníamos que irnos del país. Tan pronto salimos de la cárcel, yo me casé con mi novio de entonces, que me visitaba en la cárcel y cargó conmigo la cruz de mi encierro. Años después nos separaríamos".
Es ahora Melba de Feria quien tercia en la conversación. Con setenta y pico de años, apenas cinco pies de estatura y frágil apariencia, no es precisamente el prototipo de una desafiante. Pero vibra en ella la sangre mambisa de su padre y con firmeza añade:
"Jamás hubo en Cuba un presidio político de mujeres tan grande y tan abusivo. A mí me negaban la comida y me interrogaban hasta casi matarme, porque como jefa de grupo, yo sabía lo que no sabía mi sobrina. Pero la conciencia de estar cumpliendo con un deber, te mantiene en pie. Un día, el teniente me dijo: 'Tu padre se hubiera abochornado de ti'. Y le riposté: 'No, mi padre hubiera estado orgulloso de mí, porque yo estoy presa por luchar contra los comunistas como él luchó contra los españoles'.
Lamentamos no tener fotos de Gisela y Melba. Utilizamos esta foto como ilustración.
sábado, 26 de julio de 2025
Jose Martí no fue el autor intelectual del ataque al cuartel Moncada.
Nota de dolor
Ayer dia 25 falleció en la ciudad de Miami nuestro hermano del Presidio Político Cubano Siro del Castillo Domínguez. Nació en 1943 y cursó sus estudios en el Colegio de Belén. En 1960 a la edad de 17 años fue arrestado por la seguridad del estado (G2) por sus actividades anticastristas. Fue juzgado en la causa 195/61H y condenado a permanecer encarcelado hasta la mayoría de edad, 21 años. Salió de Cuba en 1972. Durante la crisis del Mariel tuvo distintas responsabilidades en el Centro de Procesamiento del Condado de Miami-Dade. Cuando la crisis de los balseros en 1994 fue nombrado Asistente del Ombudsman de la Base de Guantánamo. Es miembro de FACE (Facts About Cuban Exiles) y varias organizaciones de derechos humanos. Es miembro del Partido Demócrata Cristiano de Cuba. En febrero de 2000 el Florida Immigrant Advocacy Center le otorgó el galardón "Liberty and Justice for All." y en septiembre del mismo año FACE el Director's Award. Además es pintor y sus cuadros son exhibidos con frecuencia.
Hoja de Ruta de Siro del Castillo:
Preso político en Cuba con 17 años de edad.
Miembro del Directorio Revolucionario Estudiantil (DRE).
Fundador del Comité Pro-Presos del Mariel.
Director del Campamento de Krome para refugiados cubanos y haitianos.
Director del Campamento para refugiados cubanos en Fort Chafee, Arkansas.
Director del Programa de Relocalización de los refugiados cubanos en la Pequeña Habana.
Asistente en la Base Naval de Gantánamo con los balseros cubanos.
Actual Secretario General de Solidaridad de Trabajadores Cubanos.
Representante en EEUU del Secretariado Latinoamericano de los Derechos Humanos.
Fundador del Partido Demócrata Cristiano de Cuba.
Miembro del Secretariado Ejecutivo de la MUAD.
Asesor del Consejo para la Transición Democrática en Cuba.
Miembro del Consejo Editorial de la Revista El Ignaciano.
Comisionado para el Caribe de la Comisión Latinoamericana por los Derechos y las Libertades delos Trabajadores.
La organización FACE lo premió en dos ocasiones por sus Servicios a la Comunidad.
Recientemente dio a conocer que estaba bajo tratamiento para el cáncer de cuello que padecía.
Hasta su esposa Cristina y demás familiares llegue nuestro mas sentido pésame.
En Paz Descanse
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LEA EN Trinchera
Trinchera.info
*Fallece Siro del Castillo en Miami, un defensor de los más necesitados.
*Conceden Medalla de Servicio la Democracia a Oswaldo Payá.
*La ONU denuncia detención de mujeres y niñas afganas por no vestir la burka
Jose Martí no fue el autor intelectual del ataque al cuartel Moncada.
viernes, 25 de julio de 2025
Un día como hoy, Julio 25, en nuestra lucha contra el castrismo.
Un día como hoy, Julio 25, en nuestra lucha contra el castrismo.
Dedicado a aquellos que dicen que en Cuba no se combatió el comunismo.
Comparta estas efemérides. Gracias.
PROHIBIDO OLVIDAR.
1959
Pedro Alfaro es fusilado en los fosos de la fortaleza de La Cabaña en La Habana.
1960
El Movimiento de Recuperación Revolucionaria (MRR) publica un manifiesto convocando al pueblo de Cuba para que se una a la lucha contra el régimen dictatorial castrista. Firmaron el documento Manuel Artíme Buesa, Manuel Guillot Castellanos entre otros.
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El opositor Fermín Ramón Clark Alonso es asesinado por milicianos en la finca San José en la provincia de Matanzas. Fue entregado por informantes. Estaba escondido y le dispararon cuando fue a buscar comida. Dejó a dos niños pequeños.
1961
Un incendio provocado en el cine "Negrete", en La Habana, por miembros del clandestinaje, ocasiona daños de consideración al inmueble.
1962
El alzado contra el régimen castrista, Ramón Bicet es fusilado en los fosos de la Cabaña.
1963
Victorio Carrero es fusilado en Santiago de Cuba.
1972
José Ricardo Rabel Nuñez. Estuvo en prisión durante diez años, le inyectaron bacterias y le dieron un pase para irse a casa, donde murió semanas después.
(Testimonio de su exesposa Marta Ortega dado por escrito, al Memorial Cubano, Miami, 2/17/2007 según aparece en Archivo Cuba)
1989
El opositor Junior Ariza García muere en el estrecho de Florida intentando escapar de la represión de la que era objeto en Cuba.
1990
Jorge Gamboa y Nataniel García Failón. Se ahogaron en el estrecho de Florida cuando trataban de irse de Cuba en una balsa. Solo uno de los cuatro balseros sobrevivió.
REPRESORES CUBANOS VIVIENDO EN EU.
Fotos e informaciones tomadas de la página Represores Cubanos de la Fundación para los Derechos Humanos en Cuba.
La Fundación invita al público a consultar la lista completa y a informarse sobre estos casos a través de su página web: https://represorescubanos.com/repressors?repressor-name=(en%20EE.UU.)
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123.- El exjefe de la prisión de Boniato en Santiago de Cuba y juez castrista Félix Ochoa Fernández ha sido responsable de la persecución encarcelamiento y torturas de opositores generando el sufrimiento de cientos de familias en Santiago de Cuba, especialmente de miembros de la Unión Patriótica de Cuba, UNPACU y de las Damas de Blanco. Según relató al youtuber Alex Otaola el expreso político Carlos Martín, en Boniato fue reeducador y luego jefe de Orden Interior, cargo desde el cual fue responsable de golpizas incluso a presos enfermos, con palos de marabú (arbusto espinoso).
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Las primeras presas políticas cubanas
lunes, 13 de abril de 2015
María de los Angeles Habache (VII)
Testimonio tomado del libro Todo lo dieron por Cuba, de Mignon Medrano, Miami, 1995.
Maestra de tercer grado en el Colegio Baldor y estudiante de Pedagogía en la Universidad Católica Santo Tomás de Villanueva, María de los Angeles Habache y su hermana vivían en la Congregación Rosa Mística hasta que su familia se pudiera trasladar desde Sagua La Grande hacia La Habana. Su hermano, Eduardo Habache, residía en la Agrupación Católica y dirigía un espacio dominical de televisión titulado El Hombre y Dios.
Pero un domingo, en el programa decidieron enfocar un paralelo entre el capitalismo y el comunismo. Fue intervenido por el gobierno castrista y a la Iglesia se le advirtió que en lo adelante, el programa sería revisado antes de salir al aire. Eduardo se opuso y comenzó un hostigamiento que alcanzaría a María de los Angeles. La directiva de la Agrupación propuso a Habache que se mudara, para no comprometer a los demás, y las dos hermanas decidieron mudarse para el pequeño apartamento junto a su hermano Eduardo. Poco tiempo después se les unieron sus padres.
"La Acción Católica tenía un proyecto llamado Vanguardias Apostólicas. Los fines de semana íbamos a los pueblos y caseríos pobres cercanos a la capital, visitábamos casa por casa y en la iglesia bautizábamos a los niños. Cantábamos acompañadas por guitarras, poníamos películas para las familias y llevábamos al Dr. Ruiz Leiro para atender a los enfermos. Era una labor puramente religiosa y social. Pero las cosas comenzaron a ensombrecerse.
"Un día, le pregunté a mi amiga Teresita Álvarez si ella conocía alguien que estuviera conspirando, que me pusiera en contacto. En el balcón de su casa, en la calle Línea, le pedí a Dios que guiara mis pasos para combatir a su peor enemigo, el comunismo. Ella me presentó a Reynol González, del Movimiento Revolucionario del Pueblo (MRP) y me uno a su grupo estudiantil. Teresita y Reynol se habían casado clandestinamente y estaban juntos todo el tiempo, pero ella salió en estado y Reynol me pidió que fuera trabajar con la sección obrera. Yo buscaba asilo en las embajadas y me convertí en su persona de confianza. En eso conocí a Roberto Torres, que más tarde sería mi esposo. Teresita traía jimaguas y logramos convencerla de sacarla para Miami.
"El 4 de agosto de 1961, Roberto, mi novio y coordinador provincial obrero, cae preso en una redada en la que también cayó la gente de El Encanto, pero no los identificaron y se salvaron del paredón, los condenaron a 20 años. En una visita a Roberto a la cárcel supe que Reynol también estaba preso y traté de avisar a los otros. Me aconsejaron que me asilara, el movimiento comenzaba a debilitarse. Nunca había hecho sabotajes aunque participaba en el traslado y escondite de armas. Pero cuando hizo falta gente para quemar algunas tiendas, Roberto se opuso a que yo participara. A una reunión donde se iban a repartir petacas incendiarias, a mí me tenía que llevar un individuo cuyo nombre de guerra era Emilio. También era el encargado de quitarle el sello.
"A Dalia Jorge, que tenía más experiencia, le darían las petacas que demoraban menos tiempo en explotar y a mí las que demoraban más. Dalia y yo intercambiamos las petacas y gracias a ese cambio, hay algo que los castristas dejan de saber, porque sabían todo lo demás: quién te llevaba, quién te trasladaba. Dalía lo sabía todo, pero hasta que se reunió con nosotros en la casa, de ahí en adelante no supo más nada. Emilio me llevó hasta Fin de Siglo, que yo había visitado esa misma mañana para estudiar el mejor lugar donde colocar la petaca. Él le quitó el sello a mi primera petaca y cuando entré a la tienda ya estaba caliente. La segunda la puse en el tocador de señoras, calculando la hora del cierre de la tienda, para asegurarme de que no habría nadie adentro. Salí con el último timbre que salieron las empleadas. Pero a Dalia la cogieron en Sears.
"Para mí, que todo estaba preparado. Tan pronto la cogen a ella, empiezan a revisar todas las tiendas. Mis petacas ya estaban prendiéndose cuando las encontraron. Uno de los cargos más severos contra mí es que en mi casa se habían repartido las petacas y yo declaré que yo misma las había repartido, recibidas de Tony Veciana, que se había ido en una lancha y estaba a salvo. Cuando visité a Roberto en la cárcel, me dijo que le avisara a Dalia Jorge que tratara de asilarse porque estaban preguntando por ella. Le di el recado, pero Dalia rechazó la oferta de asilo: 'No, no, yo no me asilo, me voy a esconder en una finca'. Aparentemente, estuvo escondida una semana y volvió a reaparecer. Se decía que ella había sido infiltrada en el grupo, había tenido un romance con uno de los fiscales de apellido Flores y quedó embarazada. Infiltrada o no, parece que le contó todo a él y comenzaron a seguirnos.
"Mis padres no aprobaban los riesgos, pero siempre respetaron mis decisiones. Ya mi hermano estaba asilado en la embajada de Venezuela. El 15 de octubre de 1961, estando mi mamá en misa, vinieron a apresarme. Cuando dijeron que iban a hacerme un registro, les expliqué que estaba en pijama y que compartía el cuarto con mi hermana. Al preguntar cuál era mi parte, les mostré la de mi hermana, que registraron y no encontraro nada. Cuando me llevaron para el G-2 en Quinta y 14, mi madre, que era más G-2 que ellos, registró mi parte del cuarto y la encontró llena de armas y panfletos contrarrevolucionarios. Localizó a los del grupo y los alertó.
"Antes de comenzar a interrogarme en el G-2, el tipo me dijo: 'Párate y camina. Vuélvete a sentar. Te describieron tal como eres'. A mí no me gustó mucho aquello y comenzó a leer un largo mamotrero donde aparecían todos mis cargos. En mi casa se había hecho una reunión donde estaban Dalia Jorge, que iba a quemar Sears, y otros compañeros que iban a hacer otros sabotajes. Y aquel hombre me relató la reunión completica, inclusive que en el comedor estaban mis hermanos escribiendo a máquina. Alguién nos había delatado.
"Pasan varios días y me llevan a interrogatorios con los ojos vendados, dentro de un camión blindado. Creo que me llevaron a Las Cabañitas, en La Coronela, donde Reynol escribió su libro, lugar sombrío que antes había sido una hermosa residencia, ahora malolienta con todas las ventanas tapiadas. Se podía oir algo, pero nada podía verse. Sobre el piso cubierto de cenizas y colillas de cigarros, un colchón mugriento. En el techo, unos reflectores potentísimos y el aire acondicionado al máximo. Las ventanas estaban tapiadas con maderas. Había un baño y una reja para que la posta pudiera mirar hacia adentro. No te podías mover. Allí te retiran todas las pertenencias y solo te dejan lo puesto. Era un lugar de torturas. Yo oía cómo torturaban a los de al lado mío. A mí me torturaron mentalmente los psicólogos rusos, pero no físicamente. Cuando me llevaban a los interrogatorios me vendaban los ojos y me ponían cordones eléctricos en el piso y me decían: 'Cuidado, que pisas la corriente'.
"Me preguntaban cómo yo conocí a Reynol e insistían que él había hablado de mí. Yo no soltaba prenda y contestaba que él estaba casado con una amiga mía. En eso, el interrogador gritó: 'Basta ya, tráiganlo como está'. Y me escondieron detrás de un bar. Cuando le preguntaron si me conocía y oí la voz de Reynol contestando 'Sí, yo la conozco de la calle G, es amiga de mi esposa', salí de mi escondite, no podía dar crédito. La cabeza de Reynol era un balón, el cuerpo todo hinchado. Era como un sapo con una cabeza enorme. Ellos se fueron y nos dejaron solos. Manifestamos pesar por los demás, que estaban siendo torturados y Reynol me dio instrucciones que nadie se dejara torturar por no entregarlo a él, porque ya en ese instante iba a aceptar los cargos en su contra. Insistía que si él aceptaba confesarse culpable en la televisión, les conmutarían las penas de muerte a los muchachos.
"Le insistí en que yo podía cargar con las culpas, pues no me estaban torturando físicamente. No volví a ver a Reynol, pero en la pared del G-2 dejé escrito Aquí estuvo Mary Habache. Cuando subieron a los muchachos para interrogarlos, supieron que yo había estado allí. A ellos, entre otras torturas, los metían cabeza abajo en un pozo, y cuando los sacaban, medio ahogados, les preguntaban nombres, direcciones... Eso duró tres días y tres noches, manteniéndoles de pie, sin dejarlos dormir. Eran unos monstruos. A nosotros nos servían la comida en platos de lata, pero un día, al preso al lado de mi cuartico le dieron uno de loza y se cortó las venas. Aquel pobre hombre no pudo soportar más las torturas. Le metían un perro en la celda, azuzándolo para que lo mordiera. Aquel guiñapo humano gritaba. mientras daba vueltas en aquel estrecho cubículo sin poder escapar del furioso animal, y eso se repetía día tras día. Estaban, además, los 'fusilamientos' en el patio, los 'fusilaban' con salvas, una y otra vez.
"Un día, el de la posta me trae una revista italiana donde aparecía el nombre de Dalia Jorge. Otro día me llevaron a verla. Mi sorpresa no tuvo límites: su cuarto era de lujo, tenía muebles, su mamá le traía la comida de su casa, y ella tenía el pelo limpio, recogido con rolos. Era el cuarto de La Princesa frente al de La Cenicienta. Y yo, de tonta, pensé que era porque a ella la detuvieron primero. Entonces me contó que cuando la arrestaron, estuvo tres días inconsciente y que la habían violado. Le contesté que a pesar de las torturas psicológicas sufridas, a mí no me habían tocado. Luego supe que sus vómitos era del embarazo por su romance con el fiscal Flores. Dalia era muy hábil. Como ella trabajaba en la compañía de teléfonos, conocía a muchas personas, tenía acceso a mucha información y delató a mucha gente. La llevaron a juicio y nos cambiaron los papeles. A ella la quitaron de la causa de acción y sabotaje, donde me pusieron a mí, a ella la soltaron y a mí me condenaron. Como ella conocía a todos dentro del movimiento, se dedicó a mirar por un espejo e identificó a cada uno de los nuestros.
"Regresé al G-2 y de ahí me mandaron a la prisión de Guanabacoa, pero allí hicimos un plante y como castigo nos trasladaron a Guanajay. Cuando me celebraron juicio junto a todos los demás, aunque ya él estaba condenado a 20 años, trajeron a Roberto: Dalia denunció que él no se llamaba Daniel, sino Roberto Torres y dijo que era mi novio. Cuando me llamaron a declarar, custodiada por cuatro militares con armas largas, tras decir el fiscal 'Para esta chica yo pediría la pena de muerte', ante el juez, fiscales, abogados y testigos dije lo que había confesado en privado: 'Soy la única responsable de repartir las petacas y yo fui sola, nadie me acompañó'.
"A ellos no les convenía esta declaración pública, porque a mí no me iban a fusilar, pero con eso lograba que les conmutaran la pena de muerte. Ese juicio no se terminó. De Guanajay me mandaron para Baracoa, castigada. Estando allí me avisó el abogado que era un buen momento para reabrir el juicio, pero necesitaba mi consentimiento para hacerlo sin mí. Sabía que me iban a condenar de 20 a 30 años, así que rechacé el abogado. Me condenaron a 20 años, de los que cumplí diez".
Lamentamos no tener foto de esta hermana.
jueves, 24 de julio de 2025
Un día como hoy, Julio 24, en nuestra lucha contra el castrismo.
Un día como hoy, Julio 24, en nuestra lucha contra el castrismo.
Dedicado a aquellos que dicen que en Cuba no se combatió el comunismo.
Comparta estas efemérides. Gracias.
PROHIBIDO OLVIDAR.
1959
Luis Medina Cedeño es fusilado en Santiago de Cuba, provincia de Oriente.
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Félix Oviedo González es fusilado en La Cabaña.
1962
Delio Almeida Martínez, excapitán del Ejército Rebelde y jefe de una de las guerrillas del MRR en esa provincia es fusilado en Bolondrón, provincia de Matanzas. Estaba alzado desde 1961 y había sido capturado el 16 de mayo de 1962 en la finca Mercedes de Calimete.
1963
El guerrillero Evaristo Boitel Beruvides miembro de la guerrilla de Perico Sánchez que operaba en la zona de Jagüey Grande es fusilado en el Castillo de San Severino, Matanzas. Su madre dirigió una carta al dictador Fidel Castro pidiéndole clemencia para el único hijo que le quedaba y a pesar de las promesas se lo entregaron cadáver.
(Existen discrepancias en cuanto a la fecha en que fue fusilado)
1976
Miembros de la organización FLCN intentan secuestrar al cónsul de Cuba en Mérida, Yucatán muriendo un miembro de la seguridad del gobierno cubano. Dos de los miembros del comando que participó en la acción fueron apresados por la policía mexicana.
1981
Se constituye la Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA) en la ciudad de Miami bajo el liderazgo de Jorge Más Canosa. Inspirada por una estrategia (cabildeo) hasta ese momento no empleada por la oposición, llegar hasta las altas esferas del gobierno estadounidense buscando apoyo para lograr legítimas aspiraciones del exilio cubano. Entre los logros: Radio y TV Martí, la Ley Torrecelli y la Ley Helms-Burton.
1987
Ubaldo Consuegra Hernández y Ramón Pino son asesinados en la Prisión Kilo 7, Camagüey. Ambos eran presos políticos.
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122.- Hidalberto Rodríguez Rivero, director provincial de la agencia CubaTaxi en Ciego de Avila 2002-2010. El denunciante afirma que es un colaborador de la Seguridad de Estado que destruyó las vidas y familias de muchos hombres honestos y trabajadores. Abusador de poder, responsable directo de la expulsión de hombres honestos que se negaban a entrar en sus prácticas corruptas, para darles sus plazas a otros como él. CubaTaxi es una agencia estatal vinculada al turismo que permite a sus trabajadores ingresos en divisas. Vive ahora en Miami, Florida.
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La salud en Cuba: fin de una mentira
Por Luis Alberto Ramirez 18/07/2025
La mortalidad infantil en Cuba alcanzó en el primer semestre de 2025 su nivel más alto en un cuarto de siglo: 8,2 por cada 1.000 nacidos vivos. Esta cifra marca un hito histórico en la caída de uno de los indicadores más usados por el régimen como estandarte de su supuesto «éxito» social.
Por primera vez en décadas, Cuba deja de liderar este indicador clave en América Latina. Ahora es superada por naciones más estables, democráticas y transparentes como Chile, Uruguay y Costa Rica.
Durante años, el discurso oficial repitió hasta el cansancio que Cuba era una “potencia médica”. Según ellos, su baja mortalidad infantil demostraba la superioridad del modelo socialista. Incluso se llegó a comparar con Estados Unidos, destacando que en algunos años la cifra cubana era “mejor” que la del país norteamericano. Sin embargo, este relato se derrumba hoy ante las propias cifras oficiales. Pero peor aún, ante las evidencias de manipulación sistemática de los datos.
En Cuba, donde el Estado controla toda la información y no existen instituciones independientes que auditen los datos oficiales, la estadística ha sido una herramienta de propaganda. No de transparencia. Lo que para muchos países es un reflejo de la realidad social y de sus políticas públicas, en Cuba es una cifra maquillada por conveniencia política.
La mentira como política de Estado
Un antiguo director del Hospital Pediátrico de Pinar del Río, Buenaventura Hernández, quien en su momento formó parte del sistema de salud estatal, relató que la presión del gobierno para mostrar bajas tasas de mortalidad infantil era constante e inhumana.
Según sus propias palabras, se les instruía a clasificar como «abortos» algunos casos de recién nacidos que fallecían con más de seis meses de vida. Este tipo de tergiversación no es un error aislado; es una política de Estado. Está sustentada en el miedo, el control absoluto del Partido Comunista y la impunidad de sus actos.
Durante el mandato de Fidel Castro, la realidad debía acomodarse a sus discursos. No al revés. Si el comandante aseguraba que se graduarían 20 mil médicos en un año, se hacía. Aunque muchos no supieran ni tomar un estetoscopio. (Yo tenía un amigo que decía que la medicina en Cuba era la carrera más fácil, porque los diplomas los repartían en piñatas).
Si Fidel prometía que una vaca produciría 10 litros de leche, se reportaba que daba 12, aunque no diera ni tres. En esa lógica absurda, los informes eran adaptados a la retórica revolucionaria.
Lo mismo ocurrió y sigue ocurriendo, con la mortalidad infantil, el nivel educativo, la producción agrícola y cualquier otro indicador que pueda cuestionar la imagen “gloriosa” del sistema.
El colapso del sistema de salud
La verdad, sin embargo, no puede ocultarse para siempre. Las condiciones hospitalarias se han deteriorado hasta niveles alarmantes. Faltan medicamentos básicos, incubadoras, higiene, personal motivado y recursos de todo tipo. Mientras tanto, el gobierno sigue exportando médicos como propaganda internacional, dejando a su población con servicios de salud vacíos y desbordados.
Este nuevo dato, 8,2 muertes infantiles por cada mil nacidos vivos, no solo refleja el colapso del sistema de salud cubano. También la pérdida de una de las últimas banderas que el régimen agitaba como símbolo de éxito. Y lo más grave: aún con manipulación, las cifras no logran ocultar el derrumbe.
Es hora de que la comunidad internacional, los organismos multilaterales y los propios cubanos dentro y fuera de la isla reconozcan que las estadísticas del régimen cubano nunca fueron confiables. Las conquistas sociales que se exhibieron durante décadas fueron sostenidas en gran parte por el silencio, el miedo y la distorsión de la verdad.
Hoy, el aumento en la mortalidad infantil no es solo un dato triste; es la confirmación de una gran mentira. Esta mentira durante demasiado tiempo se vendió al mundo como ejemplo, un ejemplo no a seguir, sino a creer.