POR: GUIJE CUBA
El 31 de enero en la Historia de Cuba
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• 1895 -
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- Actitud Expectante de los Patriotas.
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Emeterio S. Santovenia en “Un Día Como Hoy” de la Editorial Trópico, 1946, páginas 67-68 nos describe los acontecimientos del 31 de Enero de 1895:
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“La ansiedad de los patriotas llegaba a lo sumo en el mes de enero de 1895. José Martí, como delegado del Partido Revolucionario Cubano, y José María Rodríguez, en representación del General en Jefe del Ejército Libertador pronto a organizarse, lo reconocieron así en el documento que con Enrique Collazo extendieron en Nueva York el 29 de enero de 1895. Los trabajos de conspiración eran cada día más intensos. El peligro aumentaba por horas.
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“Los revolucionarios laboraban sin cesar. Las noticias procedentes del exterior reafirmaban la certidumbre de que todo estaría en breve propicio al esfuerzo bélico que en la Isla preparaban los servidores de la libertad. El Apóstol, con la superior capacidad con que dirigía la causa patria, había considerado próximo el instante de alzar de nuevo el estandarte de la independencia y esgrimir otra vez el machete redentor. El soldado de Cuba libre tenía puesto el pie en el estribo.
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“Quienes seguían creyendo en la eficacia de la evolución y en el advenimiento de reformas se ocupaban en reorganizar sus huestes para repetir las luchas de la paz material. Los autonomistas continuaban apegados a la idea de que su obra era la panacea de los males que sufría la Colonia. Incidían en la doble equivocación de suponer que el pueblo cubano no era partidario sino de semejante remedio y de esperar que por la fuerza de los razonamientos el régimen de opresión se convertiría en sistema democrático y liberal para la Isla. Pero en el mismo bando autonomista había hombres que conocían la realidad y se ajustaban a sus demandas: Eduardo Yero, secretario del comité de Santiago de Cuba, fue uno de ellos. El vigoroso periodista pudo lograr que la Junta Provincial no designase el delegado que debía asistir a la reorganización de la asamblea primaria en que él figuraba, por considerarlo inoportuno en tales momentos, según lo participó en significativo telegrama que el 31 de enero de 1895 puso a José Miró Argenter, a Manzanillo. No se contentó Yero con eso sólo, y en su periódico El Triunfo expuso una idea atrevida:
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“"No son éstas horas de reorganizar legiones para la paz, sino de tomar actitud expectante, para que el pueblo de Cuba pueda seguir dignamente las inspiraciones que le dicten las circunstancias."
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“Los términos de esta conclusión fueron graves y categóricos. Resumieron, en verdad, el pensamiento de los cubanos que se hallaban persuadidos de la inutilidad de todo esfuerzo que no fuese el de las armas. Ya se aproximaba el momento de iniciar la lucha armada autorizada por José Martí y Máximo Gómez.”
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