martes, 30 de abril de 2019
Las víctimas del régimen cubano
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Nuevo Acción informa
Sin mordaza y sin tarifa. La verdad ante todo, por Aldo Rosado-Tuero------------------------------Cuba: Otro primero de mayo sin garantías laborales, por Carmelo Díaz Fernández------------------------------------Memorias de los días del viento y del fuego: Osvaldo Ramírez es nombrado Comandante en Jefe del Ejército de Liberación Nacional en el Escambray, por José A. Reyes “Cardenal”--------------------------------Rompiendo el pacto infame de hablar a media voz- Quiénes son los que reciben el dinero de los grants de la NED-XXIV: Fundación de Derechos Humanos de Cuba---------------------------------Una pausa para la devoción------------------------- En la columna de la izquierda: La historia en video: El misterio de la última cena de Leonardo Da Vinci------------------------- En la columna de la derecha: Cuba: Historia de su historia- Relato personal- Introducción: Los móviles de la historia, por Dr. Luis Conte Agüero.
domingo, 28 de abril de 2019
sábado, 27 de abril de 2019
Gracias Venezuela
Gracias Venezuela
Con Venezuela tengo dos deudas de gratitud imposible de saldar. Me recibió junto a mi familia en 1981. En ese país disfrute de derechos y oportunidades que nunca antes había tenido en el mío y por si fuera poco, ha puesto al régimen totalitario cubano en la picota pública al denunciar las fuerzas de ocupación castristas que controlan el país.
Durante décadas los gobiernos de América Latina han guardado silencio ante los innumerables abusos del totalitarismo contra el pueblo cubano. Le han rendido honores a los dictadores de la Isla invitándole a tomas de posesiones y/o viajando a Cuba para compartir con unos déspotas que deberían avergonzarles, le han prestado ayuda económica a sabiendas de que no cumpliría sus compromisos como le ha sucedido a Argentina a quien le debe 2,500 millones de dólares y México, quien al ver que Castro no pagaba, decidió condonarle el 70% de una deuda de 487 millones de dólares.
Uruguay es otro caso. Eximió a La Habana de una deuda de cerca de 50 millones de dólares, y la decisión de sus pares ideológicos brasileños, el delincuente común Luis Inacio Lula da Silva y la ex presidenta Dilma Roussef de entregarle a los Castro 682 millones dólares, préstamo del cual no se conocen las condiciones y que sectores de la prensa y de la oposición en Brasil dice que en realidad fue un subsidio a la dictadura cubana.
La casi totalidad de los gobiernos latinoamericanos y la mayoría de sus políticos han sido cómplices por omisión, a veces con participación de la dictadura cubana. En ocasiones por aproximación ideológica o simplemente por la seducción que ejercía Castro sobre muchos aspirantes a caudillos que por la devoción que mostraban eran una especie de viudas de Fidel, como escribió en una oportunidad Andrés Reinaldo. Otros acompañaron y respaldaron a Castro por el odio visceral, en verdad una obscena envidia, que el déspota sentía hacia Estados Unidos.
La realidad es que cuando algún gobierno actuó contra el régimen de La Habana fue por influencia de Estados Unidos o como respuesta a alguna tropelía cometida por los Castro en su territorio, nunca por los crímenes que durante 60 años el castrismo ha ejecutado contra los ciudadanos de la isla.
Contaba el doctor Orlando Bosch que viajó a Nicaragua para pedirle ayuda a Anastasio Somoza ya que esa dictadura dinástica había facilitado los puertos de su país para la expedición de la Brigada 2506. Recordaba que le recibió muy afablemente, que le preguntó en qué podía ayudarle y cuando le expuso su plan el gobernante le dijo con asombro, “doctor eso es un asesinato”, negándose completamente a facilitarle al cubano los medios que le pedía para ajusticiar a Fidel Castro, en conclusión, todo parece indicar que facilitó territorio nicaragüense para atacar a Castro no porque este se lo mereciera, sino porque Washington le había solicitado esa ayuda.
En el presente, al menos aparentemente y gracias a la precaria situación de Venezuela como consecuencia de la ocupación castrista, hay otra percepción en el continente del totalitarismo cubano, quizás, también, porque la generación que nació y creció bajo la sombra de Fidel Castro, muchos consiguieron ayuda del tirano cubano para sus carreras políticas o profesionales, han perdido el respaldo de sus partidarios o simplemente están enfrentando la inevitable decadencia biológica.
Es de esperar que el liderazgo latinoamericano vea a su país reflejado en la dolorosa realidad venezolana, ya que sus predecesores no fueron capaces de apreciar como se fusilaba en Cuba, la isla convertida en cárcel y el pueblo sometido a un régimen de odio que violaba todos los derechos ciudadanos.
Esta dolorosa realidad de la cobardía o insensibilidad de políticos, dirigentes e intelectuales ante la destrucción de Cuba está presente en dos producciones, hay mas indudablemente, que reflejan lucidamente la soledad de la causa democrática cubana, “Nadie Escuchaba”, del cineasta Néstor Almendro y “Contra Toda Esperanza” del ex-prisionero político cubano Armando Valladares, dos obras claves para entender la insolidaridad del continente con Cuba, sin obviar, que la responsabilidad principal de la sobrevivencia de un régimen de oprobio de sesenta años, recae sobre nosotros los cubanos.
Pedro Corzo
Periodista
(305) 498-1714
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El costo de la causa, por Esteban Fernández--------------------------------John Bolton anuncia nuevas sanciones contra Cuba, Venezuela y Nicaragua, por Frank de Varona--------------------------------Rompiendo el pacto infame de hablar a media voz-Quiénes son los que reciben el dinero de los grants de la NED-XXIII: Agora Cuba Inc-----------------------------Otras voces: El nazismo ¿De derechas o de izquierda? Por, Jorge Santa Cruz------------------------------Una pausa para la devoción.
viernes, 26 de abril de 2019
SE PIERDE VENEZUELA
SIN GUERRA SE PIERDE VENEZUELA
Alfredo M. Cepero
Director de www.lanuevanacion.com
Sígame en: http://twitter.com/@AlfredoCepero
Alfredo M. Cepero
Director de www.lanuevanacion.com
Sígame en: http://twitter.com/@AlfredoCepero
"Todo tiene su momento oportuno; hay un tiempo para todo lo que se hace bajo el cielo: un tiempo para nacer y un tiempo para morir; un tiempo para callar y un tiempo para hablar; un tiempo para la paz y un tiempo para la guerra". Eclesiastés 3 Nueva Versión Internacional (NVI).
Esta cita del Eclesiastés resume en gran medida la experiencia del pueblo venezolano en los últimos 20 años. El 6 de diciembre de 1998, un carismático Hugo Chávez ganó las elecciones presidenciales con el 56,20 por ciento de los votos, superando ampliamente a su contrincante más cercano: Henrique Salas Römer con 39,97 por ciento. Nacía una esperanza de justicia y de libertad para las grandes mayorías de un pueblo cansado del engaño y la corrupción de los partidos tradicionales.
Pero el nuevo Mesías ganó la partida con cartas marcadas que le fueron proporcionadas por una tiranía foránea. La corrupción del chavismo fue una copia al carbón de la corrupción del castrismo. Y cuando el pueblo trató de hablar en subsiguientes elecciones fue no sólo burlado en las urnas sino reprimido con la violencia brutal de los totalitarismos. Muy pronto, la represión del chavismo aplicaba la misma fórmula de la represión del castrismo donde el pueblo tenía la razón pero el gobierno tenía las armas y las utilizaba en forma indiscriminada. En muy poco tiempo, había nacido y muerto una esperanza que los hechos han demostrado que sólo podrá ser resucitada con las balas.
De ahí que, en estos momentos, la oposición venezolana confronte una disyuntiva ineludible entre la esclavitud y la libertad. La esclavitud de la intervención militar castrista y la libertad a través de una intervención armada internacional. En ambas están presentes las armas y las balas. El tiempo apremia porque las esperas benefician a los dictadores. Tampoco es la hora de falsos resabios de soberanía. La soberanía venezolana ya está comprometida y tiene que ser arrancada por la fuerza de las garras de sus usurpadores castristas. Eso es lo que haría una fuerza militar interamericana. Aquellos que, como Capriles, insisten en fracasados diálogos electorales son unos traidores a Venezuela y unos apóstatas de la libertad de América.
Al mismo tiempo, quienes trabajamos por esa libertad sabemos que, en estos instantes, ella pasa por Venezuela. Lo que ocurra en Caracas será determinante en Managua y en La Habana. Por eso no podemos andarnos con rodeos, con hipocresías, ni con falsos escrúpulos. La llave para esa puerta hacia la libertad en América se encuentra en Washington y la tiene en su mano Donald Trump. Este es un hombre que piensa siempre en grande y se propone nada menos que hacer realidad un continente donde, por primera vez desde su independencia, sea erradicada en su totalidad la mala hierba de las tiranías.
Por otra parte, las condiciones están dadas para la aplicación del Tratado Interamericano de Asistencia de Recíproca (TIAR) firmado el 2 de septiembre de 1947 en Río de Janeiro. Según el artículo 3.1 en caso de (...) "un ataque armado por cualquier Estado contra un País Americano, será considerado como un ataque contra todos los Países Americanos, y en consecuencia, cada una de las Partes Contratantes se compromete a ayudar a hacer frente al ataque en ejercicio del derecho inmanente de legítima defensa individual o colectiva que reconoce el Artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas". La presencia de tropas rusas, efectivos militares iraníes y terroristas de Hezbollah activos actualmente en territorio venezolano constituye una invasión armada contra esa nación por potencias extra continentales y justifica la aplicación del TIAR.
Existe asimismo otro acuerdo interamericano que condena al ostracismo a la tiranía venezolana. Se trata de la Carta Democrática Interamericana, aprobada el 11 de septiembre de 2001, en sesión especial de la Asamblea de la Organización de Estados Americanos (OEA) en Lima, Perú. La misma proclama que la ruptura del orden democrático o su alteración, que afecte gravemente el orden democrático en un país miembro, constituye "un obstáculo insuperable" para la participación de su gobierno en las diversas instancias de la OEA. Dicha carta ha sido invocada en dos ocasiones (junio de 2016 con respecto a Venezuela y enero de 2019 con respecto a Nicaragua) por el actual Secretario General de la OEA, Luís Almagro.
Ahora bien, los argumentos que acabo de presentar a favor de una solución internacional al conflicto venezolano son rechazados por quienes ven detrás de ella la mano del "Imperialismo Yanqui", una diatriba propagada por tiranías resentidas y fracasadas como la de La Habana y sus apandillados en el mundo. La realidad es que los Estados Unidos liberaron a Europa y a Asia del fascismo y del nazismo sin apoderarse de un metro de terreno. De hecho, reconstruyeron las economías de sus antiguos enemigos.
Al final de la Segunda Guerra mundial, en 1945, Japón fue ocupado por las fuerzas aliadas, lideradas por el general norteamericano Douglas McArthur. Seis años más tarde, el 8 de septiembre de 1951, finalizó la ocupación aliada, con lo que Japón se convirtió nuevamente en un estado independiente, competidor comercial de los Estados Unidos y poseedor de la tercera economía mundial.
Lo mismo hicieron los Estados Unidos en Europa por medio del Plan Marshall. Los norteamericanos dedicaron 13 mil millones de dólares para la reconstrucción de los países que quedaron devastados por la pesadilla desatada por Adolfo Hitler. Como contraste, las naciones que quedaron bajo el control de la Unión Soviética sufrieron opresión política y permanecieron en la más abyecta miseria. Moraleja, mientras el "imperialismo comunista" destruye y explota naciones prósperas, el "imperialismo yanqui" reconstruye naciones destruidas. Quienes nieguen esta realidad o crean la patraña diseminada por los comunistas son unos ignorantes o unos fanáticos.
Afortunadamente, el alineamiento de los astros en el firmamento político nos da motivos para el optimismo. Por primera vez en más de medio siglo hay un presidente en Washington dispuesto a pasar de la retórica a la acción en defensa de la libertad en el continente. Los tratados y acuerdos interamericanos tienen ahora dientes de inminentes acciones militares y los tiranos tiemblan en Caracas, en Managua y en La Habana. Vaticino que el desenlace no se hará esperar.
Por su parte, si los venezolanos quieren recuperar la paz de que nos habla el Eclesiastés y la libertad ganada por Bolívar a plomo y sable les llegó el momento de la guerra venga de donde venga. No hay otra vuelta. Porque, sin guerra, se pierde Venezuela.
Pero el nuevo Mesías ganó la partida con cartas marcadas que le fueron proporcionadas por una tiranía foránea. La corrupción del chavismo fue una copia al carbón de la corrupción del castrismo. Y cuando el pueblo trató de hablar en subsiguientes elecciones fue no sólo burlado en las urnas sino reprimido con la violencia brutal de los totalitarismos. Muy pronto, la represión del chavismo aplicaba la misma fórmula de la represión del castrismo donde el pueblo tenía la razón pero el gobierno tenía las armas y las utilizaba en forma indiscriminada. En muy poco tiempo, había nacido y muerto una esperanza que los hechos han demostrado que sólo podrá ser resucitada con las balas.
De ahí que, en estos momentos, la oposición venezolana confronte una disyuntiva ineludible entre la esclavitud y la libertad. La esclavitud de la intervención militar castrista y la libertad a través de una intervención armada internacional. En ambas están presentes las armas y las balas. El tiempo apremia porque las esperas benefician a los dictadores. Tampoco es la hora de falsos resabios de soberanía. La soberanía venezolana ya está comprometida y tiene que ser arrancada por la fuerza de las garras de sus usurpadores castristas. Eso es lo que haría una fuerza militar interamericana. Aquellos que, como Capriles, insisten en fracasados diálogos electorales son unos traidores a Venezuela y unos apóstatas de la libertad de América.
Al mismo tiempo, quienes trabajamos por esa libertad sabemos que, en estos instantes, ella pasa por Venezuela. Lo que ocurra en Caracas será determinante en Managua y en La Habana. Por eso no podemos andarnos con rodeos, con hipocresías, ni con falsos escrúpulos. La llave para esa puerta hacia la libertad en América se encuentra en Washington y la tiene en su mano Donald Trump. Este es un hombre que piensa siempre en grande y se propone nada menos que hacer realidad un continente donde, por primera vez desde su independencia, sea erradicada en su totalidad la mala hierba de las tiranías.
Por otra parte, las condiciones están dadas para la aplicación del Tratado Interamericano de Asistencia de Recíproca (TIAR) firmado el 2 de septiembre de 1947 en Río de Janeiro. Según el artículo 3.1 en caso de (...) "un ataque armado por cualquier Estado contra un País Americano, será considerado como un ataque contra todos los Países Americanos, y en consecuencia, cada una de las Partes Contratantes se compromete a ayudar a hacer frente al ataque en ejercicio del derecho inmanente de legítima defensa individual o colectiva que reconoce el Artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas". La presencia de tropas rusas, efectivos militares iraníes y terroristas de Hezbollah activos actualmente en territorio venezolano constituye una invasión armada contra esa nación por potencias extra continentales y justifica la aplicación del TIAR.
Existe asimismo otro acuerdo interamericano que condena al ostracismo a la tiranía venezolana. Se trata de la Carta Democrática Interamericana, aprobada el 11 de septiembre de 2001, en sesión especial de la Asamblea de la Organización de Estados Americanos (OEA) en Lima, Perú. La misma proclama que la ruptura del orden democrático o su alteración, que afecte gravemente el orden democrático en un país miembro, constituye "un obstáculo insuperable" para la participación de su gobierno en las diversas instancias de la OEA. Dicha carta ha sido invocada en dos ocasiones (junio de 2016 con respecto a Venezuela y enero de 2019 con respecto a Nicaragua) por el actual Secretario General de la OEA, Luís Almagro.
Ahora bien, los argumentos que acabo de presentar a favor de una solución internacional al conflicto venezolano son rechazados por quienes ven detrás de ella la mano del "Imperialismo Yanqui", una diatriba propagada por tiranías resentidas y fracasadas como la de La Habana y sus apandillados en el mundo. La realidad es que los Estados Unidos liberaron a Europa y a Asia del fascismo y del nazismo sin apoderarse de un metro de terreno. De hecho, reconstruyeron las economías de sus antiguos enemigos.
Al final de la Segunda Guerra mundial, en 1945, Japón fue ocupado por las fuerzas aliadas, lideradas por el general norteamericano Douglas McArthur. Seis años más tarde, el 8 de septiembre de 1951, finalizó la ocupación aliada, con lo que Japón se convirtió nuevamente en un estado independiente, competidor comercial de los Estados Unidos y poseedor de la tercera economía mundial.
Lo mismo hicieron los Estados Unidos en Europa por medio del Plan Marshall. Los norteamericanos dedicaron 13 mil millones de dólares para la reconstrucción de los países que quedaron devastados por la pesadilla desatada por Adolfo Hitler. Como contraste, las naciones que quedaron bajo el control de la Unión Soviética sufrieron opresión política y permanecieron en la más abyecta miseria. Moraleja, mientras el "imperialismo comunista" destruye y explota naciones prósperas, el "imperialismo yanqui" reconstruye naciones destruidas. Quienes nieguen esta realidad o crean la patraña diseminada por los comunistas son unos ignorantes o unos fanáticos.
Afortunadamente, el alineamiento de los astros en el firmamento político nos da motivos para el optimismo. Por primera vez en más de medio siglo hay un presidente en Washington dispuesto a pasar de la retórica a la acción en defensa de la libertad en el continente. Los tratados y acuerdos interamericanos tienen ahora dientes de inminentes acciones militares y los tiranos tiemblan en Caracas, en Managua y en La Habana. Vaticino que el desenlace no se hará esperar.
Por su parte, si los venezolanos quieren recuperar la paz de que nos habla el Eclesiastés y la libertad ganada por Bolívar a plomo y sable les llegó el momento de la guerra venga de donde venga. No hay otra vuelta. Porque, sin guerra, se pierde Venezuela.
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jueves, 25 de abril de 2019
Familia Conill
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La Administración Trump necesita despertar. China en auge en el Caribe, por Gordon G. Chang--------------------------------Los alcaldes fuertes y las ciudades. ¿Cuáles son las funciones del gobierno?, por Fernando Godo---------------------------------Martí en Francia- II-Sarah Bernhardt, por Dr. Santiago Cárdenas, especial y en primicia para Nuevo Acción-----------------------------------Por los frentes del mundo: ¡Ojo España! La empresa que procesará las elecciones es catalana y está vinculada a Soros, por Laureano Benítez Grande-Caballero--------------------------------¿Está Cuba maldecida por la Providencia o Satanás? Una nota de Aldo Rosado-Tuero------------------------------Una pausa para la devoción------------------------------ En la columna de la izquierda: Los disparates de Guillermo García: Avestruz por vaca. El comandante, más animal que los animales. Pruebas gráficas de las promesas incumplidas---------------------------- En la columna de la derecha: ¿Fue la república de Cuba (1902-1958)una neocolonia de los EE.UU.?-Primera parte, por Pedro Pablo Arencibia.
miércoles, 24 de abril de 2019
OCDH condena el encarcelamiento de dos pastores evangélicos en Cuba y exige su liberación
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