viernes, 1 de octubre de 2010

SER PROPIETARIO EN CUBA


Por Tania Díaz Castro


Santa Fe, La Habana, 2 de octubre de 2010, (PD) El concepto de propiedad, lo que se conoce desde que el mundo es mundo como el derecho de usar y disponer de un bien de forma exclusiva y absoluta, sin más limitaciones que las contenidas en la ley, tiene su intríngulis, bien turbulenta por cierto, en Cuba.

Cuando en los años sesenta del siglo pasado los cubanos comenzaron a creerse que eran propietarios de sus casas mediante el pago completo del valor del inmueble, el gobierno castrista inventó unas chapillas que se colocaron en las puertas de las viviendas donde decía: “Esta es tu casa, Fidel”.

Entonces se conocieron las verdaderas leyes de la vivienda en la isla. Nada de propietarios.

En la isla hay un solo dueño. Al menos, hasta el comienzo del Período Especial, en 1990, luego del desplome del campo socialista, porque en abril de 1998, en el número 50 de la revista Business Tips on Cuba, Cómo invertir en Cuba, traducida a siete idiomas y para consumo externo solamente, se publicaron un sin fin de ofertas para los inversionistas extranjeros.

Ni siquiera los cubanos del exilio, escapados, desterrados o con salida legal, podían aspirar a invertir dinero en su patria.

En dicha revista puede leerse que en Cuba todo está a la venta: terrenos, hoteles, empresas de cítricos, plátanos, papas, quesos, carnes ahumadas, fósforos, cervezas, refrescos, ropa interior, jugos naturales…

A propósito, los jugos naturales, envasados en cajas de cartón de color azul claro, de mango, melocotón, pera, etc., bien caros por cierto, desaparecieron por completo a finales del año pasado cuando su propietario, el chileno Max Marambio, puso pie en polvorosa.

Otra de las ventas que ni el mismo pueblo conoce, son los apartamentos de lujo situados en la antigua zona aristocrática de Miramar, en La Habana. Puede leerse en la revista: “Los apartamentos de Real Inmobiliaria S.A. son distinguidos espacios de vida con todas las formas de confort y refinamiento -aire acondicionado central, TV por satélite, seguridad las 24 horas, parqueo privado, piscina- Todos situados cerca de centros comerciales, restaurantes de lujo y hoteles. Los extranjeros que adquieran estas inmobiliarias, Habana Palace y Monte Carlo Palace, entre otras, se convierten en propietarios únicos de una inversión excepcional”.

El precio de cada apartamento es de 1,450 dólares por metro cuadrado, o sea, más de medio millón de dólares.

Uno de los propietarios de los edificios es el Groupe J.P. Pastor, del Principado de Mónaco.

Pero que yo recuerde, ¿no se luchó durante la República para que las propiedades de Cuba estuvieran en manos de los cubanos? ¿No fue por eso que cayeron incluso muchos revolucionarios?

La experiencia de Max Marambio, que no acude al llamado de extradición anunciado en la Gaceta Oficial de Cuba, porque alega que puede demostrar su inocencia por medio de su abogado en Chile, da la medida de que no sólo no se selecciona debidamente a los inversionistas extranjeros, sino que continúa el cubano siendo un ciudadano menospreciado por el castrismo y sin derecho a ser propietario en su país.

primaveradigital@gmail.com

Foto: Marcelo López

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