sábado, 20 de noviembre de 2010

BARNET Y EL DISTANCIAMIENTO DE UNA REALIDAD


Por Manuel Aguirre Lavarrere (Mackandal)



Guanajay, La Habana, 21 de noviembre de 2010, (PD) Creo que ningún conocedor de la temática negra en Cuba elude a mencionar a Miguel Barnet como uno de los más célebres y lúcidos exponentes de esta temática dentro y más allá de la isla. Lo avala su obra y su quehacer a lo largo de años de investigación y ahínco sobre un tema tan espinoso para algunos y tan mal mirado para otros que desde la cómoda posición del poder se empeñan en negar la permanencia y desarrollo del racismo en Cuba.

Y es precisamente esta actitud la que presiento que adoptará el actual director de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), o la omitirá, como invitado a la celebración por el proyecto Timbalayé, en Roma, Italia donde desarrollan un programa de promoción de raíces africanas que centra su mayor interés en el Caribe.

Es lógico pensarlo. Miguel Barnet, ocupante de una banca en el parlamento cubano, si bien ha permitido la publicación de textos medulares sobre el racismo actual en Cuba en la candorosa y polémica revista Catauro, surgida de una idea de Fernando Ortiz y retomada en los albores de la Fundación que lleva su nombre y que el propio Barnet dirige con mano maestra, cae en la línea de la negación de la realidad racial y el abuso hacia los afrodescendientes cubanos, como Rafael Hernández, director de la revista Temas, quienes por su posición de comprometidos con el régimen y hombres blancos al fin, no puede dolerles ni por asomo lo que experimenta un negro cuando se sabe rechazado y menospreciado por el propio sistema que hoy permite cierta apertura sobre el debate racial, siempre y cuando los ponentes cumplan con el mandato oficialista de los adoctrinados y sumisos.

Paranoia que hace pensar en un futuro no lejano en cuanto a lo que pasará y adoptar nosotros, los descendientes de esclavos y los condenados de siempre, estrategias de lucha y sobrevivencia para repeler la mentira y los cabildeos tras las puertas del poder. Para confirmarlo, nada mejor que la realidad del ahora mismo en la Isla. Nuestra lucha pacífica por los derechos civiles y políticos, en un ajiaco de cubaneo y desigualitarismo, deja al afrocubano sin brújula y sometido a las nocivas decisiones del régimen dictatorial cubano.

La solidaridad que nuestra lucha ha despertado en muchos afrodescendientes en América viene principalmente de nuestros hermanos afrobrasileños y afro-norteamericanos. Estos últimos, al contactar de primera mano el abuso y la estrechez de oportunidades de sus hermanos en Cuba, no han titubeado en enviar al mismo corazón del régimen cubano su desacuerdo y rechazo por el insensible desprecio que se ejerce en esta Isla en la extorsión de sus hermanos de raza. Por ahí está ese medular documento. Los firmantes, personalidades del arte y la cultura estadounidense, son en su mayoría amigos de Cuba que ahora mismo luchan a brazo partido en su país para que se ponga fin al llamado bloqueo contra Cuba. Pero no dejan de pensar en lo que les duele y han visto con sus propios ojos: El racismo galopante, desenfrenado e institucionalizado en la mente y los sentimientos de un buen por ciento de los que con voz y voto dirigen a conveniencia de ellos y su casta, los destinos de Cuba.

Pero de ello no hablará Miguel Barnet en su encuentro con Timbalayé

makandalmm@yahoo.com

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