martes, 2 de agosto de 2011

Carencias y alcoholismo golpean el seno familiar cubano



Mirado siempre por la burocracia cubana con prejuicio y resquemor el tema de la violencia fue, por muchos años, ocultado en Cuba.

David Sosa/ Especial para martinoticias.com 02 de agosto de 2011

Foto: Reuters

En esta sociedad cubana de hoy “sencillamente humana” varios factores influyen en la violencia familiar. Las carencias y limitaciones, la reducción del salario real “casi hasta el absurdo”, las dificultades con el transporte, la estructura de gastos familiares donde un aproximado del 70% va para alimentos, el alcoholismo, la doble moneda, la segmentación de los mercados, el ‘mercado negro’, las relaciones informales y la falta de perspectiva en el mejoramiento de la vivienda. Todos ellos “aportan tensiones y frustraciones suficientes a la vida familiar, como para engendrar una cuota considerable de salidas violentas” explica un estudio reciente sobre violencia familiar en Cuba.

Violencia familiar en Cuba. Estudios, realidades y desafíos sociales (2011) pone por primera vez de relieve un problema muy poco abordado por la oficialidad: el de la presencia cada vez mayor de la violencia en la familia cubana.

Mirado siempre por la burocracia cubana con prejuicio y resquemor el tema de la violencia fue, por muchos años, ocultado en Cuba. Ahora es analizado desde varias ópticas, que van desde las concepciones que legitiman y ocultan la violencia familiar, la violencia en las relaciones de pareja, así como las dinámicas familiares violentas que permiten entender mejor la sociedad cubana contemporánea.

Pablo Rodríguez Ruiz dice en el prólogo que el texto “hace un aporte a la desmitificación del socialismo, contribuyendo a conformar una representación más realista; a concebirlo como una sociedad compleja y contradictoria, en la que tienen cabida conflictos, tensiones culturales, contradicciones e inequidades. En fin, a presentarla como una sociedad sencillamente humana”.

Si bien el tema de la violencia familiar ya había sido abordado en la película de 1979, Retrato de Teresa, aguda reflexión sobre el machismo, lo cierto es que en Cuba el tema de la violencia familiar (y dentro de ella, el machismo) empezó a adquirir tintes de preocupación a finales de los noventa, cuando la crisis económica y moral hizo metástasis desembocando en el llamado Periodo Especial y en una crisis migratoria sin precedentes.

Las investigaciones realizadas en Cuba no permiten caracterizar, en toda su magnitud y complejidad, el proceso de deconstrucción de los roles tradicionales de género, según Alberta Durán. Para la investigadora, “ante el conflicto que se deriva de la presencia de enojo o ira en la pareja, surgen vivencias emocionales negativas o, al menos, desestabilizadoras. Muchas mujeres aumentan el nivel de subordinación, y una buena parte se acoge al miedo; son pocas las que brindan soluciones constructivas y desde la igualdad de derechos, contadas las que desafían al hombre, pero lo hacen desde el irrespeto, lo cual resulta también inadecuado como respuesta”.

En cuanto al tema del machismo, Patricia Gazmuri recuerda que aunque en el último censo la mujer cubana ha ganado un espacio significativo como jefa de hogar, “sin embargo, en el espacio público ha habido una disminución de la representación femenina a medida que se asciende en el nivel de jerarquía. Del total de mujeres empleadas solo el 6,1 % ocupaban cargos de dirección al cierre del 2006”.

En el último decenio en Cuba se ha disparado la desintegración familiar, esto es evidente en la disminución del tamaño medio de los hogares, asociado a la reducción de los niveles de fecundidad y la crisis; han crecido los hogares unipersonales –integrados básicamente por ancianos–; aumentaron los divorcios y separaciones. Aunque el gobierno cubano propugna la diversidad como una de las características básicas de la composición familiar cubana contemporánea, lo cierto es que en los últimos tiempos han ido cobrando fuerza otros tipos de arreglos familiares a la concepción tradicional: las familias monoparentales, y reconstituidas, así como variantes de uniones conyugales sin convivencia de la pareja.

También se hace común un núcleo familiar aun no reconocido desde el punto de vista jurídico (e invisible desde el punto de vista estadístico): el que componen las parejas homosexuales de uno u otro sexo. Por lo que el Código de Familia y los amagos de apertura de Mariela Castro en este tema aún tienen un largo camino por recorrer.

No hay comentarios:

Publicar un comentario