martes, 27 de septiembre de 2011
¿Waco en Centro Habana?
Escrito por Luis Cino Álvarez
Arroyo Naranjo, La Habana
27 de septiembre de 2011
(PD) Desde el 21 de agosto, el pastor Braulio Herrera y más de 60 de sus feligreses -hay quien dice son 72-, entre ellos 10 niños y 4 mujeres embarazadas, permanecen encerrados voluntariamente en el templo pentecostal “Fuente de Vida”, en la calle Infanta, en Centro Habana.
La protesta inicial contra la destitución del pastor Herrera por la Asamblea de Dios, de la que es un disidente por motivos teológicos, derivó en un retiro espiritual por tiempo indefinido (ya dura un mes), en que se ora y se canta en reclamo de la presencia del Espíritu Santo. Los enclaustrados han advertido que sólo saldrán “cuando Dios se los indique”.
En los últimos meses, es raro que pase unos días sin que el gobierno cubano, atenazado por una tensa situación política, económica y social, y muy asustado por las revoluciones árabes, no tenga que hacer el papel de apaga-fuegos con más o menos represión y sus consiguientes costos políticos. Ahora, por si fuera poco, a las protestas callejeras de las Damas de Blanco y los opositores se suma un hasta hoy inédito episodio de fanatismo religioso.
Por momentos, pareció que había una especie de Waco en ciernes en una de las más céntricas avenidas capitalinas. Por suerte, fanatismo milenarista y paranoia policial aparte, dos elementos nada desdeñables en estos casos, parece que la sangre no llegará al río. Gracias a Dios en las alturas, no hay que establecer forzados paralelos entre el pastor Braulio Herrera y sus fieles y el reverendo Jim Jones y los adeptos del People´s Temple que se suicidaron masivamente –o al menos eso cuenta la historia oficial- en la selva guyanesa allá por 1978. Por un problema de idiosincrasia, los cubanos, que sólo simulamos “preferir” la muerte en el himno nacional y en ciertas consignas castristas, tenemos un fino olfato para detectar oportunamente el límite que separan la perreta y el show de la tragedia.
No obstante, el atrincheramiento en el templo pentecostal de la esquina de Infanta y Santa Martha, no deja de ser preocupante por muchas razones. Está rodeado por muchas incógnitas y contradicciones, no se sabe sus verdaderos propósitos, a quiénes beneficia de un modo u otro ni cómo terminará.
Desde sus inicios, ha habido todo tipo de rumores. Muchos de ellos, especialmente los que insistentemente corrieron en los primeros días, los más absurdos, parecían haber sido oficialmente echados a rodar, para enajenarles a los religiosos el favor de la población y justificar una eventual intervención policial. Se decía que un pastor tenía como rehenes a sus fieles, que esperaban un apocalíptico tsunami del que sólo se salvarían los congregados en el templo, y más recientemente, que los religiosos exigían un avión para irse del país.
A partir del viernes 10 de septiembre, un aparatoso operativo policial rodeó las dos manzanas alrededor del templo “Fuente de Vida” y cerró el tráfico por Infanta. La presencia policial se incrementó el sábado 11. Pero a partir del domingo 12 comenzó a disminuir hasta convertirse en una discreta vigilancia. El tráfico fue restablecido por las dos sendas de Infanta el día 15.
El comunicado oficial emitido el 12 de septiembre insistía en que no era un asunto político y que esperaba se solucionara pronto de la mejor manera posible. Pero daba mala espina la preocupación que expresaba el gobierno acerca de las embarazadas sin atención médica y los niños sin asistir a clases. Parecían los motivos perfectos para que la brigada especial de la policía los sacara del templo a como diera lugar. Por supuesto, el desalojo sería con el beneplácito, la bendición y la luz verde del reverendo Raúl Suárez y los demás pastores domesticados del Consejo de Iglesias. Y ni qué decir de la compañera Caridad Diego, jefa de la Oficina de Asuntos Religiosos del Comité Central del Partido Comunista.
Pero luego del comunicado oficial, se ha insistido en que es un retiro espiritual, que dentro del templo hay suficiente agua y comida, que las embarazadas reciben atención médica y que a los niños les están impartiendo clases.
No obstante, mientras el reverendo Raúl Suárez abogaba por una ley que regule la actividad religiosa en Cuba –que seguramente encantará al gobierno que sirve-, una declaración del comité ejecutivo de la Iglesia Evangélica Pentecostal Asamblea de Dios responsabiliza “de estos acontecimientos sin precedentes y de sus consecuencias” al pastor Herrera
A partir de que disminuyó la presencia policial en los alrededores del templo, la prensa internacional acreditada en La Habana comenzó a interesarse por el asunto. Un periodista extranjero logró, tras comunicarse por el móvil con el pastor Herrera, que este se mostrara en la terraza y le hiciera señales con las manos.
William Herrera, hijo del pastor, devenido en vocero del grupo, hizo declaraciones, cargadas de misticismo fundamentalista y con un ligerísimo toque político, a un bloguero y un periodista independiente, en las que dijo que los enclaustrados oraban “por una nueva Cuba sin pecados”.
El pastor Manuel Morejón Soler, supervisor general de la Alianza Cristiana, no tiene claras las motivaciones del enclaustramiento, que según él “ha creado un estado de opinión pésimo contra el cristianismo”.
Se pregunta el pastor Morejón: “¿Cómo es posible que el pastor Braulio tenga comunicación con la prensa nacional y extranjera mientras que por más de tres días han resultado infructuosos los intentos de los pastores de la Alianza Cristiana por comunicarse con él o cualquiera de sus fieles dentro de la iglesia?”
A partir del reavivamiento de la fe religiosa en los primeros años de la crisis de los 90, se produjo un espectacular crecimiento de las iglesias evangélicas en Cuba. Sus miembros, según cifras del Consejo de Iglesias, son 200 000, pero se calcula que por cada miembro activo, concurren tres o cuatro más, por lo que se calcula que actualmente asisten a estos templos más de 800 000 personas.
En estos momentos las iglesias que más crecen en el país son las neopentecostales, caracterizadas por el activo desempeño de pastores carismáticos, que insisten, a través de su peculiar interpretación de la Biblia, en que los problemas que aquejan a sus devotos, incluidos los derivados de la situación nacional, sólo los resolverán si recurren a Dios, el único camino de salvación.
A través de sus plegarias, estos pastores suelen lograr la exaltación de sus fieles, generalmente de bajo nivel cultural, hasta niveles de paroxismo. Algo que no deben dejar de tener en cuenta el MININT y la Oficina de Asuntos Religiosos (es sabido que el Consejo de Iglesias no cuenta) si es que se deciden a tomar cartas en el asunto del templo “Fuente de Vida”. Por lo pronto, sus miembros han advertido que están listos para la glorificación y a morir por Jesús”.
luicino2004@yahoo.com
Foto: Manuel Morejón
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario