Reclaman cese de contaminación ambiental
CIENFUEGOS, Cuba, 18 de octubre (Alejandro Tur
Valladares, Jagua Press/ www.cubanet.org ) -Una docena de ciudadanos residentes
del poblado Guabairo, a 15 kilómetros al este de la ciudad de Cienfuegos, se
apostaron el pasado lunes frente a la entrada de la Fábrica de Cemento Karl Marx
para reclamar el cese de la contaminación que genera la industria y exigir una
solución inmediata.
El grupo de tres mujeres y nueve hombres, incluyendo al Delegado del pueblo, Rafael Ruiz Bravo, se situó frente a la entrada de la fábrica para abordar a Orlando López, director de la Empresa del Cemento, quien intentó evadirlos. Al salir en su vehículo, los pobladores le bloquearon el paso forzándolo a conceder una entrevista en plena vía pública.
Los presentes exigieron al funcionario una solución inmediata que ponga fin a la contaminación que dicen padecer como consecuencia del tránsito de camiones pertenecientes a la factoría. Los camiones corren a gran velocidad levantando espesas nubes de polvo. Este agente contaminante penetra al interior de las casas y provoca, según los lugareños, perjuicios a la salud.
Con anterioridad, el delegado se había entrevistado a solas con el funcionario López y asegura que éste le manifestó tener una resolución que prohíbe a los choferes de vehículos de carga transitar por esa vía, pero los conductores suelen desconocerla, dijo. Tras asegurar que tomaría cartas en el asunto, el director dio por terminada la entrevista.
Insatisfechos por la respuesta dada al delegado, los reclamantes decidieron esperar en la salida de la fábrica a López, que al ver al grupo se sorprendió y reaccionó prometiendo una entrevista con los representantes que elijan los vecinos.
“Estamos cansados de tantas evasivas, promesas banales y la ausencia de soluciones. A los jefes no les preocupa lo que nos pasa, ninguno tiene familia en Guabairo”, expresó Margarito Álvarez Díaz, uno de los presentes, quien dos años atrás fuera sancionado por el Tribunal Provincial de Cienfuegos, por afectar la producción de cemento al detener la estera que conduce hasta los hornos la materia prima con que se elabora el producto, buscando eliminar el polvo que desprendía.
El conflicto no es nuevo, comenzó tras ser erigida la Karl Marx en la década de los ochenta a escasa distancia del batey de Guabairo. Entonces, las autoridades prometieron viviendas fuera de la zona, para garantizar la seguridad y salud de los pobladores. Según el delegado, la industria asignó los dineros necesarios para construir las viviendas prometidas y el gobierno lo destinó a otros menesteres, por lo que la promesa fue incumplida. Durante el tiempo transcurrido, el poblado ha crecido a tal punto que las casas más cercanas a la fábrica se ubican a unos diez metros.
Los afectados se marcharon tras arrancarle la promesa al director de que se reuniría con ellos para discutir una solución, pero dejaron claro que de incumplirse lo acordado regresarán por una explicación.
El grupo de tres mujeres y nueve hombres, incluyendo al Delegado del pueblo, Rafael Ruiz Bravo, se situó frente a la entrada de la fábrica para abordar a Orlando López, director de la Empresa del Cemento, quien intentó evadirlos. Al salir en su vehículo, los pobladores le bloquearon el paso forzándolo a conceder una entrevista en plena vía pública.
Los presentes exigieron al funcionario una solución inmediata que ponga fin a la contaminación que dicen padecer como consecuencia del tránsito de camiones pertenecientes a la factoría. Los camiones corren a gran velocidad levantando espesas nubes de polvo. Este agente contaminante penetra al interior de las casas y provoca, según los lugareños, perjuicios a la salud.
Con anterioridad, el delegado se había entrevistado a solas con el funcionario López y asegura que éste le manifestó tener una resolución que prohíbe a los choferes de vehículos de carga transitar por esa vía, pero los conductores suelen desconocerla, dijo. Tras asegurar que tomaría cartas en el asunto, el director dio por terminada la entrevista.
Insatisfechos por la respuesta dada al delegado, los reclamantes decidieron esperar en la salida de la fábrica a López, que al ver al grupo se sorprendió y reaccionó prometiendo una entrevista con los representantes que elijan los vecinos.
“Estamos cansados de tantas evasivas, promesas banales y la ausencia de soluciones. A los jefes no les preocupa lo que nos pasa, ninguno tiene familia en Guabairo”, expresó Margarito Álvarez Díaz, uno de los presentes, quien dos años atrás fuera sancionado por el Tribunal Provincial de Cienfuegos, por afectar la producción de cemento al detener la estera que conduce hasta los hornos la materia prima con que se elabora el producto, buscando eliminar el polvo que desprendía.
El conflicto no es nuevo, comenzó tras ser erigida la Karl Marx en la década de los ochenta a escasa distancia del batey de Guabairo. Entonces, las autoridades prometieron viviendas fuera de la zona, para garantizar la seguridad y salud de los pobladores. Según el delegado, la industria asignó los dineros necesarios para construir las viviendas prometidas y el gobierno lo destinó a otros menesteres, por lo que la promesa fue incumplida. Durante el tiempo transcurrido, el poblado ha crecido a tal punto que las casas más cercanas a la fábrica se ubican a unos diez metros.
Los afectados se marcharon tras arrancarle la promesa al director de que se reuniría con ellos para discutir una solución, pero dejaron claro que de incumplirse lo acordado regresarán por una explicación.
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