miércoles, 27 de febrero de 2013


Radio Habana Cuba: señales al más allá

 | Por David Canela Piña
LA HABANA, Cuba, febrero, www.cubanet.org -Muchos cubanos han oído hablar de Radio Habana Cuba, pero muy pocos han llegado a escucharla. Seguramente la asocian con la Mesa Redonda, y su estribillo de “este programa será retransmitido por Cubavisión, Cubavisión Internacional, Radio Rebelde y Radio Habana Cuba.” La razón de semejante ironía –ya que su nombre parece anunciar una emisora con sede en la capital, y que transmite para todo el país; cuando en realidad esa pareja nominal responde a una estrategia de marketing– es que los destinatarios no son los habitantes de esta Isla, sino “los amigos” y simpatizantes extranjeros de la política oficial del gobierno cubano.
Para la fundación simbólica de esta emisora internacional, se decidió nada menos que el día Primero de Mayo de 1961, para que no hubiera cabida a la interpretación fortuita. El bautismo sería el Día de los Trabajadores –pues ya se había declarado el carácter socialista de la Revolución–, y el primer año sería el de la invasión a Playa Girón. El objetivo de sus primeras transmisiones fue llevarle al mundo “la verdad” de lo que estaba sucediendo en las arenas de Bahía de Cochinos, al igual Radio Rebelde se fundó para divulgar las noticias de las victorias del Ejército Rebelde. Y así, en pocos años, todos los medios de información (es decir, de propaganda) se fueron convirtiendo en una réplica viral de la célula anterior, y en un clon retórico de la ideología de los gobernantes.
Por causas evolutivas, Radio Habana Cuba se ha ido expandiendo, y hoy tiene una proyección “latinoamericanista”, e incluso filológica. Transmite sus noticias en ocho lenguas: inglés, francés, español, portugués, árabe, quechua, creole y esperanto. Sí, señor, ¡en esperanto! Esa programación debe salir cada 15 días. Además, deberían hacer emisiones en guaraní, sólo que ahora no hay traductor. Y para colmo de utopías, reproducen sus programas informativos por internet, como si no fuera ya lo suficientemente raro imaginar a un turista árabe o a un haitiano pegado de su radio, escuchando noticias que provienen de Cuba.
Pero más interesante debe ser conocer hacia dónde se dirigen esas señales de onda corta y por qué, ya que me cuesta creer que hayan nacido esas variantes informativas de la solicitud de alguna comunidad específica, por ejemplo, de la comunidad quechua.
En el caso del inglés, esta emisora transmite, no para Belice, ni para las islas caribeñas, sino para los Estados Unidos, en sus tres husos horarios principales: la costa oeste, el centro, y la costa este. Y no se transmiten precisamente novelas de amor; pero aunque lo hicieran, sería todavía una política de doble moral. Aquí, las señales de Radio Martí se bloquean porque son “propaganda subversiva” y una injerencia en la soberanía nacional; sin embargo, las transmisiones de Radio Habana Cuba llevan “la verdad” del pueblo de Cuba al pueblo norteamericano. Como dice Erich Fromm, el narcisismo de los países (sobre todo nacionalistas) lleva a una falta de objetividad en el examen de las relaciones con los países extranjeros, los cuales se juzgan según una norma de intenciones malévolas, “en tanto que nuestras malas acciones son necesarias y encuentran justificación en las nobles finalidades que sirven”.
“Silenciosamente”, Radio Habana Cuba sigue informando a los Estados Unidos y a las comunidades latinoamericanas, aunque todo parezca indicar que apenas se le presta atención, de acuerdo con los pocos contactos que se reciben, de parte de los oyentes.
Más allá de cualquier estudio de audiencia real, y probablemente de un impacto mediático significativo, esta emisora sigue enviando sus señales al más allá, aunque es posible que casi nadie las escuche.

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