LUNES, 05 DE AGOSTO DE 2013 03:54
0 COMENTARIOS
Esta nación, situada al norte de Cuba y al este de la Florida, es un archipiélago compuesto por 624 islas, 24 de las cuales son las únicas habitadas. Pertenecen al Commonwealth o Comunidad Británica de Naciones. Su nombre oficial es Commonwealth of Bahamas.
Su sistema de gobierno está definido como "monarquía constitucional", lo cual quiere decir que la reina Isabel II es la que indirectamente gobierna en estas islas. Aunque las Bahamas se definen como nación independiente, es el "Gobernador General" quién nombra a los 16 miembros que componen el Senado de esta nación. La Cámara de Representantes es elegida por la población al igual que el Primer Ministro. Más, y esto es lo importante, es el monarca británico quien designa al Gobernador General. Por lo tanto cualquier definición que se quiera dar de que el gobierno británico es ajeno a lo que ocurre en Bahamas, y que este es un estado independiente con su Primer Ministro y Cámara de Representantes elegida por votación, no se sustenta, ya que ambas Cámaras, una nombrada por el gobernador y la otra elegida por la población, conforman el gobierno.
El caso es que estas islas, uno de los focos turísticos de la crema y nata del jet-set internacional, principalmente de ingleses y estadounidenses, tiene una parte oscura: los campos de reclusión a donde han ido a parar muchos cubanos, incluso niños. Los ocultos intereses que mueven este turismo millonario se ha cuidado de que los medios no la reflejen mucho. Pero todo llega a un límite y ese límite parece haber llegado en este pasado julio del 2013.
Hace ya un tiempo que se oye de los atropellos que se cometen contra los refugiados e inmigrantes clandestinos que llegan a las Bahamas. Los cubanos han sido los más afectados, pero también hay haitianos y hasta brasileños y chinos. Desde 1998 la Comisión Interamericana de Derechos Humanos ha recibido quejas y denuncias de estas violaciones y de la impunidad con que actúan los guardianes de estos campos de reclusión en las Bahamas sin que ningún organismo internacional o los medios denuncien estos excesos.
Casi 20 años lleva esta situación, más en julio de este año llegó al límite cuando videos clandestinos tomados desde celulares muestran a estos policías pateando y arrastrando personas en estos campos de reclusión. La Cancillería de Bahamas se apresuró a negar que estos videos sean auténticos, pero hay suficientes testimonios en estos 20 años que corroboran esta increíble pesadilla en un supuesto paraíso del mundo libre.
Las denuncias ya han aparecido en ACI Prensa de la mano de Rosa María Payá, la hija del fallecido líder opositor Oswaldo Payá y en algunos periódicos de Miami, -no así del mundo-, a raíz de la protesta que organizó el Movimiento Democracia. Estos han pedido una investigación de los hechos, el despido de los funcionarios responsables y el compromiso de las autoridades de Bahamas de que respetarán los derechos humanos de estas personas.
Pero hay algo que curiosamente se ha pasado por alto: el Commonwealth of Bahamas no ha firmado ni ratificado la resolución 39/46 del 10 de diciembre de 1984 de la Asamblea General de las Naciones Unidas contra la tortura, los malos tratos o penas crueles, inhumanas y degradantes, conocidas por sus siglas CAT.
Ha sido diferente la reacción de los medios, el Comité Internacional de la Cruz Roja, cancillerías de varios países y organizaciones de derechos humanos de la ONU con el caso de los prisioneros de la Base Naval de Guantánamo, donde han pedido hasta el cierre de esta prisión. Los detenidos en Guantánamo al parecer pertenecen a una clase superior de prisioneros. Los cubanos no solo sufren en las prisiones en Cuba, sino que también son maltratados, humillados y vejados en otros países. Somos una especie de raza despreciada tal como fueron los judíos antes y durante la II Guerra Mundial.
Da turbación un mundo en que grupos compuestos por cuatro gatos con los bolsillos repletos determinan y dominan basados en sus intereses, cagándose en todas estas declaraciones, reuniones, acuerdos y firmas sobre derechos humanos que vienen celebrándose desde finales de la II Guerra Mundial.
Asombra ver que la soberana de una nación que también participó en esta guerra, que se originó precisamente por el quebrantamiento de estas normas inherentes a los seres humanos y el derecho de las naciones, haga mutis ante estos hechos que se vienen repitiendo desde hace años en las Bahamas.
El título de este artículo lleva el nombre de una famosa melodía de la orquesta Aragón. Irónicamente parece que el mundo baila al ritmo de ese danzón con la reina, despreocupado y con el mismo silencio cómplice.
Para Cuba actualidad: glofran864@gmail.com
Para Cuba actualidad: glofran864@gmail.com