Cuba actualidad, Habana Vieja, La Habana, (PD) A Yunier lo conocí en los portales del antiguo Centro Asturiano, hoy convertido en Sala Universal del Museo de Bellas Artes. Estaba tocando una flauta infantil que actualmente se puede comprar en cualquier shopping por 1 CUC (unos 25 pesos moneda nacional).
Me impresionó escuchar cómo de aquella flauta infantil salían aires eslavos. Y como yo también había comprado una flauta, me atrapó la curiosidad y entablé una conversación con el joven desconocido.
Finalmente me permitió incorporarlo a mi proyecto fílmico "¿Qué quieres que te diga?", donde acumulo el testimonio de este presente que ya es historia. Y lo filmé durante cinco minutos.
Un día caminaba por O'Reilly en dirección a la Plaza de Armas -a veces caminar por Obispo es imposible por la cantidad de personas-, cuando al llegar a Villegas escuchó que alguien me llama. Me vuelvo hacia mi derecha y veo un salón lleno de esculturas, dibujos, pinturas, e instalaciones. Y de entre varias personas, distingo la figura de Yunier, quien me invita a pasar. Y fue entonces que conocí, para mi sorpresa, un mundo dentro de otro mundo.
Yunier me presentó a Leo D Lázaro, quien me dijo, literalmente: "¡Ya estás dentro, no escapes a la aparente calma; afuera, la tempestad... y aquí, el intenso espíritu delicado... espasmo subyacente!"
Me atraparon aquellas palabras. Luego supe que pertenecían a un poema o declaración estética del artista Leo D Lázaro.
A la entrada del local leí: "El Ojo del Ciclón". Y Yunier me presentó además a un grupo de personas, entre las cuales había varios pintores, escritores, poetas, bailarines, restauradores de arte, y milongueros que se reúnen para bailar.
De inmediato capté la magia del lugar: un detenerse en el tiempo que me permitió días después comprender la propuesta conceptual de Leo D Lázaro, conocida como "Arqueología del Presente".
Yunier me comunicó que ya no tocaba la flauta, que se había convertido en una estatua viviente y que ya nos veríamos por Obispo.
Una semana después pude filmarlo haciendo de estatua viviente. Me costó reconocerlo.
Hay muchos hechos que he logrado comprender después de conocer "El Ojo del Ciclón": no se puede estar solo.
A pesar del sufrimiento de nuestra nación, la vida es indetenible. Algunos han navegado con mejor suerte que otros. O se adaptan a las circunstancias de los nuevos cambios en Cuba.
Las personas buscan nuevos espacios donde encontrar nuevas amistades, se relacionan con personas que jamás hubieran conocido. Gente buena, cargada de amor. Y eso ocurre dentro de "El Ojo del Ciclón". Una inmensa familia de artistas que comulgan entre sí. Algo muy escaso hoy en La Habana: paz, amor, y sosiego.
Personalmente, redescubrir "El Ojo del Ciclón" ha sido un verdadero hallazgo arqueológico del presente, según el concepto artístico de Leo D Lázaro. Ya le he dicho a su autor que su taller es un proyecto cultural, una instalación viviente que cada día se renueva a sí misma. Pero también es un "hospital de día", donde está prohibido estar triste.
Para Cuba actualidad: ramon597@correodecuba.cu
Foto: Ramón Díaz-Marzo
Foto: Ramón Díaz-Marzo
No hay comentarios:
Publicar un comentario