"Asentamiento de Lawton"

Breve relato sobre mi visita al escritor Angel Santiesteban-Prats en la cárcel de "Asentamiento de Lawton". Por Aimara Pérez.    04-01-2014 Breve relato sobre mi visita al escritor Angel Santiesteban-Prats en la cárcel de “Asentamiento de Lawton”. Por Aimara Pérez Democracia, Libertad, Justicia4 de enero de 2014 Se encuentra preso sin derecho a salir en un centro de trabajo del MINIT, solo le dan pase por 3 días cada dos meses (cabe aclarar que en casi un año solo ha salido una vez y que en estos momentos todos los reclusos están de pase por 6 días y a él lo dejaron solo en la prisión con el guardia que lo vigila constantemente, asignado explicitamente para velarlo las 24 horas del día). No ingiere alimento alguno del penal, solo cuando su familia cuando la dejan le llevan alimentos en las tardes, ahí aprovecha y come y guarda para el otro día por si acaso. Gracias a eso es que pude llegar a él, como si fuera familia, llevándole algo de comida, mal vive practicamente a base de una sopas chinas instantáneas que son pura agua, producto a eso ha perdido mas de 40 libras, ya ni siente el sabor a los alimentos. Allí nunca ha aceptado usar el uniforme de recluso, tampoco ha aceptado el aseo y las botas que a veces reparten.  Aunque lo encontré un poco deteriorado producto a la humillante situación en que se encuentra injustamente, pude palpar su posición vertical, su seguridad de su inocencia, y sus constantes deseos de lucha por la Libertad de nuestra isla. Mantiene su frente en alto y desde la cárcel les manda a todos los que de alguna manera se han solidarizado con su causa y la de el resto de los presos políticos en nuestra isla, un fraternal abrazo y muchas gracias!!!!.  Aimara Perez. en la cárcel de “Asentamiento de Lawton”. Con Angel Santiesteban-Prats Nota Importante. Un punto que no puedo dejar de resaltar, no niego que pasé por momentos de mucha tensión y nerviosismo, tienen una vigilancia constante, pasaban mucho por enfrente de nosotros, y me costó mucho trabajo tomar las fotos, hablábamos super bajito para que no se escuchara, sin dudas ha sido una experiancia de mi vida super riesgosa, pero valió la pena.