Cuba Actualidad, Centro Habana, La Habana, (PD) La soledad, el desequilibrio y la tristeza, tienen su hábitat favorito en estos días en La Habana. Hay cantidad incontable de desempleados. Eran trabajadores por cuenta propia a quien no se les garantiza encontrar un nuevo puesto de trabajo.
Esto se hace sentir en toda la ciudad, fundamentalmente en los locales que ocupaban y que hoy se ven deteriorados y vacíos.
Lo absurdo de esta situación es la falta de objetividad y sensibilidad de la medida tomada sin sentido alguno, además de la irresponsabilidad ante la ya tan dañada familia cubana. La dirección del gobierno, completamente divorciada de la realidad y las necesidades de la ciudadanía, y con intereses marcados en el ahogamiento económico de los cubanos no asume responsabilidad alguna con los destinos socioeconómicos del país. Sobre la base de la supuesta batalla contra la corrupción y las ilegalidades, dejó sin trabajo y se burló en miles de casos de individuos que confiados en la Revolución, se esforzaron, quemaron sus naves y ahora ven sus arcas vacías y sin esperanza alguna de recuperación.
La carencia de artículos de primera necesidad que estos cuentapropistas garantizaban, aunque con precios elevados, hoy se hace notar.
La dirección del país no calcula el daño que le ha impuesto a la ciudadanía. Bajo la palabrería de un discurso supuestamente responsable, sin necesidad alguna, nos sume en la penosa situación de un nuevo periodo especial.
Tal vez la eficiencia demostrada por los nuevos pequeños empresarios privados, a pesar de obstáculos y dificultades, en contraste con el desastre y la ineficacia de las empresas y entidades estatales, aumentó el pánico del Estado de que esa naciente fuerza pueda ser el fundamento de otras demandas.
Cabe además imaginar que los resultados económicos de los cuentapropistas, quienes por cierto, no cuentan con beneficios fiscales y arancelarios o mercados mayoristas, puedan perjudicar los intereses económicos de la nomenclatura que controla el depreciado comercio estatal en divisas.
Lo más ridículo es la imposición de la satánica ley 113 del sistema tributario del año 2012 que conlleva a la municipalidad a tomar medidas que ahogan y no contribuyen al mejoramiento de la vida de la ciudadanía.
Queda por descontado la inutilidad en que se apresa a los órganos municipales del Poder Popular, quienes ahora no han de encontrar para la población solución alguna y se amparan con un supuesto mejoramiento económico futuro.
Tener más de cuarenta años de edad, haber nacido y vivido los mismos en Cuba, nos ha dejado como experiencia que aquí nada mejora una vez que se pierde. Nos ha dejado como experiencia lo más amargo que puede sufrir un ser humano: la frustración.
La Revolución nos demuestra una vez mas su capacidad de desamparar y de sumir en el olvido el sacrificio de un pueblo que a fuerza de esfuerzos y decepciones, hoy se sustenta de la fantasía de una esperanza trunca y casi eterna.
Para Cuba Actualidad: lizama1961@gmail.com
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