martes, 25 de febrero de 2014

La odisea de dos adolescentes, atrapadas en Siria, para reencontrarse con su mamá

La odisea de dos adolescentes, atrapadas en Siria, para reencontrarse con su mamá

Su madre Surelis Martínez y las dos adolescentes cuentan en 1800 Online, su odisea en Siria y el Líbano hasta su llegada a Cuba. Hoy, en Estados Unidos hacen planes para el futuro, que hace solo un año parecían imposible.
Surelis junto a sus hijas María y Susana ya en Estados Unidos.
Surelis junto a sus hijas María y Susana ya en Estados Unidos.
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Lizandra Díaz Blanco
Las hijas de la cubana Surelis Martínez, de 14 y 19 años, quienes vivieron atrapadas en medio del conflicto en Siria, llegaron recientemente a Estados Unidos, anunció Martinez en el programa de Radio Martí 1800 Online, de Radio Martí.

“Hemos pasado dos noches sin dormir. Ahora mismo hemos llorado recordando el tiempo difícil y nos hemos reído también,” dice tras escuchar una grabación de una llamada telefónica a Siria donde las sus hijas le decían que la extrañaban y ella prometía que las sacaría de allí.

Sobre el reencuentro agregó que está dejando los detalles tristes de la historia para después y por el momento se concentra en la alegría de tenerlas con ella.

María y Susana Toma Halabi se encuentran actualmente junto a su padre en Orlando, Florida, gracias a gestiones del servicio del Programa de Refugiados. Aunque es posible que en el futuro se muden a New York con su madre.

La madre de las niñas había abandonado Siria meses antes de que se desatara el conflicto, con la intención de instalarse en los Estados Unidos, y mandar por las pequeñas. Pero, la situación en este país del Medio Oriente empeoró a ritmo acelerado, y el transito quedó limitado y riesgoso en extremo.

Las adolescentes escaparon de Siria hacia Líbano en compañía de su padre, para luego trasladarse a La Habana, Cuba, donde residieron por aproximadamente un año, en espera de una visa norteamericana.

“Salir de Siria era un problema porque teníamos que velar que la carretera estuviera abierta. Estábamos indecisos que si nos íbamos al Líbano o a Turquía, pero al final fue más fácil para el Líbano. Pero con tremendo miedo por el camino, porque no sabíamos quién nos iba a parar o matar,” detalla María durante la entrevista.

La embajada cubana se negó a proveer de mayor ayuda a los ciudadanos cubanos y sus familiares, que no fuera una visa para la isla, con la condición de que ellos la buscaran en Damasco por sus propios medios. Por los peligros de emprender un viaje así, la mayoría han quedado desamparados por la parte cubana.

No obstante, el embajador cubano en Siria accedió a la petición de Martínez de entregar la visa cubana al padre de las niñas y a su hija menor, a su paso por Beirut. A partir de entonces, Cuba concedió asilo a los dos ciudadanos sirios y entrada a María, nacida en Cuba.

Cuando aterrizaron en Cuba se sintieron a salvo por primera vez en un buen tiempo. “Lo pasamos muy bien. Tuve muchos amigos allá,” comenta Susana con sorprendente acento cubano. En la escuela le preguntaban constantemente de su vida en Siria y les pedían que hablaran árabe.

“El Día del Educador canté y mi hermana bailó árabe”, agrega entre risas la más pequeña, quien asegura que tomar las asignaturas en español no fue problemático, pero la asignatura de lengua propiamente fue “muy difícil”.

Las jovencitas aseguran que han dejado buenos amigos tanto en Cuba como en Siria y mantienen la comunicación con la mayor frecuencia posible. A La Habana llaman por teléfono y a Siria a través de Facebook y el correo electrónico.

María quiere estudiar Relaciones Internacionales o Periodismo, mientras Susana se debate entre seguir los pasos de su hermana mayor, astrología o arqueología, con la indecisión propia de sus 13 años.  Lo importante es que ha llegado para ellas un tiempo de paz, un tiempo para pensar en el futuro, que hace solo un año, en Siria, parecía imposible.

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