Cuba actualidad, Lawton, La Habana, (PD) Ya con poco o casi nada de los olores a orines y la suciedad que se enseñorearon -revolución mediante- en la otrora flamante 'Lámparas Quesada', en la esquina de las emblemáticas y habaneras calles San Lázaro e Infanta, se encuentra la librería Alma Mater.
Contrariamente a lo que pudiera esperarse, la librería vende a precios que quizás anden por encima de las posibilidades reales de los estudiantes universitarios, que tanto en Cuba como en el resto del mundo, clasifican por su no solvencia. Pero eso sí, hay cosas interesantes y valga decir, que esto se mantiene con Feria del Libro en funciones o no.
Como aprendí de mi difunta madre -que en gloria esté-, entré con el aire señorial de quien está en condición y disposición de adquirirlo todo. Con este aire, nariz arriba, se inspecciona todo y se le pone encima la vista a todo, como si efectivamente fuera usted a comprarlo. Esto se hace, aunque no se disponga de un peso CUP para un cucurucho de maní. Así, tendrá usted oportunidad de escuchar cualquier tipo de proposición que usted rechazará con una encantadora sonrisa y un, "...en otra oportunidad, bonita".
Eché un vistazo por la librería Alma Mater y encontré la revista Criterios que dirige Desiderio Navarro. La revista contaba con una excelente edición y un excelente papel. Fue posible con el patrocinio de la Fundación Príncipe Claus –que tantas cosas corte light promueve- para la cultura y el desarrollo. Quién sabe en qué almacén habría invernado desde 2003 –el año de la negra e inolvidable primavera - hasta su aparición en la librería universitaria de la universidad para revolucionarios.
Cerca de mí, husmeaba como yo, un señor mayor que de inmediato logré percatarme de que se trataba de un nostálgico incurable de la era soviética. Es decir, una de esas personas que considera que todos los males de la tierra encontraron cauce y causa en la desaparición del imperio soviético. Un amante trasnochado no solo del socialismo real, sino del oso Micha y hasta del tío Stiopa. Ese tipo de gente que a estas alturas insiste en considerar potable el vodka y a Lenin un santo.
Le comenté sobre la revista Criterios y me dijo algo despectivo sobre que eso era revisionismo. Solo para molestarlo un poco más, le dije que se trataba del socialismo del siglo XXI y que en ese contexto, las ideas de Trotsky "lograron elevarse sobre las miasmas del estalinismo liquidado en 1991". Se puso rojo como un camarón. Me asusté y pensé que le podía dar algo, pero felizmente, no fue así. Se repuso y afirmó que 'eso' –la revista- era disidente. Le dije que al menos, 'era algo'... y que el hecho de venderlo aunque fuera a 25 y 30 pesos CUP los ejemplares, era una señal evidente de tolerancia.
Convino conmigo en la tolerancia y expresó: "Al menos no es disidencia inventada por los americanos". Lo miré con sorna y dije: "...Mucho peor es esta inventada por el gobierno". Entonces, se asustó. Vi el miedo en sus ojos. Se alejó como si hubiera visto a la muerte y me percaté que el ex ministro de repente, creyó ver en mí al aparato a alguien enviado para provocarlo o alguien seguido de cerca por el aparato –mucho peor-. ¡Quién sabe!
Me sentí mucho mejor. Vi el contraste entre este importante o ex importante sujeto y la gente de a pie, que poco a poco y paso a paso deja detrás el miedo y mira hacia delante. Y para ello no tiene importancia que les falte confianza en sí mismos o en lo que tienen por delante. De forma inexorable, la decepción elimina las capas y parcelas de miedo. Es un proceso lento, aunque inexorable. Tanto más enlentecido por estar concentrados -lineamientos mediante-, en lo que tendrán o no para almorzar y/o comer. En fin, se mueve.
Para Cuba actualidad: j.gonzalez.febles@gmail.com
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