jueves, 6 de marzo de 2014

EL COLAPSO

Américo Martín: “Se ha concretado el colapso del modelo económico chavista”; por Alonso Moleiro

Para el escritor y dirigente político las protestas que han sacudido el país están alimentadas por un poderoso malestar producto de una crisis económica de carácter sistémico, cuyas consecuencias se advirtieron hace mucho tiempo. Martín observa poco margen de maniobra para el ejecutivo y aprecia claras señales de ingobernabilidad. La oposición, agrega, debe procurar acercarse a un escenario constitucional.
Por Alonso Moleiro | 5 de Marzo, 2014
Americo Martin “Se ha concretado el colapso del modelo económico chavista” Entrevista de Alonso Moleiro 640
Para el escritor y dirigente político las protestas que han sacudido el país están alimentadas por un poderoso malestar producto de una crisis económica de carácter sistémico, cuyas consecuencias se advirtieron hace mucho tiempo. Martín observa poco margen de maniobra para el ejecutivo y aprecia claras señales de ingobernabilidad. La oposición, agrega, debe procurar acercarse a un escenario constitucional.
¿Por qué piensa usted que se han levantado estos motines?
Como ocurre con este tipo de estallidos, las causas no son unívocas, y al mismo tiempo no son perceptibles sino cuando se manifiestan. Lo que estamos presenciando no es un episodio similar al de las manifestaciones estudiantiles por el cierre de RCTV. Aquella, por su naturaleza, fue una explosión limitada, y sobre todo en cuanto al objetivo. Era una protesta, no se proponía más nada, era una denuncia, el tema ahí no era producir rectificaciones, virajes o cambios de gobierno. En este caso la complejidad es mayor a la de cualquier momento anterior. Incluso es mayor a la del llamado Caracazo de 1989. El caracazo fue la acumulación de las tensiones sociales a partir de la decadencia del nivel de vida del venezolano a partir de 1980. Como recordarás, desde fines del gobierno de Medina, en 1945, hasta más o menos Luis Herrera, los venezolanos tuvieron el más alto nivel de vida del hemisferio, al menos de América Latina. Habitualmente ocupaban ese espacio junto a Argentina, Uruguay y Cuba. Un país sin inflación, con poco desempleo, crecimiento, moneda fuerte y sin ningún problema de seguridad en las calles.  El fracaso del modelo sustitutivo importador comenzó a hacerse sentir en los 80.  El estatismo excesivo, las limitaciones a la inversión extranjera y la repatriación de capitales. Los estallidos tuvieron una deriva de saqueos y pillaje, en parte porque la respuesta del gobierno de Pérez al desarrollo de los hechos fue muy lenta. El gobierno de Pérez nunca se imaginó que las cosas se fueran a escalar de esa manera.
¿Cabe hablar aquí con todas sus letras de un estallido social?
Podemos hablar de un estallido social, sin duda. Se une el reclamo estudiantil , que retoma un puesto de vanguardia, de antorcha de la sociedad, como siempre ha sido en América Latina, con dos factores adicionales. En primer lugar, la abundancia de voceros y líderes. Y que  están participando además los estudiantes medios, una particularidad que se observa sobre todo en Venezuela y en Chile, y que es un hecho aceptado, y digno de destacar.  Los estudiantes han sido vistos en ocasiones como parte de sectores privilegiados del país, aislados en realidades apartadas. Hace rato que eso ya no es así. Hay dos millones de liceístas y unos 400 mil, algo más, estudiantes universitarios. Una de las aristas de esta crisis, de las muchas que tiene, es la del enseñamiento contra las Universidades, el acoso a los profesores, el rezago salarial y la crisis en general de la Educación Superior. La autonomía de las Universidades Nacionales es un criterio muy enraizado en toda la región. Pero no es sólo el tamaño. Esta es una crisis económica grave, producto del fracaso del modelo que intenta implantar ahora Maduro. Era fácilmente previsible, y se había advertido, de por qué iba a fracasar. Básicamente, porque no hay posibilidad alguna de reforma social o aumento de la calidad de vida de la población si no se produce. Venezuela ha seguido descansando demasiado tiempo en la ilusión de que lo que no se podía producir aquí se podía importar. Esa abundancia a partir de los precios petroleros creó la idea de que acá se podían hacer ensayos de expropiación, el desarrollo de modelos imaginarios destinados a estrangular la inversión. El gobierno se dio el lujo de tratar de aniquilar la producción privada, o en todo caso limitarla y perjudicarla, para desarrollar experimentos que no caminaron. Los sinsabores se ocultaban en el dinero de la producción petrolera.  Pasó lo que tenía que pasar: se creó una crisis muy profunda en el aparato productivo, y también en el corazón económico de Venezuela, Pdvsa. La movilización estudiantil concurre con todos los factores de deterioro económico y social, el descontento social.  La concurrencia de esos dos factores me hacen pensar que acá podría venir un estallido mucho peor que del Caracazo, y de lo que ocurrió en el mundo estudiantil a lo largo de los años.
No hablamos de problemas de coyuntura: lo que sucede parece expresar un malestar que tiene un horizonte histórico.
No, no. Por primera vez uno puede decir con toda propiedad que se trata de un fenómeno muy enraizado, muy profundo. Que tiene que tener una salida.
¿A qué atribuye usted el silencio del chavismo activista? ¡Será desconcierto; esperan una orden, se están desentendiendo?
Puede haber de las tres cosas, pero diría que el factor predominante es el desconcierto. El chavismo ha perdido su unidad de respuesta. Eso no sólo se expresa en que existan distintas personalidades que expresan políticas y estilos distintos. También en la falta de participación de los chavistas en los actos de respaldo al gobierno. No es demasiado lo que se ve. Eso ha llevado al gobierno a confiar la respuesta en la calle de las movilizaciones estudiantiles a grupos armados, los grupos paramilitares del gobierno expresados en colectivos. El chavismo no responde con espontaneidad ni con sinceridad; está desbordado por la situación.
¿Podremos afirmar que la situación actual ya expresa el colapso del modelo económico chavista, o piensa que el chavismo tiene margen de maniobra?
Sin la menor duda se concreta su colapso. Eso se puede medir en cifras. Desde el punto de vista productivo quedó en el foso. Este año el país crecerá, si acaso, si es que lo hace, 1 por ciento del PIB.
Sin contar los problemas monetarios, cambiarios y fiscales del gobierno.
Sí, pero esos problemas, expresados así, son derivados. Derivados de qué: de que la economía no produce nada. La economía agrícola está muy lastimada y la manufacturera igual.
Lo mismo que los servicios.
Sí, el comercio. Esto es parte de una misma cosa: si tu no produces, pero tienes un ingreso muy elevado producto del precio de un producto de importación, puedes cubrir por un tiempo las fallas con el dinero, pero tarde o temprano eso va a estallar. Todos los ensayos destinados a sustituir el modelo económico capitalista fracasaron estrepitosamente.
En Venezuela parece estar gobernando una de las variantes de la Liga Socialista que perteneció a la ultraizquierda de los años 70. Un núcleo dirigente dogmático, obcecado, que ni siquiera parece estar dispuesto a revisar lo que ha hecho un país como Ecuador, socio del Alba, para ofrecerle a la sociedad soluciones prácticas. Nicaragua tiene acuerdos con el FMI.
Pese a su pobreza, Nicaragua mantiene incluso un tratado de libre comercio con los Estados Unidos que es extremadamente beneficioso para ellos. No ha aniquilado a las empresas privadas; al contrario. Todo eso pese a lo sinvergüenza que ha resultado ser Daniel Ortega. El caso de Ecuador es interesante: es un país con poca inflación, país en el cual la moneda es el dólar y que no tienen un Banco Central. Correa es un economista de mucha formación y tomó decisiones adecuadas; es un economista egresado de Illinois. Lo que pasa es que es un pedante insufrible.
La pregunta que todo el mundo se hace es qué va a pasar aquí: la más frecuente y la más difícil de responder. ¿Te animas a aproximarte a ese abismo con un pronóstico? ¿Cómo ves la conducción del proceso?
El sólo hecho de plantearse eso así habla de la gravedad del problema y la incertidumbre que cubre el futuro de Venezuela. No soy adivino y mientras más viejo me pongo menos adivino quiero ser. Señalo tendencias. Cómo se desarrollen ellas pasa a ser otro problema. Todo cabe en este momento en lo posible: todo. No pronostico nada de eso; pero veo tendencias claras de ingobernabilidad. No es sólo el fracaso del modelo: los bastones del modelo tampoco funcionan. La renta petrolera no puede resolver ahora este problema. El déficit fiscal es gigantesco, abarca un 15 por ciento del PIB. La sobrecarga del gasto público y los compromisos adquiridos son difíciles de llevar. Hay algo que no se puede devolver: la deuda. La deuda soberana, la deuda del petróleo, es gigantesca, no hay reservas para pagarla. Eso es lo que ha generado el desplome de los bonos de la deuda del mercado internacional, que para sostenerlos el país tiene que pagar un interés demasiado alto, y por otra parte, el cese de las inversiones. Cada vez hay más dudas sobre los volúmenes y la calidad de la inversión. Venezuela tiene uno de las tasas del riesgo país más altas del mundo. No tienes posibilidades de atraer inversiones grandes, estás obligado a pagar una deuda vencida, con riesgo de embargo; no tienes capacidad productiva interna y tu gasto público es estructuralmente regresivo. Por eso mismo, tienes un grave problema inflacionario. Si tienes todo eso, tienes un problema grave. La inflación se puede agravar.
¿Podrá la dirigencia chavista regresarse en el camino hacia el desastre? ¿Tendrá tiempo de tomar decisiones correctivas?
Nunca es tarde si la dicha es buena, dicen. Lo que yo le puedo sugerir al gobierno es que le mande mensajes al país. Que dé muestras de autenticidad que permitan a la gente concluir que la rectificación es sincera. Que tal como lo dijo el propio gobernador Vielma Mora, al cual nadie puede acusar de pertenecer a la oposición, que libere a los presos políticos, a Iván Simonovis y Leopoldo López; a todos los estudiantes; a tomar decisiones racionales; cambia su lenguaje respecto a los que se le oponen, que anuncie su disposición a rectificar en materia educativa, económica, y llama a concertar en alto nivel con los sectores productivos privados, para reactivar la producción nacional. Son detalles, cada uno de ellos suma. Gran parte de la crisis tiene que ver con la confianza; la confianza en el gobierno está vulnerada y el gobierno hace muy poco para hacerla respetar. Si es que hay tiempo para eso. La única respuesta de la que disponemos va en la dirección contraria. La verdad, y lo más grave, es que quisieran mandar una respuesta pero no pueden, porque son víctima de su propio engranaje; de las luchas internas, de su propia dinámica interna.
Comienza a sentirse la ausencia de Chávez en el gobierno. Lo que tanto se anunció: que los factores en pugna terminen fagocitándose; que no se tomen decisiones y quede perjudicada la marcha del gobierno.
Tampoco Chávez hubiera podido con la magnitud de esta crisis económica. Habría tenido que rectificar. La habilidad de Chávez consistía en aplazar las crisis internas, mantener la cohesión y una adhesión de militantes por la vía de la mística. El actual gobierno parece impedido de hacer eso mejor. Para Maduro el diálogo es vital para su propia sobrevivencia; mucho más que para la oposición.
Tiene que estar en un problema muy serio un gobierno que recibe a la dirigencia de Fedecámaras en Miraflores para que ésta le diga cosas que no quiere oír frente al país.
Eso sería lo normal. Claro, la cosa es cómo son ellos; la cultura de comportamiento del chavismo. La gente ve con asombro ese paso normal porque ellos han construido una ideología y un modelo basado en la división del país. Establecer un modelo para obligar al resto del país a someterse a él. Esa división es obra de Hugo Chávez. La heredó Maduro, la cultivó, y ahora es víctima de ella.
¿Podemos decir que esta crisis es sistémica? Toca todas las costuras del chavismo?
¡Claro!
¿Cómo evalúas la conducción de la oposición de este proceso? El ambiente del país cambió de un día para otro el 12 de febrero.
La gente le pide a la Oposición cosas que no puede dar. Hay mucha ansiedad, y claro, la gente tiene razones para estar ansiosa. La oposición es plural, afortunadamente, de no serlo no podría ser la expresión del país. Eso significa que su Unidad esta estructurada en torno a causas grandes, dentro de las diferencias. Por ejemplo, para ganar las elecciones, o enfrentar la represión. Sin esas causas, la unidad absoluta es innecesaria. Lo normal en un país democrático es que todos los factores ocupen su puesto con la distancia requerida. La democracia cristiana, la socialdemocracia, el partido socialista, el comunista: estarán unidos si necesitan hacerlo en torno a un objetivo muy grande, absolutamente necesario. En este caso, derrotar al chavismo. Cuando lo que está amenazada es la democracia, en un feroz marco represivo como el actual, todos vuelven al frente unidos. Por eso he dicho que, pasadas las elecciones era inevitable, y necesario, que aparecieran nuevos líderes. Los grandes momentos de unidad han sido así en la historia: para enfrentar al nazifascismo acordaron en una plataforma personajes tan disímiles como Churchill, Stalin y Roosevelt. La oposición no se ha dividido y lo que ocurre es completamente normal. La diferencia es que ahora se ha reactivado bajo el impacto y el dinamismo del movimiento estudiantil. El movimiento estudiantil vuelve a colocar esta crisis frente a una tarea común: enfrentar esta crisis, superarla, y restablecer la democracia.
¿Y eso cómo se hace? ¿Cómo llegamos hasta ahí con un mecanismo incruento?
Los escenarios cruentos siempre son malos. Podrá decir algunos que necesarios, o inevitables, pero nunca son deseables. Escenarios como el de Ucrania, o mejor el de Siria, que es más violento, se presentan, no se desean. Se asumen y ya. En 1948, en un momento decisivo de la vida colombiana, Jorge Eliécer Gaitán le dijo a Mariano Ospina Pérez en un discurso memorable: “Su sola voluntad bastaría, señor Presidente, para restablecer la calma y la paz. Queremos la paz, profundamente: pero que circunstancias inesperadas no cambien nuestra voluntad.”
La oposición puede y debe acercar el nudo de esta crisis a un escenario de consulta nacional.
No le queda más remedio. La oposición ha ratificado cosas muy importantes: que el camino es la paz; no ceder a la violencia; no confundir a los adversarios en una sola cosa, saber distinguirlos. Eso se manifestó en la extraordinaria marcha de María Corina Machado al cuartel general de la Guardia Nacional. Lo que les dijo es fundamental: el proceder de los asesinos homicidas que cegaron la vida de los estudiantes no puede inculpar a toda la fuerza como cuerpo armado. Llevó una carta en donde se les dice eso. Lo cual llevó entonces a Aristóbulo Istúriz a pedirle en Miraflores un aplauso a la Guardia Nacional: comprendió que la institución quedó tocada con el gesto de María Corina.
¿Lo que está pasando es bueno o malo?
Ni bueno ni malo. Es lo que está pasando.
¿Usted se siente optimista o pesimista con este proceso que acaba de desencadenarse?
Ni pesimista ni optimista. Soy realista.

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