viernes, 30 de mayo de 2014

La cabeza del dictador

Luis Tornés Aguililla
Cuba actualidad, París, Francia, (PD) En 2008, unos tipos que saben de ruinas, encontraron en la desembocadura del río Ródano, en Francia, la cabeza esculpida en mármol de Julio César, el grande, el que después de pasar el Rubicón se cargó al más pinto en Roma antes de tirar por la borda lo que quedaba de la República.
Después, los mismos sabihondos que en Francia son casta en levitación etérea, dijeron que la cabeza de César fue encontrada en el fondo del río porque en cuanto se supo que al "Dictator perpetuus" le habían dado veintitrés puñaladas, todo aquel que tenía un dibujito, un busto, un escrito, un pañuelo, un diploma o un imperdible de pañal dado o mandado a dar por el susodicho, lo arrojó al Ródano para evitarse problemas en caso de un chivatazo político que muchas veces desgraciaba destinos individuales por meros celos, por envidia o simplemente por las ganas de hacerle talco la vida al vecino.
El amable lector constatará que nada ha cambiado en estos últimos dos mil años, pues lo mismo pasó en Francia en 1940 cuando llegaron los alemanes a los pueblos galos, lista en mano, buscando a Fulano por comunista y a Mengano por desafecto "al proceso de ocupación", sin hablar ya de Berlín. Pero más tarde, en 1945, llegaron los aliados también con sus listas verificaditas a dar estaca a dos manos. Como diría la gente culta: el mundo es ansí.
Para concluir y volviendo al primero de todos ellos, digamos que César promovió la villa de Arles, municipio donde se encontró la ilustre testa, a la dignidad de colonia romana en el año 49 antes de Cristo, y que dicha promoción fue para agradecer a su población el haber tomado su partido durante la guerra civil entre los años 49 y 46.

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