Oswaldo Godoy: “La autocensura es la peor epidemia pública”
Médico epidemiólogo, Oswaldo Godoy no ve a Venezuela en emergencia sino en terapia intensiva. En la misma situación ve al gobierno
—A dos años de su destitución como epidemiólogo del hospital Vargas, ¿encontró la vacuna para opinar sin ser despedido?—Tan difícil como que un médico militar no se moleste cuando le recuerdan que este hospital fue construido en tres años hace un siglo, mientras el área de emergencia lleva cinco años en remodelación.
—¿Está Venezuela en sala de emergencia?—Más bien en terapia intensiva.
—¿El diagnóstico?—De pronóstico reservado… Venezuela es un abismo que se mueve entre el vértigo y la anarquía.
—¿La epidemia nacional?—La inflación, la inseguridad, la ineficiencia y la corrupción.
—¿Infectó los hospitales?—Tanto, que un barril de petróleo a 100 dólares no refleja ningún indicador de progreso. Apenas en 1999 se desmanteló la dirección general de Malariología.
—Aparte del paludismo, ¿otra plaga que arreció luego de ser controlada el siglo pasado?—La estructura organizativa en los hospitales.
—¿Un síntoma?—La salud del país está en el suelo. Antes de 1998 el sector privado se mantenía inmune. Hoy el sector público no analiza ni las causas de hospitalización en los hospitales. Todo lo alcanzado por la democracia, con todo y sus vaivenes, se perdió.
—¿La inmunización?—Un buen gobierno en el área de salud, sin que se vista de rojo.
—¿Una muestra de sangre del país?—Arrojaría que Venezuela tiene hoy mala sangre. Los programas no funcionan.
—¿Y la tensión?—Hipertensión maligna estructural.
—¿Temperatura?—¡40 grados!
—¿El parásito social?—La politiquería.
—¿Una peste más fuerte que el odio?—La incapacidad oficial.
—¿Una plaga reductible?—Abordar el problema de la impunidad.
—¿Lo revolucionario de la Medicina del siglo XXI?—Mucha tecnología nueva.
—¿Y del socialismo del siglo XXI?—Los negocios que han hecho con esta tecnología. Pregúntaselo a la presidente de Argentina y a los últimos ministros del área.
—¿Cuándo es un negocio la Medicina?
—No lo es, aunque llama la atención que fue en este gobierno cuando se incrementaron los costos.
—No lo es, aunque llama la atención que fue en este gobierno cuando se incrementaron los costos.
—¿Cuándo es buen negocio para la población?—Haciendo bien las cosas. En 1969 el hospital general de Coro fue un ejemplo de organización bajo la dirección de Pedro De Armas, que era de izquierda… ¡Así sí me convierto en un izquierdista radical!
—¿Un tratamiento radical?—Que se respeten los niveles profesionales, sea cual sea la ideología.
—¿Quieren asfixiar al sector privado?—No, el gobierno tiene sus pólizas con este sector; ¡entonces no me vengan a hablar de comunismo! Hay clínicas privadas que tienen menos camas que un centro público y, sin embargo, atienden más pacientes; mientras la estadía del paciente en uno público es de 20 días, en el privado no supera los 3 días.
—¿Operaría al proceso?—Le trasplantaría niveles técnicos eficientes… ¡Y derechos humanos!
—¿A la oposición?—¡Ay, caramba!.. Le trasplantaría más eficiencia.
—¿Otra endemia crucial?—Aparte del dengue y la malaria, el descontrol total del cuerpo nacional.
—¿Una secuela?—Que este gobierno perdió su contacto con los sectores más deprimidos. Aumentó la pobreza.
—¿El antídoto?—Mejorar la educación y no politizarla. Acabar con la cultura de la muerte.
—¿Otro gran negocio?—El homicidio ha sido un buen negocio para el gobierno, aunque no digan la verdad total.
—¿Cuánto cuesta enfermarse en Venezuela?—Muchísimo, ¡pero muchísimo dinero!
—¿Se extinguen los José Gregorio Hernández?—Los hay, pero también tenemos derecho de comer.
—Chávez ponía a este santo como ejemplo…—Sí, aunque cuando su papá enfermó fue internado en el Hospital de Clínicas Caracas.
—¿Un prócer del sector?—Jacinto Convit, con quien trabajé en Boconó en 1965, apenas me gradué.
—¿La misión que falta?—¡Pedir socorro!
—¿Volverán los glóbulos blancos?—(Carcajadas) Estos también tienen su límite.
—¿Y los rojos?—No sé dónde se meterán ante tanta incapacidad.
—¿Cuál dominará?—Ninguno, porque los valores en este país se normalizarán a través de un trabajo con pasión.
—¿Alteran los valores autóctonos sus colegas cubanos?—Sí, porque reciben un mejor trato… ¿Dónde están los resultados específicos de estos médicos?
—¿Iría en misión a Cuba?—Me enviaron en 1999 para observar su organización y no vuelvo por la vigiladera que me montaron. Lo de Cuba es imposible en Venezuela, sobre todo por los parámetros de violencia que implica.
—¿Está dividido su gremio?—Estamos en desbandada, pero queda mucho recurso humano de gran valor.
—¿Qué agradece la epidemiología a la revolución?—Nada; la han destruido por completo. Hay muchos epidemiólogos que tiene miedo a opinar.
—¿Es otra epidemia la autocensura?—La peor que pueda tener una institución pública.
—De volver al cargo, ¿reincidiría en la denuncia?—Siempre he sido denunciante. Tengo 73 años y digo la verdad. Ya una vez me botaron, durante el gobierno de Lusinchi, por reducción de personal.
—¿El virus más venezolano?—La indiferencia.
—¿La patología del gobierno?—Se ha convertido en un cáncer.
—¿Amerita quimioterapia?—(Risas) Terapia intensiva, con el agravante de que no hay insumos.
—¿El cuadro clínico de la MUD?—La desunión de sus células.
—¿Son regenerables?—Siendo sinceros con nosotros mismos y responsables con las nuevas generaciones. Decir siempre la verdad aunque esta acarree la muerte.
—¿Y las defensas de la revolución?—Son irrecuperables.
—¿Se impacienta el soberano paciente?—Se impacienta porque sus problemas mentales han aumentado.
—¿La cura?—Que nos respetemos. Pensar más en el país que en nuestros intereses.
—¿El antibiótico natural?—La responsabilidad individual.
—¿La próxima epidemia?—Que este gobierno caerá por su propio peso.
—¿Tanto engordó?—Solo sus jerarcas.
—¿Una dieta?—Que se acabe la impunidad.
—¿La malaria sociopolítica?—El hambre.
—¿Qué pasaría en Venezuela si este flagelo no terminara de erradicarse?—Una respuesta no muy saludable: guerra civil.
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