miércoles, 2 de julio de 2014

El caballero de Jesús del Monte


El caballero de Jesús del Monte

El régimen monta en cólera cuando un periodista independiente saca a la luz estas personas abandonadas por la Seguridad Social que pululan en las calles de La Habana


Joaquín Ferrer, El Caballero de Jesús del Monte_foto de la autora
Joaquín Ferrer, El Caballero de Jesús del Monte_foto de la autora
LA HABANA, Cuba -En la calle Monte, en la Habana Vieja, se desplazan en todas direcciones una gran cantidad de personas, por haber allí varios establecimientos comerciales y gastronómicos.
En la esquina con la calle Ángeles se estaciona diariamente Joaquín Ferrer, de 79 años de edad, que es impedido físico y débil visual. Su ex esposa, de nombre Emilia, le permite vivir en su casa, en la calle Vigía en el Cerro, pero no se ocupa de él, ya que no existe ningún vínculo. Además, ella también está enferma y se mantiene de una pensión. No tuvieron hijos.
Joaquín no recibe pensión de jubilado porque, a los 52 años de edad, sufrió un accidente doméstico quedando ciego de un ojo. Al pasar de los años empezó con los trámites para que le dieran “la chequera”, pero como no tenía acumulado los años de trabajo que exige la ley, no se la dieron.
Con esta difícil situación personal, Joaquín decidió pedir limosna. Pone su deteriorada gorra a disposición de todo el que pase por esa zona y le pueda echar unos centavitos, y así poder reunir para comprarse una croqueta y a veces un pan con tortilla; lo que sería su alimento de todo el día.
Él habla de su actividad diaria como de un trabajo; lo único que se pasa más de ocho horas de pie, a lo que ya se ha acostumbrado. Según dice, eso es lo que le ha deparado esta vida. En su rostro se refleja la pobreza y la falta de higiene; y las ganas de algún comer un plato caliente, digno de un ser humano.
Los que lo ven todos los días parado en el mismo lugar lo llaman “El Caballero de Jesús del Monte”. Algunos pasan a su lado con indolencia, otros se apiadan de Joaquín y le dejan caer una limosna en la gorra, a veces hasta una moneda amarilla de un peso. Él, que apenas ve, las conoce por el tacto.
El régimen monta en cólera cuando un periodista independiente saca a la luz estas personas que pululan en las calles de La Habana, pero no hace nada para atenderlos y darles refugio. Sin embargo, los medios de difusión constantemente se refieren a los “homeless” en Estados Unidos y sacan fotos y videos para resaltar lo “malo” que es el imperialismo.

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