lunes, 4 de agosto de 2014

Cuando el Estado es mala paga

Cuando el Estado es mala paga

Las instituciones estatales dejan de pagar a los trabajadores de cooperativas agrícolas, pero los amenaza con decomisos si no pagan sus impuestos.
Por favor no pensemos en un país capitalista colmado de explotados y explotadores, antimotines, manifestantes, barricadas, gases lacrimógenos, porrazos, pedradas, balazos de goma y cañonazos de agua.  Se trata de Cuba socialista, en donde  75 trabajadores agrícolas esperan desde hace 5 meses que el Gobierno le pague el salario que les debe y ni siquiera se escucha el zumbido de una mosca.
Acorde a las informaciones del colaborador  Yuri Peraza, los trabajadores de la Unidad Básica de Producción Cooperativa (UBPC) Julio Antonio Mella, de la localidad de Tirado, en el municipio San Luis de la provincia de Pinar del Río, hasta hoy no han recibido un centavo de  salario devengado desde el mes de marzo del presente año.
Según Peraza, dicha cooperativa cumplió su plan de producción de cultivos varios valorado en 2 millones de pesos, por el cual debe pagársele a cada obrero un monto de entre 3.000 y 5.000 pesos (cup), según su desempeño. 
Lo desconcertante del caso es que la dirección municipal y provincial de Agricultura, incluso el propio Ministerio, se han desentendido del asunto y los angustiados trabajadores se quejan de "no tener dinero ni para comprar la cuota de pan asignada por la canasta básica".
Al preguntar, vía telefónica, en la Dirección de Atención a la Población del Ministerio de Agricultura, la funcionaria encargada de recibir las quejas  respondió: "Existe el arreglo con los trabajadores de  las UBPC de dirigirse al sindicato ante estos problemas". Y prometió también "ocuparse del asunto" ante mi insistencia.
Por otra parte, la secretaria de la Dirección de Base Productiva del propio Ministerio, alegó "tener conocimiento del impago salarial a los trabajadores de la UBPC Julio Antonio Mella gracias a la prensa local", pero el único facultado para dar información sobre el caso era su jefe.
Este señor nunca apareció. "El compañero está reunido", fue la contestación recibida tras varias llamadas.
Lo comprobado es que a las burocracias climatizadas del Ministerio de la Agricultura y el Sindicato de Trabajadores Agrícolas les importa un bledo que estos 75 guajiros reciban el pago por trabajar de sol a sol sembrando y cosechando malanga, tomates, habichuelas,  plátanos y cuantas viandas y hortalizas llegan atropelladamente a nuestros platos.
En honor a la verdad, debemos declarar que de los 75 trabajadores perjudicados solo Yosvany Sacramento, Yusbel González, Ana María Hernández, Osniel Tapia, Mayra Fonte y Pedro González, estuvieron dispuestos  a protestar y recurrir al periodismo independiente. El resto manifestó "tener miedo".  Lastimoso promedio donde los pusilánimes representan el 92%.
Amén de todas reformas económicas y levantamientos de prohibiciones instrumentados por el nuevo modelo económico propulsado a paso de jicotea por el octogenario Raúl Castro, lo cierto es que los burócratas y sindicalistas del oficialismo siguen siendo los mismos indolentes y untadores de vaselina de siempre.
Haciendo un sondeo telefónico con algunos colaboradores del municipio Los Palacios, en la propia provincia de Pinar del Río, se pudo comprobar que existe un número considerable de campesinos afectados por la falta de pagos. Incluso algunos esperan desde hace dos años  por la liquidación de las cuentas que el Gobierno les debe, pero dichos perjudicados le tienen un miedo atroz a las autoridades.
Lo paradójico de la historia es que el Estado cubano exige a los cuentapropistas el pago puntual de sus impuestos y, para dicho fin utilizan un conjunto de medidas coercitivas donde sobresalen las amenazas de decomisos y otras sanciones.
Y, aunque el castrismo no permite ningún tipo de protestas callejeras, ni el derecho a la huelga institucionalizado por las organizaciones obreras internacionales radicadas en Ginebra, ya es hora de que los cubanos exijan esta suerte de escudo para defenderse de los abusos de poder de aquellos burócratas y funcionarios insensibilizados con sus problemas. 
Si en cualquier parte del mundo capitalista una protesta por falta de pago es justa, en Cuba debe ser igual.  La  realidad es que este derecho no se mendiga, hay que conquistarlo.
Basta ya de que las únicas manifestaciones callejeras permitidas sean para protestar en contra  la homofobia. Es hora de que los trabajadores cubanos tengan en cuenta, que sus ovarios y  testículos no son una reserva para la práctica del sexo placentero como indica Mariela Castro, sino que también debemos  utilizarlos para exigir nuestros derechos.

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