CUBA: El gran bistec.
Por E. A. González.
Por E. A. González.
Sí que somos afortunados los cubanos, al país que es Cuba y de eso se trata y no otro; llegaron dos notables visitantes, las directoras de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la también directora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), ambas damas arribaron a La Habana cumpliendo una rápida agenda que aparentemente no les permitió familiarizarse con las realidades de una dictadura que desterró la libertad y pervierte el derecho; pero esto es mucho pedir. Dejando a un lado la situación epidemiológica de un país donde convergen epidemias y condiciones higiénicas críticas, las nombradas e ilustres visitantes se emplearon a fondo en temas de alimentación en un país de escases, desastres económicos, libreta de racionamiento y economía centralizada.
Según las directoras de tan afamadas instituciones de salud, hemos cambiado los hábitos alimenticos tradicionales “como resultado, la comida chatarra se ha convertido en el principal producto alimenticio a nivel mundial y la demanda de carne ha aumentado, obligando a muchos países a cambiar de forma radical sus prácticas agrícolas tradicionales”. Preocupadas por la salud y alimentación de la población recomiendan prohibir a los cubanos comida chatarra, porque “va a hacer mucho daño a sus niños”. Todo esto en un país donde la libreta de racionamiento ya cumple más de 50 años. Un certero articulista señaló lo siguiente: ¿Tal vez…., llegaron a sus conclusiones después de desayunar agua con azúcar, almorzar picadillo de cáscaras de plátano, y cenar bistec de frazada de limpiar el piso?
Pero no son estas las únicas visitantes que por la isla han arribado. Más reciente el presidente chino Xi Jinping llegó a La Habana buscando expandir, como ya hizo en Sudamérica, la influencia capitalista del gran país comunista que es China. El líder de la segunda economía capitalista del mundo y la sociedad comunista más próspera, gracias a un capitalismo salvaje aplicado a rajatabla en ese país, arribó a La Habana y se reunió con el Comandante en Jefe. Todo esto para que este sujeto, siempre con ínfulas de líder y que ya perdió los referentes normales de la realidad, le explicara al dictador chino sus planes para aumentar la producción agrícola en el mundo. Recordemos que el desquiciado personaje ahora reflexiona pues dicen que ya no gobierna; con sus ideas avanzadas para paliar el hambre del mundo y considerando él mismo que China y Rusia encabezaran un nuevo orden mundial, el problema pues ya está arreglado. Vamos a ver si desaparece la libreta de racionamiento en Cuba y los niños por fin tienen su tan publicitado vaso de leche y su cuota de carne de res.
The Big Texan Steak Ranch. Amarillo, Texas
La historia más reciente de Cuba está vinculada a la carne de res. Extraña circunstancia pero es así. Un conocido intelectual cubanonos recuerda que cuando triunfó la Revolución (1959), Cuba tenía mayor cantidad de reses que habitantes; arruinada la producción ganadera por la administración revolucionaria, esto se acabó. Pero el asunto es que tan eximio intelectual asegura que a pesar de esto antes del 1959 los cubanos lo que comían era un producto de la peor calidad, un picadillo (carne molida) porque la carne de primera era privilegio de pocos. Fue entonces que llegó la revolución salvífica (“llegó el Comandante y mando a parar”) para darnos el privilegio de tener todos una carne de res de primera en nuestras mesas…, eso sí regulada por la libreta de racionamiento. Sigue diciendo su ilustrísima, que fue así que a los cubanos a partir de la implementación de la libreta de racionamiento “se (les) obligó a todos, si no a consumirla, al menos a comprarla”. ¡Habrase visto tanto cinismo!
Lo cierto es que ahora la libreta de (des) abastecimiento muestra cuan insignificantes son las cantidades de los productos normados que venden para los que aún no tienen dólares para comprar en la tiendas donde se paga con la tan odiada moneda. La actual cuota mensual por persona es de cinco huevos, una libra (460 gramos) de frijoles, cuatro libras de azúcar, media libra de aceite, una libra de pollo, siete libras de arroz, cuatro onzas (115 gramos) de café, un paquete de pasta. Incluye otras 11 onzas (316 gramos) de “pollo por pescado”, pues ya no se entregan productos del mar, y media libra de picadillo de soja. Los niños de hasta siete años reciben tres kilos de leche en polvo al mes y los de entre 8 y 13 años tres bolsas de yogur de soja por semana. Los enfermos reciben dietas médicas y las mujeres toallas sanitarias.
Atrás quedaron los tiempos en que los niños y enfermos con dietas especiales recibían una cuota de carne de res. Todo parece indicar que esta ha sido sustituida por carne de pollo. Siempre el cubano tiene la opción de comprar la carne de res en el mercado negro con todos los riesgos que esto conlleva o comprarla en las tiendas administradas por el gobierno que venden en dólares. En este punto quiero recordarle al distingudio profesor que habló de la prerrogativa otorgada por la revolución a comer la privilegiada carne de primera; que en la Cuba del año 1958 una libra de picadillo (carne molida) de primera costaba 20 centavos ($0.20), hoy el picadillo de primera, importado, vale algo más de dos dólares la libra; cifra que equivale a lo que gana en dos días de trabajo un cubano con buen sueldo.
Como ya no hay carne de res por la cuota, las cantidades que se daban en fechas muy anteriores han desaparecido de las referencias. No dudemos que aún se mantenga la asignación; siempre acordarse del sabio juego de palabras que tanto conocen los cubanos en relación a los productos normados en la tarjeta de racionamiento: “hay pero no te toca, te toca pero no hay”.
The Big Texas Steak 72 oz.
Lo cierto es que se mantiene una asignación de carne de res mensual de dudosa calidad para niños menores de 7 años que reciben 0,5 kg (17,63 onzas) y enfermos con diferentes patologías, como diabetes o cáncer. La venta la proporciona el gobierno para estos últimos una vez al mes desde 0,5 (17,63) a 1,5 kg. por la libreta de racionamiento en dependencia de la enfermedad.
Pero hay buenas noticias, hace dos meses se informó en La Habana del regreso de la carne de res a la cuota alimenticia del cubano. La noticia, de significada importancia histórica, dejó sorprendido a todos.
He reflexionado en todo esto porque recuerdo en mis últimos tiempos en La Habana que un amigo, que era visita habitual los domingos al almuerzo, llevaba una vez al mes su cuota de carne de res que preparábamos con esmero para una comida en ocasiones de 6 comensales. En un viaje reciente de fin de semana visité la vecina ciudad de Amarillo aquí en Texas y es por esto que retomo el tema de la carne de res.
En esta ciudad sobre la Interestatal 40 se encuentra un novedoso restaurante o steak house como aquí le conocen, llamado: The Big Texan Steak Ranch. La especialidad de este restaurante es un bistec de 72 onzas que usted puede dar cuenta del mismo sin costo alguno siempre que se lo coma completo, si no se lo come pues prepárese a pagar 72 dólares por el bistec. Muy pocos logran pasarse por el tragadero el consabido big texan o bistec de 72 onzas; que les recuerdo son 4,5 libras. El record en esto de comerse tan pantagruélico bistec lo tienes un mujer de Nebraska de nombre Molly Schuyller y con solo 125 libras, de peso no de bistec…, que se engulló el bistec de 72 onzas en tan solo 4,58 minutos.
Esta mujer devoró en 4 minutos la cuota mensual de carne de res de 4 niños cubanos menores de 7 años, y les digo que las ofertas de este restaurante están muy lejos de la consabida comida chatarra. No me preocupo…, hoy comeré un guiso de maíz tierno con dos rebanadas de pan, es suficiente.
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