Cuba actualidad, Marianao, La Habana, (PD) La carreterita del Lucero fue para el niño que fui, un camino mágico, mientras no la conocí.
Teníamos unos familiares matanceros, Pilar y su esposo el dulcero Alonso, de Versalles quienes solían visitarnos en Arroyo Apolo, y toda la familia le recomendaba “que cogiesen por la carreterita del Lucero” para abreviarse el camino de regreso, aun cuando ya existía la moderna Vía Blanca.
Como casi todos los habaneros sabemos el Lucero conecta a Mantilla con la Calzada de Güines, que deriva en la Carretera Central.
Hoy sé que exagerábamos, pero, entonces nos parecía El Lucero una suerte de alfombra mágica que depositaría a nuestros queridos matanceros en la puerta de su casa sin mucho esfuerzo.
La diminuta vía sigue allí, soportando a sus flancos un cementerio de ómnibus que sirve de solaz a garzas y auras tiñosas.
La he recorrido a pie, bajo el sol inclemente: vestigios de su magia en mi memoria.
*Para mi amiga matancera Silvia Sarasua
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Autor: Rogelio Fabio Hurtado
