viernes, 2 de octubre de 2015

Refugiados no, rehenes de Cuba


Cuba exige el equivalente a 17 meses de salario por el chequeo médico de los refugiados

 |  |  2 Comentarios comment count

Jorge Luis, en protesta ante la sede del gobierno de Puerto Padre (foto del autor)
Jorge Luis, en protesta ante la sede del gobierno de Puerto Padre (foto del autor)
LAS TUNAS, Cuba – “Me voy a inmolar y usted verá como ningún otro preso tendrá que pagar chequeos médicos”, decía a este corresponsal Jorge Luis Parra Mora, acusado en 1992 por propaganda enemiga, ahora acogido al programa de refugiados y quien, por concepto de chequeos médicos, ya pagó 60 mil pesos a las autoridades cubanas, a las que la semana pasada emplazó con un dilema: “¡Ni un centavo más: el chequeo médico o me planto hasta la muerte!” Jorge Luis llegó a prometer que se pegaría fuego a la vista pública.
Un documento que dan a los refugiados cuando están a punto de marcharse es un pequeño libro azul que dice en su carátula Bienvenido a Estados Unidos, Una Guía Para Refugiados. Y dentro, dice a quienes pretendan conseguir asilo estadounidense que “es menester que usted y su familia tengan exámenes médicos. En casi todos lados son gratis”.
Pero en Cuba esos exámenes médicos no son gratis –como se anuncia el sistema de salud cubano ante el mundo y ante sus propios ciudadanos–, sino excesivamente caros, como si se hicieran a turistas y no a personas que salen de su país por discrepar con el gobierno y ser perseguidos. Parra Mora mostró para este reportaje una factura comercial acuñada a su nombre en el hospital general docente Ernesto Guevara de la Serna, de Las Tunas, con el cuño de “Turismo de Salud”.
El gobierno cubano exige que los aspirantes de refugio hayan facturado 400 CUC por servicios de salud (foto del autor)
El gobierno cubano exige que los aspirantes de refugio hayan facturado 400 CUC por servicios de salud (foto del autor)
Por examinar a niños deben pagarse 200 pesos convertibles (CUC, equivalentes a dólares), mientras que los adultos pagan el doble. Llevados a pesos cubanos, lo que debe pagar cada mayor de edad por un examen médico –de sangre, radiográfico demás pruebas rutinarias– similar a cualquier otro que se hace en el país, asciende a más de 17 salarios promedio, que para los cubanos es de 584 pesos, o lo que es lo mismo, unos 23 dólares mensuales.
Pudiera pensarse que el Ministerio de Salud Pública de Cuba cobra tan elevados honorarios en atención a la complejidad de esos exámenes, válidos solo por un año, pero la realidad es otra.
Según la Guía Para Refugiados, las autoridades estadounidenses sólo esperan que esos exámenes determinen en estas personas “si existen problemas médicos que requieran atención” antes de su salida a Estados Unidos, que autentiquen que en ellas “no existan condiciones médicas que las descalifiquen” para entrar en aquel país, y la información necesaria a las agencias de relocalización en Estados Unidos sobre cualquier problema médico “que requiera seguimiento después de su llegada a su nueva comunidad”.
“Con una radiografía de tórax, los análisis de laboratorio de rigor y un vistazo de un equipo multidisciplinario, el chequeo demora lo que un merengue en la puerta de una escuela”, asegura una experimentada fuente médica a este corresponsal.
Parra lo describe así: “Primero nos hicieron una placa (radiografía) y análisis de sangre, y después, en menos de lo que se lo cuento nos vieron los médicos”. Por lo mismo pasaron su esposa Katy y sus dos hijas: Angelina, de seis años, y Patricia, de cuatro.
Una familia completa, como la Parra, debe pagar 1200 CUC (foto del autor)
Una familia completa, como la Parra, debe pagar 1200 CUC (foto del autor)
Sin embargo el proceso de obtener el refugio demora cierto tiempo. Un período en el que la validez del examen médico puede expirar, y entonces se hace preciso efectuarlo de nuevo. En total, Jorge Luis Parra y los suyos se tuvieron que hacer el examen dos veces, gastando 1200 pesos convertibles, en total, en cada ocasión. “60 mil pesos se nos fueron en menos de 10 minutos, y con ellos la casa que tuvimos que vender”, dice Jorge Luis.
Años después de no sólo ser acusado por “propaganda enemiga”, sino también por “peligrosidad delictiva”, cumplida la sanción penal Parra Mora trabajaba de cocinero en un restaurant, cuando en 2004 fue despedido de su empleo estatal. Jamás le perdonaron su activismo político así fuera en el pasado. Y sin trabajo, ¿cómo mantener a su familia, cómo pagar los exámenes médicos, excesivamente caros para un cubano común que quiere emigrar legalmente?
A principios del mes pasado el Departamento de Refugiados de La Habana llamó a Jorge Luis para felicitarlo. Su entrada en Estados Unidos estaba casi lista. “Sólo falta el chequeo médico para fijar su fecha de vuelo”, le dijeron.
Pero el segundo y más reciente de esos chequeos médicos requeridos está fechado en agosto de 2014. Es decir, que caducó. Y ante la imposibilidad de volver a conseguir 1200 CUC para hacer, por tercera vez, los exámenes para toda la familia, después de tanto tiempo de espera y de presión por parte de sus perseguidores, al borde de la locura, Parra había decidido acabar con su vida a manera de protesta pública.
Jorge Luis fue acusado de "propaganda enemiga" y cumplió cárcel (foto del autor)
Jorge Luis fue acusado de “propaganda enemiga” y cumplió cárcel (foto del autor)
En dos oportunidades se plantó delante del Gobierno de Puerto Padre con un cartel colgando del pecho, exigiendo que los exámenes se los practicaran de manera gratuita, tanto a él como a los suyos. Conducido a la estación de policía, oficiales de la seguridad del Estado le pidieron que abandonara la protesta, que ellos se pondrían en contacto con el Ministerio de Salud Pública para la solución de su caso a la mayor brevedad, a lo sumo, cuatro o cinco días.
Dos semanas después, Jorge Luis, su esposa y sus dos hijas ya han conseguido realizarse las pruebas necesarias para la Oficina de Refugiados. Respiran con más alivio, ahora que ven más cerca su salida. El Ministerio de Salud Pública tuvo a bien no volver a cobrar mil y tantos dólares a quienes ya casi no eran solo refugiados, sino rehenes que tenían que pagar un rescate para irse.
Ver más en:   

ACERCA DEL AUTOR

Alberto Méndez Castelló

Alberto Méndez Castelló

Alberto Méndez Castelló (Puerto Padre, Oriente, Cuba 1956) Licenciado en Derecho y en Ciencias penales, graduado de nivel superior en Dirección Operativa. Aunque oficial del Ministerio del Interior desde muy joven, incongruencias profesionales con su pensamiento ético le hicieron abandonar por decisión propia esa institución en 1989 para dedicarse a la agricultura, la literatura y el periodismo. Nominado al Premio de Novela “Plaza Mayor 2003” en San Juan Puerto Rico, y al Internacional de Cuentos “ Max Aub 2006” en Valencia, España.

No hay comentarios:

Publicar un comentario