SALUD
| La Habana | 2 Abr 2016 - 9:36 am. | 1
Aunque la información sobre la campaña contra el Aedes aegyti cedió terreno en los medios oficiales cubanos, primero ante la avalancha informativa que causó la visita del presidente Barack Obama, y luego con el megaconcierto de los Rolling Stones, la batida contra el agente transmisor del virus zikano se ha detenido.
Hasta ahora se ha dado información sobre unos pocos casos comprobados de zika, pero los rumores de "personas ingresadas por tener fiebre y conjuntivitis" abundan por todas partes, especialmente en Centro Habana. Este municipio, además de ser considerado de alto riesgo epidemiológico por las autoridades de Salud Pública, es una zona donde se hace difícil contener los criaderos de mosquitos.
"Allá arriba nadie sube para revisar", comenta la dependienta de una cafetería particular en la calle Monte, señalando la segunda planta de una casa que perdió el techo. "En esta misma calle hay varias casas que están así, y en todo Centro Habana es igual".
Los derrumbes parciales y totales, tan frecuentes en el municipio, son criaderos en potencia, pues la basura y los charcos de agua se acumulan sin que nadie haya sido hasta ahora capaz de evitarlo.
En la calle Industria, entre San Martín y San Rafael, al lado del cine Mégano, persiste un derrumbe que ha sido usado como basurero y baño público por vecinos y transeúntes durante años.
"Ya ni me acuerdo desde cuándo están esos escombros ahí", asegura una vecina de la casa colindante. "Ahorita lo podemos declarar patrimonio, por el tiempo que tiene".
Según esta señora, con motivo de la visita de Obama se sacaron algunos escombros, pero la ruina continúa siendo un lugar propicio para albergar Aedes. "Hasta que no lo limpien completo seguirá habiendo un posible foco ahí", opina.
Justo al frente, el antiguo teatro Campoamor, también en ruinas, ofrece cobijo a los mosquitos y a cualquier otra plaga. "Y allí adentro nadie entra a fumigar", aseguran los vecinos.
Por si fuera poco, la práctica de tapiar los derrumbes provoca la limitación del acceso a los trabajadores de la campaña que deben pesquisar buscando criaderos. La Habana Vieja también es un municipio afectado por las tapias. Es el caso del edificio Maravilla, situado en Villegas entre Brasil y Amargura.
"Lo tapiaron para que la gente no tirara basura ni lo usara de urinario", explica una señora que barre la calle frente al muro. Aunque se haya evitado el basurero, la falta de techo y ventanas favorece la acumulación de agua dentro de las paredes que quedan, y al lugar no acceden los fumigadores.
En la calle Monte, entre Carmen y Rastro, Centro Habana, un derrumbe tapiado hace años preocupa a los vecinos. Alguien incluso ha pintado sobre el muro un cartel: "AKI HAY UN FOCO DE AEDES". Pero ni siquiera esta advertencia ha logrado que la campaña de Salud Pública se interese por las ruinas.
"Total —comenta un hombre que compra en el mercado de la siguiente esquina— el muro tiene huecos y la gente sigue orinando dentro".
Tapiar los derrumbes no parece una práctica que vaya a detenerse, a pesar de que empeora evidentemente la situación epidemiológica de la ciudad. Justo unos días antes de la llegada de Barack Obama, trabajadores de la Oficina del Historiador tapiaron una casa derrumbada en Aguacate entre Obispo y Obrapía. Para los vecinos del lugar, ahora que la ruina no se ve, las autoridades pueden olvidarla a conveniencia.
"No van a construir nada y las plagas van a gozar", opina un vendedor de mascotas del parque aledaño. "Lo que tienen que hacer es traer una excavadora y sacar todos los escombros, dejar el lugar limpio, para que no se acumule churre".
Los responsables de la campaña están conscientes de que limpiar los derrumbes debería ser la práctica correcta para evitar los criaderos. Lo han hecho en el cine de la calle Neptuno que, luego de años, ha sido vaciado de escombros. Una trabajadora que hace pesquisas buscando focos de Aedes revisa el ahora vacío local, al cual no le queda más que una tercera parte del techo.
"Queremos limpiar todos los derrumbes", asegura. "Así podemos controlar mejor al mosquito". Mientras, algunos vecinos y transeúntes la felicitan por la iniciativa a ella y al resto de los que la acompañan en la pesquisa.
A pesar de la buena voluntad de estos trabajadores antiaedes, Centro Habana es un terreno difícil para combatir al vector. Un joven estudiante de estomatología, voluntario en la campaña, opina que "no hay quien pare al mosquito" en el municipio.
"Habría que levantar Centro Habana y volverla a construir. Aquí, además de los derrumbes y las plantas altas sin techo, están las alcantarillas desbordadas y los salideros", explica. "Cuando arreglas uno aquí, salta otro por allá. Así no se va a poder controlar nunca la situación", lamenta.
Los derrumbes, criaderos de mosquitos en La Habana
Los lugares son utilizados con frecuencia como basureros y baños públicos. La campaña de higienización no llega a ellos.
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