sábado, 2 de abril de 2016

Temas ausentes y una sombra presente


VII CONGRESO PCC

FERNANDO DÁMASO | La Habana | 1 Abr 2016 - 8:56 am. | 11


Silueta de Fidel Castro.
Próximamente, durante los días del 16 al 19 de abril, se realizará el VII Congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC), posiblemente el último que cuente, entre sus más altos cargos dirigentes, con figuras históricas iniciadoras del proceso revolucionario de 1959.
La información inicial publicada sobre este evento decía que participarán unos 1.000 delegados (la menor cifra de los seis realizados) en representación de toda la militancia, y se ofrecían los porcientos de hombres y mujeres, edades, instrucción alcanzada, profesiones, oficios y otros, como si estos porcientos, por sí mismos, aseguraran una representatividad justa y democrática de su membresía. Igual ha sucedido anteriormente, cuando se ha hablado de la composición de la Asamblea Nacional. Sin embargo, todos sabemos que la misma no asegura diferentes puntos de vista ni discusiones polémicas, sino una unanimidad gris que nada aporta. En los anteriores congresos del PCC (1975, 1980, 1986, 1991, 1997 y 2011) también ha sido así, y nada presagia que en este algo cambie.
En la agenda del mismo hay temas ausentes, ya que solo se plantea "analizar el cumplimiento de los Lineamientos aprobados en el congreso anterior",  la aprobación de una denominada "conceptualización del modelo socialista cubano",  "el proyecto de desarrollo económico y social hasta el año 2030" y cómo se ha cumplido lo aprobado en la Primera Conferencia del Partido. Parece que "nuestros" dirigentes históricos han decidido dejarle puesta una "camisa de fuerza" al pueblo cubano, para cuando ellos no existan físicamente. En esta decisión se incluye "la irrevocabilidad del socialismo", adosada a la Constitución hace tiempo en un cuestionable plebiscito.
En lugar de dedicar su atención a los grandes problemas del presente, que gravitan negativamente sobre la mayoría de los ciudadanos, continúan apostando por el futuro. Nada se dice sobre cómo resolver la improductividad, la doble moneda, la corrupción, la indisciplina social, la escasez de viviendas, las calles y aceras rotas, los alcantarillados colapsados, los acueductos insuficientes y sin mantenimientos, el deterioro de la salud pública y de la educación, la falta de transporte, los salarios y jubilaciones de miseria, la falta de derechos ciudadanos y otros muchos. Tampoco se habla sobre políticas fracasadas que es necesario cambiar y redefinir.   
La prensa, además, informa que los delegados ya escogidos se encuentran estudiando el contenido de estos documentos principales, que han sido elaborados por los organizadores (sin ningún tipo de participación de la militancia y, menos aún, de los ciudadanos) y entregados previamente, para su preparación y participación en la cita partidista. ¿Significa esto que ya todo está determinado y escrito, y que en el VII Congreso solo se va a aprobar lo ya conceptuado? ¿Si es así, para qué hace falta este evento y los grandes gastos que el mismo acarrea? ¿Es esta una cita partidista ritual-formal más? Todo parecía indicar que iba a ser así.
Sin embargo, la visita del presidente Barack Obama y su gran impacto positivo en la mayoría de los cubanos y, más aún, sus palabras, han desestabilizado la organización del mismo. Muestra de ello es la rápida reacción de las autoridades y de sus voceros en la prensa, tratando infructuosamente de minimizarlas, repitiendo viejos argumentos demasiado gastados que no convencen a nadie. Aunque no lo deseen, la sombra de Obama se proyectará en el Congreso, pues se ha producido un antes y un después de su visita.
Más que tratar los temas planificados, los cuales solo interesan a muy pocos cubanos, el Congreso estará obligado a definir una hoja de ruta creíble para los cambios. De hacerlo o  no, dependerá su trascendencia. El anterior, en la práctica, se limitó a eliminar absurdas prohibiciones e implantar tímidas y lentas reformas. En estos momentos, ya eso no sería suficiente. Los ciudadanos esperan y exigen mucho más.  
Algunos plantean que ya aquí casi todo está acordado y aprobado de antemano a espaldas del pueblo, y que el discurso de las autoridades cubanas, obligadas a repetirlo por su compromiso histórico, es uno y la realidad otra. Pudiera ser. Habrá que darle seguimiento, después del congreso, a lo que se diga y a lo que se haga.
Quisiera estar equivocado, pero a pesar del extenso editorial-panfleto del diario Granma del 9 de marzo, tratando de "levantar" el ánimo "combativo" de los cubanos ante la alegría por la visita del presidente norteamericano, haciendo un recuento de "historia antigua", las "declaraciones" en el mismo sentido de "organizaciones gubernamentales de la sociedad civil" y del ministro de Relaciones Exteriores, los muchos artículos publicados posteriormente y la opinión de algunos fósiles atrapados en el hielo de la Guerra Fría, parece que los dos hechos  más importantes sucedidos en Cuba en el mes de marzo han sido la visita del presidente norteamericano y el concierto de The Rolling Stones. Hasta ahora, el VII Congreso se mantiene en un segundo plano, aunque ya se publican diariamente fragmentos de viejos discursos sobre la importancia del Partido y de su unidad. Es de esperar que en los próximos días se despliegue la acostumbrada masiva campaña oficialista de apoyo al mismo.         

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