Un día como hoy, enero 25, en nuestra lucha contra el castrismo.
Dedicado a aquellos que dicen que en Cuba no se combatió el comunismo.
Comparta estas efemérides.Gracias.
PROHIBIDO OLVIDAR.
1961
Fernando Nieto de la Campa es sentenciado por un delito contra los poderes del estado en la causa 619 de 1960 de los tribunales castristas de La Cabaña.
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Ezequiel Loredo muere en combate en el Escambray, Las Villas.
1962
Carlos Campos Martínez torturado y luego ejecutado acusado de ser agente de la C.I.A. Fue llevado en helicóptero con Raúl Castro desde la prisión de Boniato a Arroyo Blanco, donde finalmente fue ejecutado sin juicio con otros cuatro hombres. Dejó tres niños pequeños entre las edades de 2.5 años. y 4 meses
[Source: Testimony by victim's daughter, in writing, 2/12/2005. L. González Infante, Rostros-Faces, p. 57. / Archivo Cuba]
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Francisco Sarmiento es fusilado en La Cabaña.
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El opositor Eduardo Masvidal es asesinado en Guantánamo, Oriente.
1963
El alzado Rafael Lemus muere en Polo Viejo en la Sierra del Escambray cuando las guerrillas que mandaban Julio Emilio Carretero, Blas Ortega y Ramón del Sol atacaron el lugar llevándose las armas que había en el lugar. Los milicianos Fermín Lubin Vizcaya y Eustaquio Calzado Ponce murieron en el encuentro.
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Israel Morales es fusilado en Consolación del Sur, Pinar del Río.
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Juan Montes de Oca es asesinado en Santiago de Cuba.
1965
Eloy Gutiérrez Menoyo, Ramonín Quesada, Domingo Ortega y Noel Salas Santos son capturados en la zona de Baracoa, Oriente después de haber desembarcado desde el exterior con la misión de crear un frente guerrillero.
1979
Los hermanos Modesto y Andrés Wesve, acusados de actividades contrarrevolucionarias son fusilados en Santiago de Cuba, Oriente.
1983
Ezequiel Díaz Rodríguez, Ángel Donato Martínez García, José Luis Díaz Romero, Carlos García Díaz y Benito García Olivera son fusilados en La Cabaña.
1992
25 mil cubanos bajo un intenso frío protestan frente al Jacob Javits Center en la 11 Avenida de New York, contra un acto organizado básicamente por el cantante Harry Belafonte, Ramsey Clark un ex fiscal general de EE.UU. y la autora Alice Walker en apoyo a Cuba comunista después del colapso del imperio soviético. El músico cubano Paquito de Rivera dio los pasos iniciales para la protesta y le siguieron la mayoría de las organizaciones anticastristas de los Estados Unidos.
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Reclusorio de Isla de Pinos: recuento 50 Años después
Pedro Corzo marzo 17, 2017
El 23 de marzo se cumplen 50 años del cierre del Reclusorio Nacional de Isla de Pinos. Cinco décadas no han logrado borrar de la memoria las experiencias de los sobrevivientes de más de 15,000 prisioneros políticos que entre 1959-1967 poblaron circulares, edificios, pabellones, celdas de castigo y campos de trabajo forzado.
El próximo 26 retendremos el presidio. Quizás sea nuestro último gran encuentro bajo la simbólica carpa de las Circulares, en consecuencia Ramiro Gómez Barrueco está preparando una antología de Presidio, testimonios y anécdotas, experiencias inolvidables.
Durante esos años la mayoría de los reclusos sufrieron severas palizas. La alimentación nunca superó los niveles de sobrevivencia, condiciones de vida precarias y jornadas de trabajo que se extendían por doce y catorce horas, según estuviera el odio como instrumento de lucha en las mentes de los esbirros al servicio de la tiranía.
Memoria, que no significa odios ni venganzas, sino una clara consciencia de que el sadismo criminal de los victimarios de oficio no debe quedar impune. Ningún gobernante o torturador de vocación debe saciarse sobre ciudadanos indefensos.
El reclusorio nacional fue clausurado porque la dictadura fracasó en sus propósitos de lograr por medio del trabajo esclavo, y la violencia entronizada en el Plan de Trabajo Camilo Cienfuegos, la rehabilitación política de los millares de hombres que tenía en esa prisión.
El régimen cerró el Presidio porque se percató que la represión en vez de lograr sus objetivos de “reeducar”, a los presos, los reafirmaba en sus convicciones y en cierta medida los alentaba a pasar de la resistencia pasiva ante golpes, bayonetazos y asesinatos, a una resistencia activa que podía escaparse del control de la guarnición.
No se pretende sugerir que el régimen actuó por miedo, no, simplemente, como generadores de violencia, tenían conciencia que el terror tiene que ser controlado para lograr los objetivos deseados.
También se hace esta evocación porque los prisioneros políticos están orgullosos de haber estado encarcelados por una de las causas más justas en la historia de la nación. Acontecimiento que por intensidad y extensión tiene caracteres distintos a otras gestas realizadas por el pueblo cubano sin que esto implique que el haber estado encerrados otorga derechos y privilegios, lo contrario, la prisión es fuente de mayores deberes para los que transitaron por ella.
El presidio fue y es expresión genuina del carácter nacional. Plural en pensamiento político, amplio en creencias religiosas, mosaico de razas y reflejo del espectro social.
El presidio fue contradictorio y coherente. Los orígenes y compromisos políticos de los que lo integraron confrontaban o coincidían con los que se estrenaban en esos avatares.
En aquella cárcel poesía y epopeya se confundían y todavía hoy, a pesar de casi seis décadas de totalitarismo, hombres y mujeres continúan escribiendo en las paredes de nuevas y viejas prisiones.
En presidio la muerte estaba al acecho, era una eterna, fiel y asexual compañera lo mismo cuando dinamitaron las circulares, en el Plan de Trabajo, o la reclusión solitaria
La muerte o la invalidez atacaban sin piedad ni aviso. La bayoneta, el disparo alevoso o la enfermedad no tratada, dejó a muchos entre las rejas. El suicidio fue para algunos la razón en aquella locura interminable. La demencia apagó inteligencias y sesgó espíritus. La batalla fue dura, aun así continúa.
Impresos en la memoria están esbirros como Campeón y Brazo de Oro. Pensar en ellos y sus iguales reedita requisas, hambre desesperada, desnudez contestaría, la abyecta mojonera, trabajo esclavo, dinamita, mutilación y muerte.
Aquello permanece con nosotros y dentro de nosotros.
Presente la ternura perdida. La juventud que se fue a galope. Las arrugas y las canas, la vejez que al trote se apoderaba de todos.
De las playas y fiestas que no conocimos. De las novias y esposas que fueron fieles hasta el final, pero también de las que vencidas por el dolor y el largo andar, tomaron otro rumbo.
Cuantas pasiones mordimos con las piernas y los dientes. Cuantos no tuvieron hijos, porque al cumplir con su deber se marchitó su cuerpo. Todo eso, junto a los muertos, locos y lisiados, integran el inmenso tributo que los presos políticos, hombres y mujeres, han rendido a Cuba.
Muchos están cansados. Se encuentran en las fronteras de la frustración y decepción, pero como dijo Manuel Villanueva, hay que subir la montaña, y encontrarnos en la cima.
Es un deber vencer ese agotamiento como se hizo individual y colectivamente en Presidio. Los compromisos no se cancelan en la derrota sino en la victoria y los deberes nunca deben ser desechados como trapos viejos, menos, si los criminales no han pagado su deuda.
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