Un día como hoy, Julio 5, en la lucha contra el castrismo.
Dedicado a aquellos que dicen que en Cuba no se luchó contra el comunismo.
Comparta estas efemérides. Gracias.
PROHIBIDO OLVIDAR.
1960:
Se alzan contra el incipiente régimen comunista en la Sierra del Escambray los oficiales del Ejército Rebelde: Joaquín Membibre, Vicente Méndez, Diosdado Mesa, Eusebio Peñalver Mazorra y Justo Hernández Moya.
1962:
Roberto Hernández Hernández "el Bolo" es fusilado en La Cabaña. Fue acusado de actividades en contra de la revolución.
1963
Sandalio Triana muere en combate en la Sierra del Escambray contra las milicias castro-comunistas.
1965
Juan Manuel Rivera Pérez es ejecutado por un pelotón de fusilamiento. Su hermano, también guerrillero anticastrista, murió en prisión. Doce otros miembros de la familia Rivera murieron durante la insurgencia en contra del régimen de Castro.
1966:
Antonio Llera Calderín es fusilado en Artemisa, Pinar del Río.
1967:
Ramón Bravo Alcalá muere en combate en la zona de Remedios, Las Villas, en un intento de alzamiento contra el régimen comunista cubano.
1968
Jose Eugenio Cuervo Oquendo es asesinado por los guardafronteras cubanos cuando intentaba escapar de Cuba con otros cuatro jóvenes, incluyendo a su medio hermano de 15 años, Leonardo, en una balsa desde una playa en La Habana. Mientras se alejaban de la costa, una lancha patrullera de la Guardia Costera de Cuba comenzó a dispararles indiscriminadamente, impactando la balsa e hiriendo a José, quien cayó al agua. Leonardo se lanzó a rescatarlo, pero llegó a la playa con el cuerpo sin vida de José. Leonardo fue condenado a 6 años de prisión de los que cumplió 2 años en la prisión Jaruco 2. Cuando salió de la cárcel pudo salir de Cuba hacia Estados Unidos.
(Información tomada de Archivo Cuba).
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El espíritu de los fusilados continúa en la Cabaña
TANIA DÍAZ CASTRO MARTES, 14 DE FEBRERO, 2017
Un horrendo crimen de la revolución cubana
LA HABANA, Cuba.- A Nelson Rodríguez Leiva, de 26 años, lo fusilaron en La Fortaleza de la Cabaña, en 1971, junto a su amigo del alma, Angelito de Jesús Rabí, de 17.
También en el mismo sitio, pero un siglo atrás, fusilaron al poeta Juan Clemente Zenea.
De nada sirvió que Nelson, en 1960, hubiera sido maestro alfabetizador en las montañas de Oriente, que en 1964 ya tuviera un excelente libro de cuentos publicado por el escritor Virgilio Piñera, en Ediciones R, que su madre, Ada Leiva, pidiera clemencia para su hijo en una carta a Fidel Castro, que otro libro de poemas de Nelson estuviera pendiente de publicación.
Hace apenas unos días El Nuevo Herald de Miami publicó un extenso reportaje sobre una exposición del escritor Juan Abreu, con un centenar de retratos de fusilados por el régimen castrista, pintados por él, presentada en la sede del Parlamento Europeo, en Bruselas, Bélgica.
Quizás allí estaba el rostro de Nelson.
Abreu recibió el respeto y la admiración de ex presos políticos plantados como Pedro Corso, director del Instituto de la Memoria Histórica Cubana contra el Totalitarismo y del poeta Angel Cuadra, quien aseguró que la Exposición de Abreu “…es como poner a hablar la historia a través de los rostros, de rescatarlos y darles una nueva vida”. También hubiera recibido el apoyo del escritor Reinaldo Arenas, su gran hermano de corazón, lamentablemente fallecido en Nueva York y quien siempre recordó a su amigo Nelson.
Se trata, dijo Abreu, “…no de retratos convencionales, sino de un acercamiento a los rostros, muchas veces borrosos, conservados en viejas fotos”.
Debe considerarse una victoria ese proyecto de Abreu de llevar al Parlamento Europeo una historia que el régimen cubano, hoy en manos de Raúl Castro, quiere borrar, sobre todo por estos días en que se utiliza precisamente el mismo lugar donde se fusiló a través de juicios sumarísimos, para dar escarmientos o simplemente por venganza, o por miedo, a que surgiera una fuerte oposición entre todos los opositores políticos condenados a muerte.
La cifra de cinco mil fusilados pende como una espada de Damocles sobre Cuba. El espíritu de todos ellos continúa en la Fortaleza de la Cabaña, por muchas fiestas que organicen, por mucha algarabía, bullicio, alboroto o jaleo que haya, por mucha venta de libros que realice el gobierno verdugo cada año, para un pueblo que de tanto inventar, no tiene tiempo de leer.
En esa fortaleza, con una historia tan tenebrosa como la dictadura misma, se celebra la Feria del Libro, estratégico proyecto de Fidel Castro para limpiar de sangre sus fosos, celdas, rejas y paredes, como si así pudiera desaparecer la Historia.
Allí quedaron para siempre los dos jóvenes escritores Nelson y Angelito, amarrados, con los ojos tapados para no ver los fusiles de la noche, muy juntos, como pidieron morir.
No hace mucho, alguien que los conoció, me dijo que Nelson era muy romántico, que lloraba con las melodías de Los Beatles, que hasta se parecía un poco al rostro de James Dean, el actor norteamericano de los años cincuenta y que Angelito, convertido en su noble paje, hasta tenía cara de niño.
Por las tristes callejuelas de la Fortaleza de la Cabaña, por donde caminaron hacia la muerte Nelson y su amigo, hoy caminan los “agradecidos” que ignoran esta historia. Andan en busca de un libro para leer. No precisamente El Regalo, el libro de relatos de Nelson o aquellas cuartillas embadurnadas de lágrimas que alguien recogió de un calabozo vacío.
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