Un día como hoy, agosto 7, en nuestra lucha contra el castrismo.
Dedicado a aquellos que dicen que en Cuba no se combatió el comunismo.
Comparta estas efemérides. Gracias.
PROHIBIDO OLVIDAR.
1959
Comienzan los arrestos de personas presumiblemente relacionadas con la conspiración apoyada por el dictador dominicano Rafael Leonidas Trujillo.
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El Diario La Marina publica un artículo del periodista Jules Dubois que titula “Castro al Desnudo” en el que señala los puntos comunistas del régimen de Fidel Castro e informa sobre sus principales colaboradores todos conocidos miembros del comunismo internacional.
1960
El exteniente del Ejército Rebelde Francisco Rodríguez Sera es fusilado en Santa María del Mar, provincia de La Habana.
1961
Los cónsules Vitalio de la Torre y Leonardo Bravo solicitaron asilo en la Republica de Argentina. Vitalio de Ia Torre, se llevó de los archivos ochenta y dos documentos de gran importancia. En esta operación intervinieron el Dr. Frank Díaz Silveira, Miguel Silva del Solar, Carlos Novoa y Carlos M. Báez Palmero. Los documentos sustraídos crearon otro escándalo internacional. Revelaron que el ministro de Estado de Cuba, Carlos Olivares Sánchez, había enviado a Guillermo León Antich, encargado de Negocios de Cuba en Argentina, instrucciones para establecer en ese país, campamentos secretos de adiestramiento de guerrilleros, acelerar el espionaje militar, provocar sabotajes y fomentar agitación en los sindicatos.
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El preso político cubano y exsargento del Ejército Rebelde, Gustavo Sabines Artíles es asesinado en el reclusorio de Isla de Pinos.
A continuación, la denuncia hecha ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA por un ciudadano que presenció los hechos.
En la madrugada del lunes 7 de agosto de 1961 uno de los presos sancionados allí a 15 años de cárcel, el exsargento del Ejército Rebelde nombrado Gustavo Sabino Artiles, consiguió una lata de leche, la abrió y bebió de ella. Así la pasó a varios compañeros. La noticia llegó a oídos del jefe del penal y a las 2 de la madrugada los llamaron y los llevaron al patio mientras tanto les hacían una requisa en la celda. En el patio los desnudaron y el jefe del penal pidió que se presentase el que había obtenido la lata de leche. Sabino dio un paso al frente, y al ser interrogado cómo la había obtenido, no contestó. El interrogador le dio un bofetón que le partió los labios. Continuó el interrogatorio y ante la negativa del exsargento lo volvió a golpear; otro preso gritó protestando ante aquel atropello y un miliciano le metió un bayonetazo por la espalda. Sabino se lanzó sobre el oficial que había cometido tal salvajada y otro miliciano, entonces, le disparó con su arma de fuego hiriéndolo en la frente. A los pocos instantes falleció.
1962
Herenio Hernández Pupo es fusilado en Camagüey.
1963
Israel García es fusilado en La Cabaña.
1964
José Campos Rivero es fusilado en Colón, Matanzas.
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Prisco Rafael Hadfeg Martínez es fusilado en Santiago de Cuba. Había participado en operaciones clandestinas en contra del castrismo.
1967
El preso político cubano, José Pérez Reyes “Pererita” es ametrallado en la prisión de Agüica en la provincia de Matanzas.
1974
Diosdado Camejo Reyes es fusilado en Morón, provincia de Camagüey.
1994
Da inicio la crisis de los balseros. Éxodo permitido y alentado por la tiranía.
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Varios activistas, en su mayoría ex miembros de la organización Abdala crean en Miami “Agenda Cuba”, una institución que se propone trabajar para que se produzcan cambios políticos en Cuba, también para establecer relaciones mas estrechas entre la oposición interna y externa.
2020
Yosvany Aróstegui Almenteros murió tras 40 días de huelga de hambre en protesta por su injusta detención. Aróstegui había sido trasladado de otra prisión a la prisión Kilo 8 de Camagüey, donde los presos en huelga de hambre son aislados y privados de agua. Tras entrar en estado crítico, fue trasladado al pabellón penal del Hospital Amalia Simoni, donde su familia no pudo verlo. Su cuerpo fue incinerado rápidamente. El activista de derechos humanos había sido acusado de violencia doméstica y condenado a 15 años de cárcel por lo que insistía eran cargos fabricados. Había mantenido una actitud de confrontación hacia la policía política y en 2015 había sido detenido por delitos contra el Estado tras protestar contra el gobierno.
[Fuente: Press advisory: statement by brother of Cuban opposition activist who died on hunger strike, Aug. 2020, Center for a Free Cuba, ?https://www.cubacenter.org/articles-and-events/2020/8/11/press-advisory-statement-by-brother-of-cuban-opposition-activist-who-died-on-hunger-strike.
Tomado de Archivo Cuba]
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Magnífico recuento de nuestro recién fallecido José A. Vera "Cheíto" desmintiendo la propaganda del régimen sobre los orígenes de los que se opusieron al castrismo.
INCORPORACION DE UN JOVEN A LA LUCHA POR LA LIBERACION DE LA PATRIA DE LA DICTADURA COMUNISTA DE CUBA
Por José A. García Vera
Es necesario empezar con una pequeña reseña biográfica para destruir el mito, que desde su inicio toda la niñez y la juventud cubana apoyaban la Revolución Socialista y aquellos que no la aceptaban eran los hijos de los ricos, terratenientes, latifundistas criados en la opulencia y pañales de seda. Fuí hijo de una familia muy pobre. Nací en un barrio del centro de La Habana, llamado Los Sitios, rodeado de solares, cuarterías y escuelas públicas. En un cuarto vivíamos cinco personas: mi padre, mi madre, mi abuela, mi hermana más pequeña y desde luego un servidor. Por la noche se armaba para dormir una cama para mis padres, un pinpampun para mi abuela, y dos catres, uno para mi hermana y otro para mí. En la mañana se desmontaba el circo para los quehaceres cotidianos.
Estudié en la Escuela Pública # 67 Antonio Maceo hasta el 6o. grado el cual terminé a los once años y por sugerencia de los maestros dijeron que estaba preparado para presentarme exámen de ingreso al Instituto de Segunda Enseñanza de La Habana a cursar el Bachillerato lo cual no pude porque la edad requerida eran doce años y necesitaba una dispensa del entonces Ministro de Educación del gobierno de Batista , entonces no me quedó más remedio que incorporarme a la Escuela Primaria Superior “Naciones Unidas", sita en el barrio de La Victoria, ahí cursé 7o. y 8o. grado y ya estaba listo para entrar en el Instituto. En esa Escuela Superior empezaron a surgir mis inquietudes políticas. El Golpe de Estado de Batista que dió al traste con el proceso democrático constitucional, y la serie de crímenes y atropellos por los testaferros del gobierno a lo largo de la Isla, así que participé saliendo en dos o tres manifestaciones con estudiantes del Instituto a escondidas de mi padre que era un Batistiano furibundo y que cada vez que ocurría un hecho como de Humbolt 7 se justificaba diciendo que, "Batista no sabe nada, eso lo hace Ventura sin que llegue a sus oídos".
Ya entrando en el Instituto en el curso 58-59, triunfa la Revolución, con Fidel a la cabeza. Por acuerdo del nuevo gobierno y para darle oportunidad a los jóvenes que estaban en las guerrillas se anulaba el curso que estaba por terminar para que esos estudiantes no estuvieran en desventaja, cosa en la estuvimos de acuerdo porque era justo. Así que comenzamos de nuevo el curso.
Ahí empezaron mis inquietudes y mi confusión y rechazo, presintiendo que había algo que no cuadraba. Mi primer choque fue con el Ministro de Educación de aquel entonces, Armando Hart Dávalos, porque habían expulsado a la Jefa de Cátedra de Español, de 1ro. 2do., y 3ro. La doctora Corominas la cual era anticomunista a todo dar y como justificación que había expulsado del centro a Joe Westbrook, mártir estudiantil revolucionario, caído en Humbolt 7. No era cierta la acusación, ella no era Directora del Instituto y no tenía poder para eso. El descontento era general y Armando Hart decidió dar una explicación y para eso convocó una reunión con el estudiantado en el teatro del Instituto y ese día llegó y empezó a dar el por qué justificando y defendiendo dicha medida. Y se pasó a hacer preguntas. En mi turno le pregunté cómo es posible que un Jefe de Cátedra tuviera el poder de expulsar a un estudiante por encima del Director del plantel. Se fue por la tangente y le dije que su respuesta no me satisfacía, me miró molesto y no me respondió cediéndole la palabra a otro. Mi segundo choque se debió a que según los estatutos del Instituto dentro del área del plantel no se permitía ni vender ni repartir folletos, periódicos, revistas o propaganda de ningún grupo político o ideológico o religioso, esa actividad tenía que ser en el exterior, en el portal de la puerta para afuera.
Porque los centros estudiantiles tenían que ser apolíticos y ateos pues la diversidad de alumnos de todas las religiones o tendencias políticas no se sintieran ofendidas. Un día llego al Instituto y para mi sorpresa veo a dos alumnos de cuarto año de bachillerato, los Hermanos Vilariño, miembros de la Juventud Socialista Popular repartiendo su revista Mella y su propaganda en el Lobby. Con un grupo pequeño de estudiantes me le enfrenté y los sacamos para el portal. Ya eso me señaló completamente. La tercera fue que empezó el período de elecciones para elegir la nueva asociación de alumnos para la cual se habían postulado tres grupos. El MER (Movimiento Estudiantil Revolucionario) dirigidos y apoyados por la Juventud Socialista miembro del Comité Central del Partido Popular. Como candidatos los hermanos Vilariños y los hermanos Pons, revolucionarios, pero de tendencia izquierdista de madre cubana y padre chino, que yo conocía pues habían estudiado en la misma primaria superior que yo pero en grados más avanzados. Fueron posteriormente secretarios generales de la Juventud Comunista y uno de ellos , miembro del Comité Central del Partido . La otra postulación fue el BEU (Bloque Estudiantil Unido) como dirigente Manolo Graña de tendencia católica y el tercer grupo estaba dirigida por Argelio Cuesta, mulato estudiante de cuarto año, candidatura de cierto corte racial pues lo seguían toda la gente de color. Empezaron los problemas por las preferencias y prebendas por la Dirección del plantel hacia el MER, unos por convicción y otros por miedo le daban esos privilegios: ejemplo, el uso del teatro para reunir seguidores y hacer propaganda. No existía equidad para todos con respecto al tiempo y días de la semana, por eso hubo enfrentamientos. Al final ganó el MER gracias a muchas irregularidades.
Yo, anteriormente había sido arrestado en dos ocasiones por varias horas a causa de denuncias hechas por el Instituto en una dependencia de la policía que se encontraba por la entrada del Tunel de la Habana que se llamaba Departamento Confidencial de la Policía. Siempre me ayudó mi físico, flaquito y bajito, aparentaba menos edad y siempre apelaba a eso como medio de poderme ir, ahí estuve 5 horas y me soltaron diciéndome que no me metiera en más problemas. La segunda fue en el DIER (Departamento de Inteligencia del Ejército Rebelde) estaba situado en Ciudad Libertad (antigua Columbia) ahí, aprovechando de nuevo el físico y unos sollozos, me soltaron a las 4 horas con la advertencia que estuviera tranquilo. Esa sería mi última como estudiante, pues al otro día cuando regresé al Instituto a las 8 am que era la hora de entrada estaba un miliciano sentado a la entrada con una lista y a medida que íbamos llegando nos pedía el carnet de estudiante que era una especie de librito con foto y cuando me tocó mi turno le dí el carnet, chequeó la lista y se quedó con el carnet y me dijo no puedes entrar, le pregunté ¿por qué? me contestó porque estás expulsado del plantel. Así terminó mi carrera de estudiante y empezaría mi trayectoria obrera de ingreso a la Juventud Obrera Católica, pues antes pertenecía a la Juventud Estudiantil Católica y empezó la lucha clandestina de manera organizada.
Transcurrido un tiempo y sin contacto empecé hacer distintas actividades con un de jóvenes dirigidos y apoyados por la Juventud Socialista Popular. Como candidatos los hermanos Vilariño iguales que yo, que nos habíamos criado juntos y otros que nos conocíamos de bailar en fiestas de quince. Le decíamos los chicos del Pilar pues todos vivían en ese barrio enfrente del barrio de Atarés dividido por la calle Monte. El grupo estaba formado por + Jorge Armín Laborde, por Papucho y Tornillo. A esos dos los conocíamos solo por sus apodos. Un año después cayeron presos todos y cumplieron bastantes años. Entrábamos a los cines, restaurantes o dependencias gubernamentales y rompíamos los baños y tupíamos los servicios sanitarios, pero nada serio.
Empecé a trabajar en la peletería La Isla en Monte y Factoría, como muchacho acomodando en la trastienda las cajas de zapatos que sacaban los vendedores para mostrar y no se vendían y así fui alternando hasta que llegó Girón el 15 de Abril cuando el ataque de la FAR. En compañía de grupo Guillermo Munguía y de Ricardito el fotógrafo del barrio, todos llegamos a una bodeguita sita en Condesa y Campanario que el hijo del dueño estaba en contacto conmigo para ayudar a la Resistencia. Yo tenía 15 años y pusimos en la victrola un disco de Rock and Roll de Bill Halley y sus Cometas. ¡Para que fue eso! En la Universidad estaba el velorio de los que habían muerto en el ataque aéreo. Llegó un transporte con seis milicianos, nos mandaron a levantar los brazos y ponerlos atrás, en la nuca y nos llevaron por la calle hasta la estación y la gente gritándonos ¡Paredón! ¡Gusanos! El capitán les preguntó que habíamos hecho, ellos le contaron, es una falta, pero no tan grave como para acusarlos de nada y nos soltó.
No me presenté al trabajo esperando a ver en que paraba la situación y como podía ayudar, cuando era inminente que algo pasaría después del ataque a las FAR (Fuerza Aérea Revolucionaria). Al otro día me presenté en el trabajo. Me recibió el delegado del Sindicato, Miguel Angel y me dijo no ponches, sientate ahí. Llegó otro joven de mi edad, Juan Raúl Silverio, y lo mandó a sentar. A la media hora llegó un carro de Seguridad del Estado y nos llevaron directo al Teatro Blanquita, entramos, estaba lleno de gente sentadas en las butacas como si fuera el estreno de una película o un recital. Nos asignaron dos butacas y nos dijeron que nos sentáramos. Los que nos cuidaban eran los viejos y viejas de la recién creada MNR (Milicia Nacional Revolucionaria) formada por retirados, hombres y mujeres del Partido Comunista, simpatizantes de la Revolución y miembros de los CDR (Comité de Defensa de la Revolución), y la FMC (Federación de Mujeres Cubanas).Para cualquier necesidad, no te podías parar, tenías que levantar la mano como cuando estabas en la escuela. El miliciano encargado de esa área te daba el permiso, ibas y regresabas y te volvías a sentar. Nos repartían la comida en unas cajitas con cubierto plásticos y después pasaban una bolsa de plástico para echar las cajas vacías para dejarla en el extremo que daba al pasillo.
Fui del primer grupo que soltaron. Me incorporé al trabajo, pero a partir de ahí la vigilancia sobre mí fue intensa.
Una de las primeras actividades que hice fue que me vinieron a hablar dos de mis amigos porque tenían un problema: un muchacho había resultado herido en un enfrentamiento con la milicia. Y ellos lo tenían escondido, en algún lugar que no era su casa, la de ellos estaba llena de parientes revolucionarios de nuevo cuño. La situación se produjo cuando el muchacho intentó una acción en una casa cuando el gobierno determinó el cambio del tipo de moneda para mermar los recursos de la contrarevolución. Llevando dos días sin atención médica la herida comenzaba a infectarse. Les dije tráiganlo para para mi casa, pues mi padre se había ido a Estados Unidos y había venido en la Invasión de Bahía de Cochinos. Me lo trajeron. Se llama Lázaro Siu, hijo de chinos. Lo tuve en casa dos días, le limpié la herida, pero había que sacarle el plomo en una clínica. Unos contactos me propiciaron que lo recogiera una ambulancia y lo llevaran a una clínica de Reyna y Campanario. Todo salió bien. pues el muchacho entró rápidamente a la ambulancia que solo se arrimó un poco a la acera. Meses después, estando yo preso, lo recibí en La Cabaña.
Después de unos días me vino a buscar un amigo del barrio, mayor que nosotros, pero no mucho más. Me dijo que tenía una persona al cual él le había hablado y quería reunirse con nosotros. Llegó ese día. Conmigo estaba Guillermo Munguía, el niño Valentín y la persona era quien fuera mi mentor posteriormente, René Sotolongo Amorós. Lo primero que hizo cuando me vio fue preguntarme la edad. " Le dije 16 ". Me dijo: " pareces tener menos”. ¿Qué experiencia tienes? " Le dije mi trayectoria del Instituto, mi expulsión y las actividades por cuenta propia. Me explicó los lineamientos del Movimiento, sus postulados basados en la Constitución de 1940. Como estaba organizado: coordinaciones provinciales y nacionales, una sección femenina, ramas obreras, estudiantil, campesina y un sector militar.
Que, si teníamos alguien para reclutar, sin conocerlo a él que lo hiciéramos y le diéramos sus datos y él nos daría material para trabajar, si la Dirección lo aprobaba. Así conocí también a Luis el Brother, sindicalista reglano y dirigente sindical. Así empecé mi incorporación al Movimiento y a trabajar de manera organizada. Recluté a dos menores: Fausto Baiser Alvarez de 15 años cuyo padre era el dueño de la bodega de Condesa y Campanario, escondido de su padre guardábamos de todo en la trastienda. Después quiso participar de forma directa. El otro fue Pedro Candedo Sarmiento (Pupy) 16 años y Pedro Barrios Marimón,16, lo informé y me autorizaron y empezaron a trabajar conmigo. Aparte de eso pedí permiso para cuando tuviera material para trabajar y poder compartir con los amigos pues cuando ellos tenían compartían conmigo . Así la zona siempre estaba en jaque continuo sin darle respiro a la Seguridad del Estado, sin que importara cual movimiento producía los hechos, cuando el objetivo era uno solo: liberar a la Patriadelo quenestaba atravesando . Sotolongo aprobólo que planeábamos hacer y lo autorizó y llegó el día para sacar la procesión de la Virgen de la Caridad .
Estuvimos allí para ayudar en la organización de la marcha y caminamos con ella, hasta que mataron a Arnaldo Socorro y empezó la golpiza, la desbandada y los arrestos. Ver segmento descriptivo de la procesión.
A Pedro Barrios y a mí nos identificó un infiltrado de Seguridad. Nos arrestaron y nos llevaron a la Cuarta Estación en Zanja y Dragones y vimos que allí estaban más de 200 personas. Pasados tres días, empezaron a soltar a todos y quedamos siete. A la media hora llegaron dos carros de Seguridad del Estado y fuimos a parar a 5a. y 14a en Miramar ahí me metieron en la Galera 6. Conocí a los hermanos Aceituno, a Bernardo Calvo Corvea, a Julio Mendiluza, a Otón Alvarez, Mateo Jover. Estuve 14 días hasta que me interrogaron. Mi edad y mi físico volvieron a jugar a mi favor. Me interrogó el teniente Leyva, me vio flaquito con cara de niño y me hice el asustado y medio lloroso y le dije que era Domingo y que iba al cine Reina en Rayo y Reyna y la matiné era más barata los domingos. Que vimos un molote y nos paramos a ver qué pasaba y entonces nos arrestaron. Eso fue a las 9 am y a las 6 nos dieron la libertad. Era 24 de septiembre, llegamos a la casa nos bañamos y nos fuimos para el Parque Central porque se decía que iban a sacar la procesión de Nuestra Señora la Virgen de las Mercedes. Todo resultó una trampa, cercaron el Parque y empezaron a golpear a todos los atrapados. Nosotros pudimos salir de la encerrona. Ya en el mes de octubre seguí trabajando clandestinamente. En una acción que me encomendaron, alguien que tenía que cuidarme las espaldas se aterrorizó al ver venir un miliciano, me abandonó, cuando me di cuenta me encontré encañonado por dos milicianos en La Habana Vieja. Me ocuparon la jaba que estaba a mi lado y me llevaron para el Departamento Técnico de Investigaciones (DTI). El capitán quería asesinarme y llamaron al G-2 que me vino a recoger y de nuevo para 5a. y 14. Esa vez no me ayudó ni el físico ni la edad y para más desgracia me tocó el mismo interrogador que me había soltado por lástima un mes antes. Se sintió burlado y me llevó muy mal entre trompones e interrogatorios a cualquier hora preferentemente de madrugada para que no durmiera desnudo en su despacho con un aire acondicionado a todo dar y con las manos arriba de su buró para que no pudiera abrigarme con mis brazos. Fueron 22 días de espanto. Bajé como 30 libras, yo era flaquito y llegué a La Cabaña hecho un huesito. Cuando entre por la Galera 7 los primeros en verme fueron los Aceituno. Ya lo demás es historias de Prisión ya contadas por otros en otros escritos.
Espero que este relato desmienta el mito que toda la niñez y juventud estábamos con la Revolución y los que no, porque éramos hijos de ricos. Yo afirmo que solo los desamparados eran más pobres que yo.
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