Atrevimientos y desacatos
Esta vez, el incidente no sucedió en Guantánamo, Placetas, Santiago de Cuba o Villa Clara. El hecho ocurrió en el municipio capitalino de Guanabacoa.
Según la nota de la agencia de prensa independiente Hablemos Press, publicada en Cubanet, el episodio comenzó el pasado jueves 11 de octubre, en la Unidad Policial # 14 de la referida localidad. Algo que resalta al examinar los pormenores del asunto es que el cuñado de Castillo Martínez, policía de dicha Unidad, fue el promotor de la golpiza, junto a otros uniformados.
Una vez en la celda, tras sufrir los maltratos físicos, en medio de la impunidad y el abuso, comenzaron las diatribas a viva voz de Castillo Martínez, contra el par de sujetos que han gobernado el país en los últimos 53 años.
Pero el caso de Castillo Martínez no es único, es más común de lo que muchos piensan. Tanto oralmente como de forma escrita, la gente manifiesta su repudio a los dictadores. Obviamente quienes lo hacen escribiendo su protesta en paredes y aceras, tienen más posibilidades de no terminar en la cárcel.
En dos oportunidades, mientras transitaba por la calle Obispo, de La Habana Vieja, escuché la famosa frase por las que decenas de cubanos han terminado en la cárcel. Esto sucedió durante el mes de agosto del año actual.
Me resultó imposible saber de qué garganta salían las proclamas contra ambos personajes que han mantenido sus puestos a garrote limpio. Solo podría decir que, por el tono de la voz, me pareció que se trataba de la misma persona.
Un amigo que recientemente fue testigo de otras disimuladas protestas verbales, también ocurridas en la calle Obispo, me dijo que pudo ver el rostro del hombre que hasta el momento parece haberse librado de caer en manos de la policía. Hace un par días vi al sujeto que me describió. Quizás no sea el mismo que ha puesto en mis oídos, y en el resto de los transeúntes, la frase por la cual condenaron a Reinaldo Castillo Martínez.
Las expresiones en contra de la dictadura reflejan el mayoritario sentir popular. Pero, aunque la cantidad de atrevidos que las pronuncian crece, la mayoría opta por pronunciarlas a media voz, y solo entre amigos íntimos y familiares, o sino dejarlas plasmadas en cualquier muro del país cuando no haya testigos.
oliverajorge75@yahoo.com
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