Millares de personas enfrentan dificultades para poder obtener la atención requerida, ya sea porque en la posta médica que les corresponde no hay médico asignado, o porque la misma se encuentra en total deterioro y entonces tienen que trasladarse hacia otros lugares más alejados de su domicilio.
Es peor cuando son personas de edad avanzada y con dificultad en la locomoción. Casi prefieren soportar la dolencia a tener que caminar largos tramos sólo para que les receten un medicamento.
Es lastimoso ver consultorios médicos en total decadencia, cuando su construcción fue concebida con la mejor intención, sin contar los recursos materiales y humanos utilizados en su fabricación.
Se percibe una indiferencia total en la supervisión y atención de esas edificaciones por parte de las autoridades estatales que dirigen el sector de la salud pública, uno de los más importantes en cualquier país.
Si se decide a dar un recorrido por algunas zonas de Alamar, especialmente por la zona 14 y otras aledañas, podrá sin demasiado esfuerzo comprobar lo expuesto; ya que en este territorio abundan los ejemplos.
Inconcebible es la cantidad de médicos y enfermeras que carecen de hogar, o que viven en un núcleo familiar donde se agrupan tres generaciones, que no son beneficiados con el otorgamiento de al menos un medio básico –inmueble propiedad de un organismo dado en usufructo-, para que resuelvan su situación habitacional, y a la vez la atención de los enfermos. Mientras, muchos locales abandonados por la desidia administrativa son pasto del vandalismo de una ciudadanía que ha perdido sus valores cívicos.
Cabría preguntarse, ¿dónde están el control, la exigencia y el cumplimiento de la disciplina en el sector de la salud?
Para Cuba actualidad: susana.mas24@yahoo.com
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Fotos: Susana Más
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