martes, 30 de julio de 2013

Errores y horrores


Rogelio Fabio Hurtado
Cuba actualidad, Marianao, La Habana, (PD) El General Presidente se ha puesto muy bravo con el pueblo. Lo que ha llamado "ambiente de indisciplina que se ha arraigado en nuestra sociedad" no es más que la consecuencia del totalitarismo impuesto por su hermano y continuado por él, durante más de medio siglo; la invariable supresión de todo derecho político y las míseras condiciones de vida, impuestas al pueblo en nombre de una ideología que cada día parece tornarse más en la excusa de una insaciable voracidad de poder.
¿Dónde estaban esos "valores morales y cívicos" en el verano de 1980, cuando ordenaron al Partido desencadenar aquella orgía de crueldad y chusmería infernal que fueron los llamados actos de repudio?
¿Quién apeló al decoro y la honradez durante la mal llamada Ofensiva Revolucionaria de 1968, cuando despojaron abusivamente de sus negocios a los pequeños comerciantes de la noche a la mañana?
¿Dónde "la sensibilidad ante los problemas de los demás" cuando humillaron y ofendieron a profesionales respetables, profesores y artistas, por su condición de homosexuales?
¿Cuál de los grandes líderes invictos se preocupó por los suicidios de campesinos, a quienes se les arrebataron a la brava las tierras que habían adquirido honradamente?
Las conductas antisociales y vandálicas de hoy son el resultado de aquellas acciones desaforadas perpetradas revolucionariamente para arrasar con la llamada moral burguesa. Tanto fue el éxito que llegamos al caos actual.
La prepotente sordera, por decir lo mínimo, ante los reclamos de derechos humanos y políticos, formulados con toda decencia y honradez, tiene también mucho que ver con la presente crisis.
Si se ve "normal" el robo al Estado, es porque ese mismo Estado, totalitario y mísero, comenzó por hacer de la apropiación de lo ajeno una práctica cotidiana, un festinado derecho.
Sin embargo, más allá de estas causales cuidadosamente omitidas, el listado de fenómenos negativos es, en sí mismo, un paso en el sentido correcto. Cualquier restauración de la sociedad cubana tiene que empezar por ahí.
Por el camino trillado de las subordinaciones verticales no podrá revertirse la situación presente, porque ese tejido estructural está muy comprometido con los orígenes de la enfermedad y no podrá ser juez y parte. Habrá que abrir puertas, ventanas y corredores dentro de esa rígida y viciada cadena de órdenes y aparentes acatamientos.
No creo que baste con "levantar el ánimo y el espíritu de combate" entre sus partidarios, quienes supuestamente nunca han bajado la guardia, etc.
Sin una apertura real, que abra espacios políticos para todos, este llamado no pasará de ser uno más. Ya vimos como el diario Granma demostró su peculiar glasnost publicando la foto de una revendedora de culeros desechables frente a la tienda La Época de Galiano y Neptuno.
En otra edición, un tal Alberto Alvariño Atienzar -espero que sin ningún parentesco con el genial actor- se ocupa de subrayar que los llamados a renovar la prensa oficial no tienen nada que ver con "los errores que influyeron en el derrumbe de aquel poderoso Estado, cuando los medios de comunicación masiva – al amparo del proceso de la Perestroika (reconstrucción) y de la Glasnost (transparencia) apuntaron contra los pilares principales de aquella sociedad".
Así que no podemos esperar nada que no sea lo conocido: quince policías contra dos vendedoras de pasteles en la acera del Hospital Clínico Quirúrgico de la calle 26. La doble moral se reforzará y la corrupción también perfeccionará su disimulo y avanzará mucho más.
Para Cuba actualidad: rhur46@yahoo.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario