martes, 27 de agosto de 2013

Dos ejemplos de descomposición moral


Roberto Quiñones Haces
Cuba actualidad, Guantánamo, (PD) En su discurso ante la Asamblea Nacional del Poder Popular del pasado mes de julio, el presidente del país, general de ejército Raúl Castro Ruz, se refirió al robo de los bienes del Estado como un mal generalizado y realizó un nuevo llamado -otro más- para que los trabajadores, el sindicato, el partido y los dirigentes -es decir, los mismos que roban esos bienes- se enfrentaran a este flagelo.
No es mi objetivo centrarme en las causas que propiciaron que este mal se enraizara en nuestra sociedad, pero creo que hay dos fundamentales. La primera fue la actitud que el Gobierno revolucionario asumió en contra de la propiedad privada apenas tomó el poder. La segunda fue el establecimiento de una propiedad "de todo el pueblo" de la que nadie se siente responsable.
Creo que la tarea del Gobierno para enfrentar con éxito esta inmoralidad es bien difícil. Para ejemplificar mi opinión voy a exponer dos ejemplos de la ciudad donde resido, Guantánamo. El primero corresponde al sector del transporte. A los taxistas les venden el litro de gasolina a siete pesos para que cobren un peso por cada viaje dentro de la ciudad y cuentan con veinte litros de gasolina diarios para diez viajes. ¿Qué hacen algunos taxistas? Pues venden cinco o diez litros de esa gasolina al precio del mercado negro, o la venden toda, y entregan el dinero a la empresa como si hubieran hecho esos viajes. ¿Resultado? Se deja de prestar el servicio a la población.
El otro ejemplo es el referido al control del consumo eléctrico en tiempos de carnaval, como ocurre ahora. En todas las calles donde se permite la instalación de kioscos particulares la conexión se hace de forma directa a los postes del tendido eléctrico. Para calcular el consumo pasa un trabajador de la empresa, pero ocurre que el particular le informa que sólo va a usar una hornilla y cuando el trabajador hace el cálculo y se va el particular usa dos o más equipos eléctricos. Cuando terminan los carnavales y la empresa hace el análisis del consumo las pérdidas son significativas.
La mayoría de estas personas asegura que no siente remordimiento alguno por esta conducta pues ven en el Estado a un ente que también los extorsiona, tanto en materia de precios como en impuestos. Estos ejemplos son una pequeñísima muestra de la debacle económica en que nos encontramos.
Para Cuba actualidad: rojequihacfgos@yahoo.es

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