Por: Eduardo E. Rodríguez Candelario
Comunicador del OCPI
Cuando oigo de casos como el de Juan Juan Almeida, esto me da a entender, de que no todo en éste mundo está perdido. De que el hijo de un oficial, de un régimen, de por si, lleno de cinismo y maldad, se halla unido en una protesta pacífica para ayudar en corregir las injusticias impuestas por el estado comunista-facista de Cuba; es un significativo logro de esperanzas para todos los cubanos. Es el paso correcto que todo cubano, con un sentido de justicia, debiera seguir para que los derechos humanos vuelvan a establecerse como piedra angular del sistem jurídico del país.
Que éste ejemplo de valor sea la esperanza, de un mundo de oscuridad, hacia un nuevo amanecer y, que se logre el cambio que tanto anhela el pueblo. Que Dios bendiga a Cuba, son mis mejores deseos siempre, amen.
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