UN GRAN CONCIERTOHasta la luna aplaudió anoche a Pablo Milanés, Sergio y Marel en concierto de apoyo a Minou.
Por: Alicia Estévez - 3/29/2010
Palblo Milanés, Minou Tavárez y , detrás, Sergio Vargas y Marel Alemany, en un momento del concierto.
Nada más lejos de un acto político que el concierto que ayer domingo presentaron el cubano Pablo Milanés y los dominicanos Sergio Vargas y Marel Alemany en apoyo a la candidatura de la diputada peledeísta Minou Tavárez Mirabal, quien aspira a reelegirse.
La plaza Juan Barón, en el Malecón, lucía repleta de un público al que los organizadores de la actividad, cosa maravillosa, no obligaron a lanzar consignas ni a enarbolar banderas. La música, más que cualquier idea o posición partidaria, fue la protagonista de una noche bañada por la luz de la luna. Ésta se ocultaba, por ratos, tras las nubes pero, después que Milanés salió a escena, se colocó como una corona sobre la imagen del artista, que se proyectaba en tres enormes pantallas. Allí permaneció ése enorme círculo de plata hasta que la gente dio la última vuelta de baile, sobre el cemento de la plaza, con los contagiosos merengues de Sergio Vargas.
El espectáculo se inició con la intervención de Marel Alemany, aplaudido con entusiasmo y quien, como se esperaba, cerró su presentación con la canción. “Esto es Carne” coreada por los presentes y prolongada por el artista y la banda que le acompañó.
Luego, el público se sorprendió cuando anunciaron que sería Milanés, el segundo en subir al escenario, y no Sergio Vargas.
El artista cubano había interpretado una melodía cuando el Presidente del Senado, Reinaldo Pared Pérez, y el Síndico del Distrito, Roberto Salcedo, le entregaron las llaves de la ciudad declarándole huésped distinguido.
Un Milanés, completamente calvo y mucho más corpulento, interpretó sus éxitos más conocido con una voz inmejorable, limpia, como quien encontró la receta mágica para atrapar entre sus cuerdas vocales el paso del tiempo.
Como siempre, permaneció sentado, abriendo apenas los labios, y logrando, sin embargo, desatar emociones, lágrimas, aplausos y gritos de entusiasmo.
Cuando parecía concluir su espectáculo, apareció Minou Tavárez Mirabal , a quien los presentes habían echado de menos pues tras más de una hora de iniciado el concierto su imagen sólo aparecía reflejada en la pantalla y algunos se preguntaban ¿Dónde está Minou?
Pues la diputada estaba entre bastidores y de allí salió con una rosa en al mano para agradecer a Milanés, Vargas, Alemany y José Antonio Rodríguez, productor del espectáculo, por su colaboración para el concierto. A cada uno se refirió citando canciones compuestas por ellos en un discurso que logró memorizar bien pero que no superó a una segunda intervención suya proyectada en las pantallas gigantes en la que explicaba las razones por las que había que seguir en política sin dejar el espacio a aquellos que con su actuación manchan ese oficio.
Mientras Minou hablaba, Rodríguez, Vargas y Alemany se fueron integrando al escenario donde saludaron a Milanés. La diputada entregó una flor al cubano que lucía emocionado. Tras lo cual, llegaron los grandes éxitos del artista, “Yolanda” y “El breve espacio en que no está”, este último, un regalo del intérprete ante los llamados constante del público que le pedía regresar a escena después de despedirse.
Si Milanés puso a los presentes a llorar Sergio los sacudió poniéndolos a bailar y convirtiendo la plaza Juan Barón, en la pista de baile más grande con la que contó este fin de semana la República Dominicana. Sergio inició su actuación con un homenaje al desaparecido Luis Díaz. Así “Marola” dio inicio al final de un concierto que, si los organizadores no lo concluyen, la gente se lo hubiese gozado hasta que la luna hiciera sus maletas empujada por el sol.
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