domingo, 30 de enero de 2011
El camino de Marco Polo
Escrito por Amarilis C. Rey
Managua, La Habana, 31 de enero de 2011,
(PD) Poder degustar uno de esos dulces caseros, tan típicos de la cocina cubana, dejó de ser normal para convertirse en algo casi imposible.
Aquellos postres de mermelada de guayaba, coco rallado, cascos de toronja o de naranja, todos con su respectiva ración casi obligada de queso, han pasado a ser temas de esas conversaciones en las que siempre aparece el mismo preámbulo. “¿Te acuerdas de…?
En la vida del ciudadano pobre de la isla, la gran mayoría de todo paulatinamente ha dejado de conjugarse en presente para referirse a un pasado, sin importar cuanto más o menos alejado esté.
Las actuales abuelitas, aunque herederas de una rica gama en repostería, poco pueden hacer ante la carencia de casi todos los ingredientes para confeccionar sus dulces caseros.
Caridad, una abuela de más de 60 años, explica cómo trata de hacer el flan de huevo y leche, sin apenas ningunos de estos componentes: “El flan generalmente debe llevar varios huevos; bueno yo lo hago con dos, y el poco de leche que puedo conseguir lo aumento con agua. Luego le doy sabor con una hojita de anís, de una matica que tengo sembrada en el patio, porque canela… ¿de dónde?”
Para estas estoicas reposteras que aun ante las dificultades inventan, y más o menos “resuelven,” el dulce no quedará óptimo, pero el amor con que se confecciona lo hace bueno.
“Yo sé que no queda como debiera ser, pero lo hago para mis nietos con mucho cariño y eso me ayuda, aunque no tenga ni canela para echarle,” comentó Caridad.
Las especias son otro gran reto. Pueden comprarlas aquellos que dispongan de divisa en “Marco Polo”, un comercio situado en el centro de la Habana Vieja.
Al ser un lugar pequeño y uno de los pocos en la ciudad que venden este tipo de producto, suele tener siempre personas que hacen fila y deben esperar un buen rato para poder entrar y hacer sus compras.
En Marco Polo, “El camino de las especias”, como lo aclara un letrero que se puede leer en su fachada, 10 gramos de canela en rama se vende a 30 centavos; 15 gramos de canela molida pueden ser adquiridos en 10 centavos, todo en CUC (peso divisa). Con precios parecidos, en este establecimiento, también es comerciable la hoja de salvia, la mejorana, el anís en grano, pimentón dulce, nuez moscada y algún que otro producto natural para infusiones.
Las más jóvenes cocineras, para degustar un pudin de pan, adaptan la receta a las dificultades actuales: la miga se remoja en agua en lugar de leche y después le agregan algún poco de leche que se ha podido conseguir; lógico, siempre que cuente con algunas cucharadas de azúcar. Es una de las soluciones para confeccionar un dulce casero a pesar de todo.
Sin embargo, Gloria, de 70 años asegura que eso es algo insípido. “No puedes hacer un dulce sin azúcar o sin alguno de los ingredientes que lleva. Eso no sabe a nada. Claro que la juventud que inventa esos dulces no conoció como fueron nuestros flanes, pudines o torrejas. Eso es historia antigua; ahora, y sin exagerar, puede que no tengas ni la pizca de sal para echarle.”
Frutas, azúcar, huevos, maicena, y hasta la sal, son productos tan difíciles de adquirir hoy en Cuba, como aquellos que un día Marco Polo llevó desde Asia a la Europa medieval.
amarilisrey@yahoo.com
Foto: Amarilis C. Rey
Tienda de especias Marco Polo
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