miércoles, 29 de junio de 2011
China tras la ruta soviética en Cuba
Los lazos entre Pekín y La Habana se han ido ampliando vertiginosamente en los últimos años, hasta el punto que a muchos les recuerda la luna de miel que una vez tuvo la isla con Moscú.
Roberto Casin | martinoticias.com 29 de junio de 2011
Foto: Reuters
El vicepresidente chino, Xi Jinping, con el gobernante Raúl Castro en La Habana el pasado 5 de junio.
El gobierno chino parece estar siguiendo paso a paso el sendero una vez abierto por los rusos en Cuba, cuando la antigua Unión Soviética llegó a ser como un gran Zar tropical y el gobierno de la isla y sus habitantes dependían prácticamente por entero de las millonarias subvenciones que les concedía Moscú.
Cuba es hoy en día el mayor socio comercial de Pekín en la región del Caribe, y visto desde La Habana, China es la segunda nación con la que hay más intercambios comerciales después de Venezuela.
Los números hablan por sí solos. En 2006 los dos gobiernos llegaron a acuerdos sobre perforación petrolera frente a las costas de la isla, y dos años más tarde el presidente chino, Hu Jintao, visitó La Habana un par de días y suscribió con el gobernante Raúl Castro una docena de acuerdos económicos.
El pasado 10 de junio, el vicepresidente chino Xi Jinping, probable sucesor de Hu Jintao, estuvo en Cuba y durante su estancia, se firmaron trece convenios de cooperación, primordialmente en los sectores del petróleo y las comunicaciones.
Durante la última década, el comercio bilateral se incrementó de $440 millones en el 2001 hasta $1.830 millones en el 2010.
El año pasado China reestructuró un estimado de $4.000 millones de la deuda cubana y extendió nuevos créditos al gobierno de La Habana, en lo que expertos interpretaron como un respaldo a las reformas económicas anunciadas en la isla por Raúl Castro, que apuntan a una ligera expansión del sector privado y al masivo despido de trabajadores estatales.
Cierto que el comercio debe recuperar el tope alcanzado en 2008, cuando los intercambios sumaron $2.200 millones, pero a juzgar por la potencialidad que tiene China de suministrar manufacturas a la isla y los prospectos de explotación petrolera en los mares cubanos sientan las bases para una mayor interrelación.
China importa principalmente de la isla níquel y azúcar, que además sirve para endulzar una relaciones que algunos en EE.UU temen puedan llegar a ser tan fuertes como las que una vez tuvo La Habana con Moscú, en el sentido políticamente más estricto del término.
Expertos dicen que pronto podría llegar a verse unidades de la nueva marina de guerra china navegando por las costas de la isla para proteger sus rutas comerciales, y para otros menesteres menos económicos. Según reportes difundidos en el 2003, los chinos estaban operando al menos dos estaciones de rastreo de inteligencia en Cuba desde 1999.
Con esos ruidos, en EE.UU. no faltan voces que invocan el desastre que significaría permitir que China reemplace a Rusia en Cuba, y llaman a ponerle freno a esa influencia modificando lo que califican de obsoleta política de aislamiento y boicot aplicada durante 50 años por Washington al gobierno de la isla.
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