miércoles, 29 de junio de 2011
El tiempo y sus cómplices
Escrito por Rodolfo Ramírez Hernández
Santiago de las Vegas, La Habana
29 de junio de 2011
(PD) Caminar las calles de La Habana en la actualidad, para todo aquel que haya nacido en ella antes de que llegara el comunismo, es como si el apocalipsis hubiera ocurrido.
"Hermosa Habana", la describieron Los Zafiros, el popular grupo musical cubano de la década de los 60. Pero ya de aquella belleza queda muy poco, y lo que queda es sólo para el disfrute de los que vienen de fuera, de los turistas extranjeros.
"La Habana antes del 59, aunque se vivía bajo una dictadura militar, era muy diferente –asegura con tristeza Raúl Luis Risco, un habanero sesentón a quien la nostalgia a veces lo invade- Ahora, todo está destruido. Es una verdadera lástima lo que ha hecho este gobierno con esta ciudad, que fue uno de los lugares más visitados del mundo. Es triste que de aquella Habana no quede nada, que el régimen castrista poco a poco haya acabado con algo que fuera tan hermoso"
Según los que la vieron antes de que Fidel Castro llegara al poder, era como estar en el paraíso. Una capital donde se perdía tiempo y vida cuando se dormía y por eso, casi no se dormía.
Los mejores artistas del momento hacían suyos los escenarios capitalinos. Era un honor para ellos actuar en La Habana.
También los más viejos hablan de las oportunidades que esta ciudad brindaba a sus habitantes. El trabajo era sinónimo de prosperidad. Los pequeños negocios privados progresaban y el cubano veía el fruto de su esfuerzo.
Julio Ignacio León es otro a quien los recuerdos lo invaden a cada rato.
"La ciudad crecía y se enriquecía. Había casinos y clubes nocturnos, pero los comunistas lo destruyeron todo. No es menos cierto que existía corrupción y hasta violaciones de los derechos humanos, pero ahora hay mucha más corrupción y mucho menos libertades que en esa época. Hoy La Habana parece un enorme basurero. Han convertido la ciudad en escombros. Esta destrucción hay que agradecérsela a la revolución de los Castro", afirma.
De fuegos artificiales era La Habana antes del 1 de enero de 1959. Hoy, la capital de todos los cubanos es un fantasma que mira al mar, una ciudad donde solo los extranjeros pueden disfrutar de lo que aún queda en pie. Esos lugares cuestan caro, y a los habaneros de a pie el dinero no les alcanza ni para comer.
Pero los jóvenes no pierden el anhelo de ver algún día a la ciudad como sus abuelos les han contado que era. Historias que a los jóvenes nos parecen sacadas de un libro de cuentos. Es difícil imaginar que esta fue una ciudad llena de alegría. Y a muchos les cuesta creer que tanta alegría y belleza haya sido destruida por el tiempo y sus cómplices.
ramirezhernandez.rodolfo@yahoo.com
Foto: Marcelo López
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