martes, 1 de noviembre de 2011
Cubano brilla en equipo de gimnasia de EEUU
Danell Leyva llegó a Estados Unidos con un año de edad cuando su madre escapó de la isla en compañía de su hermana mayor.
Ricardo Quintana / especial para martinoticias.com 01 de noviembre de 2011
Foto: REUTERS
Danell Leyva estuvo de cumpleaños el domingo último en Miami. Festejó sus veinte primaveras, y en familia, aprovechó para celebrar también la hazaña de haber obtenido una medalla de oro en la modalidad de barras paralelas en el recién concluido campeonato mundial de gimnasia en Tokio, Japón.
La vida no ha sido distinta a la de ningún otro emigrante que busca libertad y nuevos horizontes para este jovencito nacido en Cárdenas, provincia de Matanzas, el 30 de octubre de 1991, y que llegó a Estados Unidos con un año de edad cuando su madre escapó de la isla en compañía de su hermana mayor.
Hoy, 18 años después, es uno de los mejores gimnastas del mundo, ganador de múltiples competencias y títulos nacionales, regionales y mundiales.
"Siempre estaré orgulloso de haber nacido en Cuba", dijo Leyva a la prensa luego de haber ganado el título mundial el pasado 16 de octubre en la capital nipona.
"Yo siempre me sentiré cubano, pero también estoy igualmente orgulloso de poder representar a los EE.UU, el mejor país del mundo”.
Su madre María González y su padrastro Yin Álvarez fueron miembros del equipo nacional de gimnasia de Cuba en su adolescencia. Gozaban del escuálido privilegio que tienen los atletas cubanos de alto rendimiento, una dieta alimentaria especial en el complejo deportivo Cerro Pelado y la oportunidad de viajar al exterior con un vergonzoso viático pero que bien administrado le permitía vestir “blue jeans” de diseño occidental, comprar electrodomésticos baratos, productos de aseo personal y así luchar contra las carencias más comunes que padecía la población average. Al concluir sus respectivas carreras deportivas, los dos se dieron cuenta de lo duro que podría ser la vida en un país empobrecido y de libertad racionada.
Fue por eso que durante un viaje a México al frente de una selección nacional, Álvarez abandonó la delegación y no regresó a la isla. En 1992 cruzó el Río Grande, y tres años después en Miami logró reunir el dinero necesario para abrir su gimnasio. Actualmente, Universal Gymnastics Inc. es uno de los más prestigiosos del país.
En Cárdenas, González luchaba contra los avatares de la vida, su hijo, el hoy gimnasta estelar del equipo de EE.UU., padecía asma, y se hacia cada vez más difícil encontrar el medicamento que necesitaba, y mucho menos el dinero para comprarlo.
"No había electricidad", dijo González. "El asma se tornaba peor porque al no haber electricidad, la gente recurre al fuego y el humo. Se puso tan mal. Tenía que llevarlo al hospital dos o tres veces al mes, y no había medicinas”, relató la mujer a la agencia Prensa Asociada.
En 1993, con la ayuda de familiares en el extranjero, González y sus dos hijos lograron viajar a Perú y luego llegar a Miami, donde se reencontró con Álvarez. En 2001, los dos ex gimnastas unieron sus vidas en sagrado matrimonio.
Hoy, bajo la sabia tutela de su padrastro, Leyva entrena día a día con la mirada puesta en los Juegos Olímpicos de Londres en 2012 y el empeño de ayudar a su equipo a conquistar el oro en la cita veraniega a manera de retribución al país que lo adoptó y que le ha brindado tantas oportunidades a él y a su familia.
“Si estuviéramos todavía en Cuba, sería un chico flaco, probablemente sólo en la calle, sin hacer nada, quiza metido en líos y en problemas", dijo Leyva. Mis padres, agregó, "me criaron muy bien".
En 2008, en el Campeonato Nacional Juvenil, Leyva ganó el “all-around”, barra fija, barras paralelas, caballo con arzones, y ese mismo año se coronó campeón panamericano en Argentina.
En 2009 se convirtió en el miembro más joven del equipo nacional de mayores de EE.UU con solo 17 años, y ese año ganó oro en barra fija, y plata en paralelas.
Con 19 años en el mundial de Tokio fue el atleta más joven que participó el evento de las paralelas. Con veinte años recién cumplidos, este hijo de la Ciudad Bandera inscribió su nombre en la historia de la gimnasia de EE.UU. como el primer estadounidense que gana una medalla de oro en un campeonato mundial desde que lo hiciera Paul Hamm en 2003. Además, se una ahora a Sean Townsend (2001) y Bart Conner (1979) como el tercer estadounidense en conquistar el titulo en las paralelas en un torneo del orbe.
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