miércoles, 27 de febrero de 2013


Sindicato ajeno a las necesidades de los trabajadores.
Por Aimée Cabrera.
El miércoles 20 de febrero concluyó el recorrido evaluativo nacional de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC) en la provincia de Villa Clara. El secretario general de la CTC, Salvador Valdés Mesa comentó algunos aspectos con un periodista del periódico Granma.
Este recorrido según el dirigente sirvió para conocer cómo va la preparación del XX Congreso de la organización, el cual se celebrará el próximo mes de noviembre, convocado desde octubre del 2012.
Muy preocupado, como siempre, por el cumplimiento de planes y presupuestos, así como por las tareas y qué temas deben abordar los dirigentes en el evento sindical, Valdés Mesa enfatizó que” Lo esencial es que al finalizar el proceso de balance las estructuras de base queden fortalecidas y sean reflejo de su centro. El movimiento sindical debe ser un movimiento sindical de futuro, interesado en preparar su relevo”.
“Para los trabajadores, la Revolución siempre será lo primero, porque trajo soberanía e independencia y la clase trabajadora accedió al poder, el cual tampoco se puede perder, puesto que el capitalismo no va a retornar aquí”-destacó a continuación.
Aún el también miembro del Consejo de Estado reitera que “la emulación perdió su esencia, su razón de ser, hemos planteado que debe cambiarse, modificarse, discutir cómo debe ser”.
Mientras los líderes sindicales no se unan de verdad a la masa trabajadora e indaguen con sinceridad cómo se sienten, qué desean, qué sugieren y no marginen ni acusen de traidores a quienes sostengan otras ideas diferentes a las impuestas por los Lineamientos gubernamentales, no todos los trabajadores se sentirán representados, y “la capacidad de movilizar” será ficticia, los que participen será por temor a quedar despedidos, o hasta agredidos sino desprestigiados por quienes deben escucharlos.
Es imposible que todos los obreros piensen igual. La CTC debe escuchar qué quieren los trabajadores. Esos que no tienen derecho a comprar un carro de uso, a hacer un proyecto familiar en un período de unos años, esos que nunca podrán viajar al exterior con su familia, aunque sea una vez en la vida, como lo puede hacer cualquier familia de clase media, y hasta quienes están retirados residentes en uno u otro continente, a través de paquetes turísticos a precios a los que pueden aspirar con su esfuerzo.
¿Qué trabajador cubano se va a sentir incentivado por emular con sus colegas? El que diga que sí es por miedo a buscarse problemas. Los trabajadores quieren ganar salarios que les permitan vivir con decoro, que el gobierno resuelva sus problemas que son muchos y no tienen como solucionarlos. El que trabaja bien quiere ser reconocido que se le aumente su salario.
Las personas decentes quieren ser escuchadas. Dentro de este grupo hay muchos trabajadores que se levantan y salen para el trabajo antes de que amanezca y cumplen con sus jornadas laborales pero no son eficientes, no hay productividad en sus oficios y profesiones y continúan con salarios que cambiados a la moneda convertible no llegan a los diez CUC, y si sobrepasan la cifra no alcanzan para comprar todo los artículos de primera necesidad, pagar cuentas y otros gastos como les sucede a quienes son padres, y sus hijos, por sus edades o estudios dependen de ellos.
Los altos dirigentes sindicales debieran vivir solo un mes en las míseras condiciones en que viven cientos de miles de trabajadores cubanos con sus familias, a expensas de sufrir un derrumbe parcial o total en sus viviendas, debieran alimentarse un mes con la libreta de productos alimenticios a precios subsidiados y normados que no alcanza para una quincena y que tantos dirigentes han querido abolir.
Estos sindicalistas de las altas esferas debieran pararse en una parada de ómnibus todas las mañanas a ver dónde para, si para. Montar por las puertas de atrás, y hacer largos viajes con la incomodidad propia de un transporte urbano que no mejora sino se empeora, porque quienes deben de mejorarlo no lo utilizan tampoco.
Los trabajadores cubanos no son traidores porque viven en su patria y trabajan con lo poco que tienen. Las imperfecciones no son todas causadas por ellos, sino por la desorganización interna, y las medidas obsoletas y oportunistas de quienes cierran filas para mantener el control y sus privilegios, los mismos que sin moral arremeten contra quienes no se someten a sus imposiciones.
La sabiduría y con ella el triunfo, aparecerá el día que de manera fraterna los trabajadores sean escuchados por sus dirigentes sindicales y que estos, a su vez, sean la contrapartida de tantas administraciones corruptas.

Fuente.
Julio Martínez Molina. Esencial fortalecer el movimiento sindical. Granma. Nacionales. 22 de febrero del 2013. P. 5











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