POR: GUIJE CUBA
El 2 de febrero en la Historia de Cuba
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• 1544 -
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- Juan de Avila gobernador de Cuba.
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Emeterio S. Santovenia en “Un Día Como Hoy” de la Editorial Trópico, 1946, páginas 71-72 nos describe los acontecimientos del 2 de febrero de 1544 en la Historia de Cuba:
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“Veintiocho años de edad contaba el licenciado Juan de Avila cuando, el 2 de febrero de 1544, llegó a Santiago de Cuba provisto de despachos, expedidos por la audiencia de Santo Domingo, acreditativos de habérsele nombrado gobernador de la Isla. Pero no venía solo el licenciado Avila. Decretadas en Valladolid en agosto de 1543 las ordenanzas que emancipaban a los indios, suprimiendo las encomiendas y otros abusos de parecida índole, el nuevo gobernador fue encargado de traerlas a Cuba y hacerlas observar.
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“Se dirigían aquellas ordenanzas a reconocer la libertad de los indios, pero con restricciones cuyas malas consecuencias no tardarían en palparse. Declaraban a los indígenas fieles y leales vasallos de la Corona, aparentando exaltar su condición, a la par que estatuían, amparando los privilegios ya concedidos, que mientras viviesen los beneficiados conservarían sus indios, aunque con el carácter de intrasmisibles por cualquier concepto. Se prestaban tales preceptos a anular la parte buena de la intención del legislador, y el propio Juan de Avila resultó el instrumento de la maldad. Quiso demostrar al principio que se hallaba animado de alto espíritu de justicia, mas duró poco semejante deseo. Al cabo, los indígenas no fueron sino objeto de nuevos vilipendios.
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“En una carta dirigida al Emperador veinte días después de su llegada a la Isla, Avila dejó traslucir su criterio contrario a la emancipación de los indios. Sin embargo, no fue su propio juicio el que de mala manera encaminó las cosas. Hubo una influencia, al principio disimulada y luego evidentísima, que pesó de manera incontrastable sobre la conducta del Gobernador. Hospedado en Santiago de Cuba en el domicilio de Guiomar de Guzmán, viuda del antiguo tesorero Pedro de Paz y usufructuaria de una de las encomiendas de la región oriental, el interés, la sagacidad y los halagos de su amiga lo indujeron a crear un irritante privilegio en provecho de los colonos de Santiago, eximiéndolos del cumplimiento de las ordenanzas de agosto de 1543 en tanto las hacía ejecutar en Bayamo y Baracoa. Las acritudes a que todo ello dio ocasión rebasaron los límites de lo común, y cuando, tomando a su dama por esposa -mucho mayor en años que él-, se identificó con la codicia y las enemistades de Doña Guiomar, la estimación de que antes gozaba en el mismo Santiago se trocó en desafecto y desprestigio.
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“El licenciado Juan de Avila, en medio de la obra perniciosa a que se entregó cediendo a las instancias de Doña Guiomar, visitó la villa de San Cristóbal de La Habana. En la incipiente población levantada junto al Puerto de Carenas pretendió realizar labor útil, habilitando una casa para hospital, terminando la edificación de una fortaleza y señalando a su monarca la conveniencia de desviar por medio de una zanja las aguas de La Chorrera, a fin de surtir la localidad. Las quejas contra Avila, sin embargo, eran no menos frecuentes que repetidas, y sus abusos fueron cortados de raíz, en junio de 1546, cuando arribó a Santiago de Cuba el licenciado Antonio Cháves, comisionado para sucederlo y residenciarlo.”
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