Un día como hoy, abril 1, en nuestra lucha contra el castrismo.
Dedicado a aquellos que dicen que en Cuba no se combatió el comunismo.
Comparta estas efemérides. Gracias.
PROHIBIDO OLVIDAR.
1961
Miembros del clandestinaje sostienen un encuentro con la Seguridad del Estado en Calzada 101, Vedado, La Habana, resultando gravemente herido Ernesto Pérez Morales.
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Se alzan en armas en la región de Güira de Melena, provincia de La Habana, Titi García, Noel Domínguez, Secundino “El Chino” Torres, Roberto Fernández, Arnaldo Martínez Carrasco y Lázaro Valdés.
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El guerrillero Evelio Gutiérrez es ejecutado en la provincia de Matanzas.
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Roberto Moreno Exposito, muere en un enfrentamiento con la milicia comunista al tratar de escapar de una casa en las inmediaciones de Fomento, donde fué sorprendido en compañía de Ramonin Quesada y Jesús Hernández Medina. Roberto servía de práctico y contacto con el grupo de apoyo en Placetas a la tropa de César Páez y Ramonín Quesada.
1963
El alzado Evelio Gutiérrez es fusilado en Camagüey.
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Israel Delgado es fusilado en San Severino, Matanzas.
1964
Pedro M. de la Fuente es fusilado en Pinar del Río.
1970
El expreso político Ramiro Machín Ledón es acusado de realizar un sabotaje en el central azucarero-Santa Rosa donde trabajaba y es condenado a la pena de muerte por fusilamiento.
1977
El opositor Enrique Perdomo desaparece en una fuga clandestina de Cuba.
1980
Un autobús lleno de personas desarmadas que buscaban asilo lo estrellaron contra la entrada de la embajada. Los guardias que custodiaban la embajada para evitar fugas abrieron fuego contra el ómnibus, muriendo uno de los custodios a causa de disparos realizados por otros soldados. Después del choque, Fidel Castro eliminó las barreras que rodeaban la embajada peruana y declaró que cualquiera que quisiera irse podría hacerlo. En unas pocas horas, más de 11,000 personas ingresaron a la misión diplomática, y en 24 horas el gobierno se vio obligado a impedir nuevas salidas. El incidente provocó el éxodo del Mariel, en el que más de 125,000 cubanos partieron hacia los Estados Unidos en el espacio de cuatro meses. 24 personas murieron en barcos volcados, principalmente como resultado del hacinamiento impuesto por las autoridades cubanas, ya que los barcos que llegaron para recoger a sus familiares fueron cargados con un gran número de "indeseables".
[Source: M. Ojito, Finding Mañana, 2005, p. 101. J. Martinez, Memoria de los Sucesos de la Embajada del Peru, http://www.elveraz.com/articulo62.htm. / Archivo Cuba]
2003
Un avión Antonov 24 de Cubana de Aviación, con 31 pasajeros a bordo fue secuestrado por un hombre que amenazó con hacerlo estallar con una granada de mano, aterrizó en el Aeropuerto Internacional de Cayo Hueso, Florida bajo la escolta de dos cazas F-16 norteamericanos, después de cruzar el paralelo 24 a unos 55 kilómetros al sur de Cayo Hueso". Segundo secuestro de un avión en dos semanas por cubanos que buscan abandonar la isla comunista y dirigirse a Estados Unidos. El supuesto secuestrador bajó del avión con un niño en sus brazos, lo dejó al pie de la escalerilla y fue arrestado. El régimen cubano identificó el secuestrador como Adelmis Wilson González, natural de Guantánamo y residente en Isla de Pinos, agregando que viajaba con su esposa y un hijo de ella, también que el avión tenía originalmente 46 pasajeros y tripulantes a bordo cuando fue secuestrado. El secuestrador amenazó con detonar una granada a menos que fuera llevado a través del Estrecho de la Florida. Sin embargo, tuvo que aterrizar en el aeropuerto José Martí de La Habana por falta de combustible, dijo el comunicado del régimen cubano. El secuestrador permitió que 22 pasajeros, incluyendo niños, bajaran del avión en La Habana; la nave fue reabastecida de combustible y continuó rumbo a EE.UU. El incidente se produjo dos semanas después del secuestro de un avión cubano que cubría la misma ruta entre Nueva Gerona y La Habana, por seis cubanos armados con cuchillos que obligaron al piloto a dirigirse a Cayo Hueso.
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- Paramilitares.
Autor: Yoani Sánchez.
Yoani Sánchez
Rechinan los neumáticos; las puertas del auto se abren bruscamente y salen tres hombres que parecen producidos por el mismo molde: fuertes, pelados a lo militar y con móviles en el lateral del cinto. No hay escapatoria posible. Ningún vecino va a socorrerte, los curiosos se alejarán asustados y los posibles testigos no querrán después hablar.
Te meten a la fuerza en un auto sin enseñarte un acta de detención, ni siquiera un carnet de pertenencia a algún cuerpo policial. La matrícula es privada para no dejar rastro institucional. Los golpes tampoco van acompañados de un cuño, de una firma, de unas siglas siquiera. Acabas de caer en manos de los "paramilitares" cubanos, esos policías políticos que nunca llevan uniforme y tienen la potestad de saltarse todas las leyes, de encerrarte sin que medie un delito y de llevarte a "pasear" mientras te gritan sus amenazas y te hunden la rodilla en el abdomen.
Cada vez son más frecuentes los métodos camorristas entre las filas de la Seguridad del Estado. Su impunidad molesta incluso a los policías regulares, que ven como esos sujetos con seudónimo les llenan los calabozos de detenidos no inscritos en el libro de incidencias de la estación.
La práctica de faenar al margen de la ley se ha vuelto ya rutina entre los inquietos muchachos de la Sección 21, quienes se sienten miembros de un cuerpo de elegidos que puede impedirle a cualquiera llegar a un lugar o recluirle forzosamente dentro de su propia casa. Están entrenados para no escuchar, así que no vale la pena llenarles los oídos de frases al estilo de "Yo soy un ciudadano y tengo derechos", "Quiero ver a un abogado.", "¿De cuál delito se me acusa?". Para ellos, sus víctimas no son individuos protegidos por una legalidad, sino meros "gusanos", simples "sabandijas". a los que un déspota como Gaddafi llamó en su momento "ratas".
Y ahí estás tú, dentro de aquel auto que es un agujero negro tragándose la Constitución que debería salvarte, rodeado por el fornido brazo de alguien que se hace llamar el agente Camilo o el teniente Moisés. Por el momento, sólo van a asustarte, pero en un futuro (cuando te atrevas a más) se sentirán tentados a arrancarte alguna uña, meterte la cabeza en un cubo de agua, juguetear con la corriente y tus testículos. Porque cuando un gobierno crea estructuras que no rinden cuentas a ninguna justicia, entonces no hay amparo posible para quienes se le oponen.
Estos paramilitares de hoy podrían ser los matones del mañana. A estas fuerzas de élite, que se proyectan como defensores de un sistema agonizante, quizás no les tiemble la mano para asesinar. Ya han probado el vértigo de frenar en seco en una avenida y meterte a la fuerza en un auto. Lo próximo que quieren ver correr es tu sangre.
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2. G-2marginales.com.
Autor: Ángel Santiesteban-Prats.
En la peregrinación a la Virgen de la Caridad del Cobre, el ocho de septiembre, un grupo de marginales eran comandados por la Seguridad Cubana para agredir a los opositores al régimen. Tengo que confesar que no pude ocultar mi sorpresa al ver a esos delincuentes, cual mercenarios, responder a las órdenes de los militares.
En aquel grupo de pueblo divisé a las Damas de Blanco con sus gladiolos en las manos, señoras con su vestimenta blanca, marchando en silencio. Me acerqué solidario y emocionado buscando, sin dejar de reconocer que era un disparate o inocencia de mi parte, protegerlas de alguna manera si estaba a mi alcance.
Un opositor sacó su teléfono celular e intentó tirar algunas fotos y uno de los delincuentes, que antes lo hacía por oficio y ahora de matón con licencia de la Seguridad del Estado (G-2), intentó robárselo con violencia. Durante unos segundos de forcejeo la masa compacta se convirtió en estampida. Los periodistas internacionales intentaron captar las imágenes y los tránsfugas, ahora de oficialistas, pusieron sus manos delante de los lentes para evitarlo. Con rapidez dos facinerosos tomaron por el cuello a otro opositor y lo halaron hacia una dulcería de la calle Galeano, en su interior habían otros hombres esperando y allí lo golpearon hasta dejarlo inconsciente.
Entonces las supuestas Damas de Blanco que iban a mi lado comenzaron a gritar: "Viva Fidel, viva Raúl", "viva la Revolución". Me sorprendí tanto de aquella farsa que huí espantado de la claque oficialista. Me acerqué al joven disidente al que intentaron quitarle el celular y me contó los detalles.
Sentí tanta ira que saqué mi celular para captar los rostros de aquellos que hacían el operativo y, un día, cuando llegue la libertad, al menos recordarle lo injusto y abusadores que fueron. Para mi sorpresa, no supe en qué momento me tenían rodeado. Eran diez fornidos malandrines que hacían un círculo a mi alrededor. No podía acercármeles, ni ellos a mí. Con el celular los filmé, sobre todo al jefe del operativo (tenía una cadena de oro en el cuello), que al ver mi intención, giró el rostro para evitar ser captado por la cámara. Hubo dos cosas que despertaron mi curiosidad, y así lo muestran las imágenes: entre los bellacos había un solo blanco y todos tenían el aspecto de baja catadura moral, poca educación y aires de presidio.
Aquella peregrinación se me convertía en un viaje al absurdo, a la total desfachatez. En todo momento me hacía dos preguntas: ¿Cómo es posible que un estado recurra a tales maniobras para continuar en el poder?, y la segunda: ¿Cómo es posible que alguien pueda defender un sistema que comete estos atropellos y abusos?
El lunes 26 de diciembre, en la iglesia de Las Mercedes hicieron otro operativo, pero menos oculto. Agentes de la motorizada impidieron el acceso de autos por los perímetros cercanos a la iglesia. Un cordón de truhanes, vestidos de civil y con el mismo aspecto de marginales, parapetados en las esquinas, impidieron la llegada de los opositores, a los cuales se les incautaba el carné de identidad y eran montados en autos marca Lada con chapa amarilla, para evitar que los asociaran al Gobierno, y eran llevados a los cuarteles de interrogatorios.
A la misma hora se les impedía a varias damas de blanco salir de sus casas. En las puertas de sus hogares, dos hombres con aspecto impresentable, cada vez que ellas intentaban salir les advertían que por su bien desistieran del paseo porque la pasarían muy mal si lo hacían. En la acera del frente, varias jovencitas, con la peor facha y gesticulando en demostración chusma, le decían a los dos delincuentes: "Déjenlas salir que le vamos a ir pa' arriba y vamos a despingarlas aquí mismo pa' que vean que no les va a quedar más ganas de hacerse las contrarrevolucionarias".
A pesar de todo, la reacción de los vecinos fue lo que más me llamó la atención. Miraban asombrados a dónde habían llegado los hermanos Castro para salvar su inútil sistema. Y, a pesar del miedo, se expresaban en contra del abuso sin bajar la voz y a expensas de que los apresaran.
Después vinieron otros delincuentes a sustituirlos. Yo los seguí para saber hacia dónde se dirigían. En el camino iban alardeando de las patadas y piñazos que les darían "a esas contrarrevolucionarias", si finalmente hubieran salido de sus casas.
Aquel grupo de indeseables fueron bajando por la calle Cuba hasta llegar al sector de la policía que está enla calle San Ignacio. Un camión de la policía los aguardaba para llevarlos de vuelta a sus albergues cuando terminara el operativo, también aguardaba un auto con chapa del MININT. Cuando pasé por la puerta del sector los vi adentro merendando, retomando fuerzas para volver a la represión.
Un amigo que vive por los contornos me dijo que la mayoría de los delincuentes que estaban en los operativos son sacados de la cárcel bajo palabra de que ayudarán a la Revolución. El chantaje clásico. La mayoría que escogen son negros porque los intimidan con que serán recriminados por otro sistema que sustituya el actual, y a la vez son los que menos familiares tienen en Miami que puedan criticarlos y persuadirlos de hacer semejante acción.
Pero es más simple y directo que eso: en caso de no cumplir con lo pactado y acatar las órdenes cuando les son dadas, los devuelven a las prisiones de donde fueron sacados a cumplir el resto de sus condenas y, con seguridad, les retiran las reducciones de sanción por buena conducta. Mi amigo me aseguró que ahora viene una nueva fuerza que forma parte de los 2,900 excarcelados que Raúl Castro anunció en su último discurso.
Entonces no pude evitar sentir lástima por esos seres cautivos en el tiempo y esclavos de un destino impuesto que también, como los opositores, se debaten por buscar lo mejor para sí; solo que en el caso de los disidentes, a pesar de las golpizas y detenciones que reciben en carne propia, cuando piensan en sí mismos, sustituyen su cuerpo por la Isla de Cuba.
http://www.cubaencuentro.com/cuba/articulos/g-2marginales-com-272722
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