miércoles, 4 de junio de 2025

Un día como hoy, junio 4, en nuestra lucha contra el castrismo.

Un día como hoy, junio 4, en nuestra lucha contra el castrismo.

Dedicado a aquellos que dicen que en Cuba no se combatió el comunismo.

Comparta estas efemérides. Gracias.

PROHIBIDO OLVIDAR.

1959

En los Estudios de la Radioemisora CMAB, se realizó un acto contra la Ley de la Reforma Agraria. Los propietarios de fincas en Pinar del Río, afectados por esta Ley, hicieron pronunciamientos contra tal medida. Por el micrófono desfilaron Armando Humarán, Gustavo Fernández Pino, Angel Camoira y "Mayito" Ferrer.

1961

Dalmacio Palmon Soret empresario y jefe de una unidad de sabotaje de un grupo anticastrista que fue acusado de terrorismo. Fue fusilado inmediatamente después del juicio sin tener vista de apelación. Sus últimas palabras fueron "¡Viva Cristo rey!" Dejó una esposa y dos hijas.

Source: Written testimony of daughter, Apr, 7, 2021. New York Times, 3 April 1961, p. 12, column 2

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Explotó una bomba en el hotel "Casa Grande", de Santiago de Cuba, provincia de Oriente. Los daños fueron de gran consideración.

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La sede diplomática cubana en Ciudad Panamá es atacada con cócteles molotov y fuego de pistolas por exiliados que laboran en el país.

1962

Comandos procedentes del exterior atacan las Minas de Matahambre en la provincia de Pinar del Río. Dos de los comandos se perdieron a bordo de un bote RB-12 pero horas mas tarde fueron rescatados.

1963

Bernardo Carrasco, miembro de la resistencia al régimen castrista, es víctima de la brutalidad policíaca en Ranchuelo, Las Villas.

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El excapitán del Ejército Rebelde y líder de una de las guerrillas que operaban en Las Villas Gustavo Adolfo Sargen Pérez “Terranova” es capturado herido y fusilado.

[Hay discrepancias en cuanto a la fecha según distintas fuentes consultadas]

1964

Francisco Linares Serrano acusado de delitos contra los poderes del estado en la causa 253/65 de la provincia de Oriente es fusilado en Santiago de Cuba.

1969

Armando Socarrás Ramírez, de 17 años, y Jorge Pérez Blanco, de 16, viajaron desde Cuba a Madrid en el tren de aterrizaje de un DC-8 de Iberia. Socarras, moribundo, fue hallado por los mecánicos del aeropuerto durante el servicio de rutina a la aeronave y logró salvarse en un hospital madrileño, un excepcional ejemplo de hibernación humana. Pérez se cayó del avión al alzar el vuelo, arrestado por la policía castrista y condenado a 4 años de prisión. En 1980 se reencontrimage.png con Pérez en Miami.

1989

 Es aplastada en China la rebelión de la Plaza Tiananmen, una serie de manifestaciones lideradas por estudiantes que ocurrieron entre el 15 de abril y el 4 de junio de 1989 basadas en que el gobierno del Partido Comunista era demasiado represivo y corrupto; y trabajadores de la ciudad que creían que las reformas económicas en China habían ido demasiado lejos y que la inflación y el desempleo estaban amenazando sus formas de vida. El número de fallecidos en esos enfrentamientos sigue siendo un misterio, y oscila, según diferentes fuentes, entre los 200 y 2,700, de los que apenas una decena eran soldados. Informes desclasificados a finales del 2017 revelan que al menos 10,000 personas murieron en la matanza de Tiananmen, según un documento de la diplomacia británica que publicó la web hongkonesa HK01.

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REPRESORES CUBANOS VIVIENDO EN EU.

Fotos e informaciones tomadas de la página Represores Cubanos de la Fundación para los Derechos Humanos en Cuba.

La Fundación invita al público a consultar la lista completa y a informarse sobre estos casos a través de su página web: https://represorescubanos.com/repressors?repressor-name=(en%20EE.UU.)

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75.- Evaristo Sierra Utria, un ex miembro del Buró del Partido Comunista de Cuba (PCC) en el municipio Guantánamo, se encuentra en EE.UU.

Sierra Utria posó para varias fotografías en la Torre Trump (Trump Tower) y otros sitios de Nueva York y las publicó en su nuevo perfil de la red social Facebook, (tenía cuatro anteriores) en el cual se quitó el apellido materno. Las fotos han sido reproducidas en una nota de Cubanos por el Mundo.

Fue miembro del Buró Municipal del PCC en Guantánamo y antes Primer Secretario de la UJC.

Ha criticado fuertemente como dirigente a Estados Unidos y proclamado que el socialismo es el único camino para los pueblos.

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RECUERDO DE LA MASACRE DEL RÍO CANÍMAR

MARIO HERRERA        6 de Julio de 1980

El 6 de julio del 2018 (este año 2025 son 45) se cumplen 38 años de lo que se conoce como “la masacre del río Canímar”. Porque 14 años antes del hundimiento del remolcador “13 de marzo” hubo un acontecimiento casi idéntico del que el régimen cubano salió mejor librado incluso que del crimen de 1994. En los mismos días en que todavía se estaba produciendo el éxodo del Mariel tres jóvenes intentaron secuestrar una embarcación turística en el área de la bahía de Matanzas tripulada por entre 60 y 100 personas. Mientras intentaban escapar fueron perseguidos y ametrallados por las autoridades y luego hundidos. El número exacto de víctimas todavía se desconoce aunque se fija alrededor del medio centenar de personas, entre ellas un número indeterminado de mujeres y niños. ("El número preciso de víctimas quedó en secreto, pero se cuentan al menos 56, incluyendo niños de 3, 9, 11, y 17 años" nos dice un informe de Archivo Cuba). Sólo sobrevivieron diez personas y se rescataron 11 cadáveres

El 6 de julio de 1980, el barco de río «XX Aniversario» salió del centro turístico Canímar Abajo, situado en las márgenes del río Canímar, en Matanzas, con más de 60 pasajeros. Sergio Aguila Yanes, de 19 años, sargento en el ejército cubano, reclutó a su hermano menor Silvio y a sus amigos Roberto y Humberto, y juntos habían planeado la fuga. Cuando el barco se alejó de los muelles, sacaron sus armas e intentaron tomar por sorpresa a los guardias. No pudieron y cuando uno de los guardias sacó la pistola, Sergio disparó primero y lo hirió. Pronto el barco estuvo bajo control de los muchachos, que ordenaron a su capitán que se desviara hacia los Estados Unidos.

El informe del tiroteo no tardó en llegar a Julián Rizo Alvarez, primer secretario del Partido en Matanzas, que inmediatamente convirtió un restaurante local en puesto de mando con teléfonos directos a la oficina central del Partido y a Fidel Castro, que le dio órdenes explícitas de que no se podía permitir que el barco se escapara. Fidel Castro subrayó a Rizo Alvarez «que pase lo que pase». Rizo despachó enseguida varias lanchas torpederas para que detuvieran el «XX Aniversario». Los barcos de guerra, más pequeños y más rápidos, se acercaron al barco e insistieron en que pararan y regresaran a Cuba. Los muchachos decidieron no obedecer las demandas del gobierno y siguieron hacia el norte. Después de que le notificaron por radio que las torpederas no podrían detener al «XX Aniversario», Rizo tomó una decisión. «Las órdenes fueron no permitir que el barco saliera de Cuba, aunque eso significara hundirlo». Como si supieran lo que iba a ocurrir, algunos de los pasajeros levantaron a sus hijos rogando a los barcos del gobierno que no dispararan. Rizo dio la orden de disparar y comenzó la masacre de los hombres, mujeres y niños que estaban a bordo del «XX Aniversario».

A pesar de que había dos barcos completamente armados atacando al «XX Aniversario» y a sus pasajeros, Rizo despachó otro patrullero más fuertemente armado y a un avión que empezó a circular encima. Los pilotos del avión empezaron el ataque justo antes de que el barco de río saliera de las aguas cubanas. Después que el avión hizo dos pases mortales, el barco estaba aun milagrosamente a flote, aunque sólo capaz de navegar en círculo. Para entonces, casi la mitad de sus sesenta pasajeros estaban ya muertos o heridos. Cuando se dio cuenta de las repercusiones internacionales que habría si el «XX Aniversario» se escapaba, Rizo tomó el mando del enorme «23 de Mayo» y le ordenó que interceptara y hundiera el barco de río, mucho más pequeño. La tripulación del «23 de Mayo» llevaron a cabo las órdenes de hundir el barco, embistiéndolo por el medio. Buscando su seguridad, Sergio había llevado a todas las mujeres y niños a la bodega para que estuvieran fuera del alcance de las balas. Aunque el primer golpe no hizo mucho daño al barco, las mujeres y los niños, ahora atrapados abajo, empezaron a gritar histéricamente. Segundos más tarde, el «23 de Mayo» embistió por segunda vez al barco y casi lo partió en dos. Al empezar a llenarse de agua el «XX Aniversario», Sergio le dijo a Roberto, el amigo de dieciséis años: «Perdóname, Papito» y fue a la cabina. Entre los frenéticos gritos de las mujeres y los niños de la bodega, Sergio sacó la pistola y le gritó a Roberto: «Los comunistas no me cogerán vivo nunca». Dirigió la pistola a la sien y se mató.

Roberto Calveiro aún recuerda que las aguas se enrojecieron alrededor de los cuerpos de los hombres, mujeres y niños balaceados. También fue testigo del ahogamiento de los que sobrevivieron la matanza inicial pero que no pudieron soportar la fuerza del mar y se hundieron sin volver a salir más. El propio Calveiro saltó al agua y empezó a nadar, pero cuando los patrulleros lo vieron le empezaron a disparar. Más tarde, cuando fue recogido en el mar por el cabello y golpeado en un patrullero, los guarda fronteras que le dispararon le confesaron: «Chico, no sé cómo pudiste sobrevivir con todas las balas que te disparé». Cuando llegaron al fin a la costa, los guardias le dijeron a Roberto que se echara a correr. Roberto se negó, sabiendo bien que le dispararían. Aunque había salvado la vida, le esperaban muchas otras experiencias al muchacho de 16 años en los próximos doce años, que pasó en una cárcel cubana. El régimen rescató sólo 11 de los cadáveres de las casi cuatro docenas de hombres, mujeres y niños masacrados ese día. El gobierno no les dio ninguna explicación a las familias de los desaparecidos, solo que habían muerto en el mar durante el «secuestro» de un barco. El gobierno no permitió entierros comunes. Antes de permitir a los diez sobrevivientes que regresaran a casa, les ordenaron no hablar con nadie sobre el incidente y no reunirse en grupos en que hubiera más de dos de ellos presentes. Durante los próximos dos años, tuvieron agentes del gobierno estacionados para monitorear sus actividades, mientras intentaban sobornar a los familiares de las víctimas, así como a los sobrevivientes, dándoles televisores, refrigeradores y otros equipos usualmente reservados para altos funcionarios del gobierno.

Ni perdón, ni olvido.

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