miércoles, 3 de agosto de 2011

Al machete


Escrito por Adolfo Pablo Borrazá


Centro Habana, La Habana


3 de agosto de 2011,


(PD) El machete cortó la yugular sin piedad. El hombre cayó al suelo de bruces y ahí quedó. Nadie imaginó que aquella discusión entre Arquímedes y Baraguá, terminara en un asesinato.
Arquímedes cumplió los 20 años el mismo día que le encajó el machete en el cuello a su padrastro Baraguá. Una disputa por el muslo de pollo más suculento caldeó los ánimos de ambos, aquella noche en la barriada de Lotería, en El Cotorro.

Días antes, una mujer en La Habana Vieja recibió un machetazo que le abrió en dos la espalda. Su esposo la atrapó in fraganti con otro hombre. Cuentan los vecinos que la joven se quejaba frecuentemente de las infidelidades de su marido y le amenazó con pagarle con la misma moneda.

Un joven de apenas 17 años, desoyó los consejos de su madre y partió feliz para una fiesta en un barrio de Centro Habana. Allí tuvo una discusión con dos individuos porque consiguió ligar a una de las chicas más bellas de la fiesta, que uno de los sujetos pretendía conquistar. Los dos tipos lo esperaron en la calle. Uno de ellos, le lanzó un machetazo que le arrancó el brazo izquierdo. Gracias a los gritos de la joven que lo acompañaba, Manolito no murió aquella noche.

Las tres historias traídas a colación, sucedieron en los meses de mayo y junio. Como es costumbre, la prensa oficial hace mutis sobre estos trágicos acontecimientos que diariamente ocurren en toda la isla.

Aunque el estado no venda ni permita la posesión de armas de fuegos, es sabido que muchos son los cubanos que portan otro tipo de armas: machetes, cuchillas, navajas, punzones.

Lo que atormenta y espanta, es que muchas de esas reyertas en las que casi siempre sale alguien herido o muerto, tienen un patrón primitivo. Ocurren por cualquier motivo: por un muslo de pollo, un turno en una cola, una muchacha hermosa, un engaño amoroso. En la Cuba de hoy, una discusión puede ser sinónimo de puñetazos, machetazos, lesiones, muertes.

Desde pequeño uno aprende a golpes que para sobrevivir en esta peculiar valla, hay que aprender, al menos, a dar una bofetada.

Son curiosas las condenas dictadas por los magistrados cubanos, amparados por las “perfectas” leyes revolucionarias.

A Arquímedes lo condenaron a 15 años de prisión. En el juicio dijo que no se arrepentía de haber matado a su padrastro.

El esposo engañado, arrepentido de haber matado a la mujer que amaba, fue sancionado a una condena de 10 años en una prisión de mínimo rigor.

Los dos jóvenes malhechores que casi matan a Manolito, fueron condenados a dos años por el delito de lesiones.

Lo cierto es que todo vuelve. Asegura Josefina, una señora de 88 años, residente en Los Sitios, otra barriada habanera que se las trae: “Volvemos al tiempo en que los mambises cargaban al machete contra los españoles. Ahora los cubanos se machetean entre ellos mismos. Lo único que cambia son las razones, nada más”.

adolfo_pablo@yahoo.com

underworldcubano.wordpress.com

Foto: Juan González

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