miércoles, 3 de agosto de 2011
Enemigos íntimos
Escrito por Rogelio Fabio Hurtado
Marianao, La Habana
3 de agosto de 2011
(PD) En su excelente libro El Espejo enterrado, magno ensayo donde repasa los siglos de historia que enlazan a España con América Latina, dice Carlos Fuentes respecto a Cuba:
”En cambio, en el Caribe, Washington se opuso activamente al régimen revolucionario cubano. Fidel Castro trató de romper la servidumbre de su país hacia los Estados Unidos pero creó una nueva servidumbre hacia la otra superpotencia, la URSS.
Las fracasadas políticas norteamericanas, en especial la vergonzosa expedición a Bahía de Cochinos en 1961, y el continuado embargo norteamericano contra la isla, sin duda le hicieron difícil la vida al régimen castrista. Sin embargo, no bastan estas políticas para explicar la eliminación drástica de la disidencia o la ausencia de libertad de expresión y de éxito económico en Cuba, ni, sobre todo, la incapacidad para transformar los verdaderos logros de la revolución – la alfabetización, las oportunidades educativas, el mejor sistema de salud del tercer mundo, el extraordinario avance de la tecnología, sobre todo en el campo médico- en instituciones que funcionen y objetivamente democráticas. Más allá de la identificación subjetiva con o la sujeción caprichosa a un solo caudillo carismático.
La ausencia de imaginación diplomática y de generosidad del lado norteamericano, la ausencia de imaginación política y eficacia económica del lado cubano pueden, aún, conducir a los dos países a un baño de sangre confrontacional.”
Fuentes escribió esto en 1992. Entonces, le recomendaba a la América Latina “ayudar a ambas partes a ir más allá de los antagonismos y de la retórica de sus padres, para intentar lo que José Martí deseó en el alba de la independencia cubana: “Si la República no abre sus brazos a todos y adelanta con todos, muere la República”.
De entonces a acá, sabemos de sobra a qué atenernos respecto a la ayuda de los hermanos países, partes hasta ahora más interesadas siempre en sacar provecho particular del diferendo, y de algunos años a hoy, incluso hasta cierto punto dispuestas a complacer a los caudillos isleños.
No creo que podamos contar realmente con ninguno de los gobiernos latinoamericanos para que nos echen una mano en el arduo camino de hacer renacer la República martiana, con todos y para el bien de todos. Así las cosas, hemos de atenernos a nosotros mismos.
Fuentes reparte las responsabilidades con equidad entre Cuba y el Gran Vecino. Para beneficio de la claridad, respetemos por ahora la convención de llamar Cuba a lo que bien sabemos ha sido y es responsabilidad mayor de quienes nos gobiernan hace más de medio siglo. No obstante, cierto es que muchos cubanos en la década del 60 hicimos causa común con aquel derrotero, otros se opusieron infructuosamente y muchos sintieron llegado el momento de dejar atrás a la complicada islita. Tentación con la que, desde entonces, no han dejado de confrontarse los jóvenes cubanos.
El éxodo incontenible, agudo en 1980 y 1994, leído a menudo como un desprestigio para el régimen, se ha convertido, a largo plazo, en un factor que le favorece, pues le facilita un drenaje de adversarios potenciales, quienes incluso han devenido muchas veces en contribuyentes de recursos, por lógicos motivos familiares. Sin embargo, no creo que las limitaciones de movimiento entre ambos países vayan a significar una transformación del status. Si deseamos acceder a una real apertura social y política, las cerrazones, siempre mezquinas, no sirven de mucho. .
Volvamos a Fuentes, quien reprocha a los norteamericanos “ausencia de imaginación diplomática y de generosidad”. A su vez, le achaca a los gobernantes de Cuba “.ausencia de imaginación política y de eficacia económica”. Los invito a especular libremente a propósito de estas causales que propone el escritor mexicano.
En verdad, las respectivas ausencias se han combinado entre sí para entretejer el nudo que cierra el paso a la reanudación de relaciones normales entre ambos países.
El Gran vecino apenas se ha motivado a aproximarse a los políticos isleños, (mejor suerte han corrido los peloteros). Cuando excepcionalmente lo ha hecho, los de por aquí le han hecho el caso del perro.
Por ejemplo, la iniciativa de la OEA de levantarle las sanciones a Cuba, lo cual hubiese sido un primer paso para que a continuación ambas naciones tratasen su diferendo. A raíz de ser designado Presidente Raúl Castro, se rumoró una posible mediación del mandatario brasileño Lula da Silva, pero si la hubo, no adelantó nada.
Otra ocasión de diálogo, desdeñada por los gobernantes de la Isla, tuvo lugar cuando el Presidente Obama respondió a un cuestionario simétrico, planteado a ambos mandatarios por la bloguera independiente cubana Yoani Sánchez. Sirva esta negativa como ejemplo de la falta de imaginación política que les reprocha Fuentes y de la sobrada prepotencia que los caracteriza.
Si se les ocurren otras posibilidades de “imaginación diplomática”, ruego las compartan. Acerca de la generosidad, especie rarísima en el campo de la política, entiendo que Fuentes le hace una exhortación muy plausible al Poderoso para que adelante primero la pacífica mano abierta ante los crispados puños del pequeño adversario. Como afirmara María Cristina Herrera, aquella inolvidable cubana católica: “Hoy la línea blanda es la verdadera línea dura”.
Retomemos la jugosa cita de Fuentes. No escapa a su percepción el fracaso a lo largo del tiempo tanto de la política de los Estados Unidos (invasión y embargo) como del salto mortal intentado por Fidel Castro en el trapecio de la Guerra Fría. Cuando creía columpiarse a sus anchas, la carpa del CAME se desplomó de mala manera. Ahora, que se desvaneció el oso eslavo, improvisan a cuenta de la rumbera criolla.
Entrada ya en la segunda década del XXI, el futuro de Cuba pertenece por entero a la reconciliación internacional con el Gran Vecino, por condición natural, hándicap en contra que todos los cubanos hemos padecido por más de 50 años. No obstante, han servido para que los cubanos plantemos una muy significativa cabeza de playa en los Estados Unidos, que más temprano que tarde fructificará. Cuándo y en qué condiciones romperemos ese auto bloqueo, está por ver, y dependerá cada vez más de nuestra imaginación, nuestra lucidez y nuestra voluntad de sacrificio.
rhur46@yahoo.com
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