jueves, 4 de agosto de 2011

El camino de los tantos documentos


Escrito por Luis Cino Álvarez


Arroyo Naranjo, La Habana


4 de agosto de 2011


(PD) “El camino del pueblo” inspira ciertas reservas por su lenguaje populista como para complacer a todos y la excesiva ingenuidad respecto a la posibilidad casi impracticable –al menos por ahora- de desmontar la dictadura a partir de sus propias leyes. Los mínimos resquicios que deja –más por descuido que por buena fe- la “legalidad revolucionaria”, no son como para hacerse demasiadas ilusiones y creernos que la disidencia interna, aun sin acabar de salir de los muros del ghetto y sin de conquistar las mentes y los corazones demasiado apáticos y asustados de la población, está en capacidad de dictar condiciones al régimen.

Por mucho que en el documento se esmeren en dorarles la píldora, no logro entender qué hace pensar a su autor (o autores) que los mandamases del régimen estén desesperados por morder el anzuelo y unirse a los opositores en una comisión nacional para cambiar las leyes que les han permitido el control totalitario de la sociedad y gestionar la transición a la democracia. No creo que estén tan desesperados por suicidarse como clase política. Para que los mandamases consideren seriamente la posibilidad de soltar el poder, deben sentir antes al pueblo rugir con fuerza en las calles. Y no es con documentos y conceptos políticos que resultan abstractos ante tanto agobio cotidiano que se logrará la movilización popular.

No obstante, el principal mérito de “El camino del pueblo” es que logró reunir a muchos de los más importantes nombres de la oposición y la sociedad civil. Pudiera ser un paso decisivo en el camino de la unidad de la oposición, pero como conozco bien a muchos de los firmantes, hace una semana en mi blog advertía mi temor acerca de que algunos entre ellos empezaran a disentir de algunos puntos y hasta de las comas, o a decir que no leyeron bien el texto o que no están conformes con que su firma aparezca más arriba, más abajo o junto a la de fulano o mengana…

Ojala nos hubiéramos equivocado los escépticos. No hubo tiempo para aplaudir el aparente y parcial consenso. El aumento de las discrepancias y las disputas entre opositores, firmantes o no, ha superado nuestras peores expectativas. Hasta de “proclama socialista” han tildado al documento. Y es de suponer que a continuación seguirá el regateo de méritos políticos y la habitual sarta de insultos y descalificaciones mutuas.

¿Recuerdan aquellas asambleas para conceder los apartamentos luego de una caterva de años de trabajo de sol a sol en la microbrigada? En todo caso, en aquellas asambleas tumultuarias, los mandantes del partido único y sus esquiroles del sindicato imponían cierto orden. Aunque fuera a la cañona. En las rencillas entre opositores, no hay modo ni Dios que imponga no digo orden, sino un poco de sensatez…

Desgraciadamente, se repite la película que hemos visto tantas veces. Los egos se inflan y a pocos se le ocurre buscar los puntos de concordancia o el modo de complementar los proyectos. O sencillamente apartarse y callarse la boca si no se está de acuerdo plenamente con todos y cada uno de los puntos.

Más allá del impacto mediático que consigue algún que otro documento en cierta prensa extranjera, no hay ganancias políticas. Parece imposible lograr consensos mínimos entre los líderes opositores cubanos. Más bien lo que se consigue es una olla de grillos.

Perdonen la comparación, pero los intentos de conciliar a los principales líderes opositores cubanos en un proyecto común, recuerda aquellos súper-grupos de rock (Cream, Blind Faith, Asia) formados por superestrellas, que se frustraban luego del primer disco por los marcados personalismos, la improvisación y los más extravagantes caprichos y vanidades. O si queremos ponerlo en un contexto nacional, a los duelos entre los reguetoneros Insurrecto, El Chacal, Baby Lores y otros.

A sólo semanas de redactarse, “El camino del pueblo” ya va en vías de convertirse en otro documento opositor más para los anales de la lucha por la democracia. Ni siquiera será el último, porque ya se anuncia la próxima celebración de otra reunión en El Roque, Matanzas, de líderes opositores y ex presos políticos (¿sacarán bien las cuentas esta vez a la hora de las invitaciones?), de donde -¿qué duda cabe?- saldrá otro documento opositor. Y entonces, los que no estén de acuerdo letra por letra, sacarán otro mamotreto. Y así hasta el infinito.

Como siempre digo en estas deprimentes y frecuentes circunstancias, los jefazos de la Seguridad del Estado, que va y hasta metieron su mano peluda en algún que otro documento opositor, estarán ahí, atentos a la bronca entre Oswaldo Payá y el doctor Oscar Elías Biscet y los que se sumen a uno u otro bando o francotiroteen por cuenta propia. Estarán muertos de risa, como dicen en mi barrio: “echándose el prisma”…

luicino2004@yahoo.com

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