ETECSA única opción
Era el día 30 de marzo, la cola de la oficina ETECSA de La Víbora tenía más de cien personas y crecía. La conexión estaba lenta y a ratos nula. Las empleadas estresadas intentaban atender a todos a pesar de la pésima calidad de la conexión con la empresa. Los clientes expresaban su disgusto en sus comentarios y actitudes, no podían dejarlo para otro día por ser fin de mes. Tomó cuatro horas y media realizar el pago de la cuenta telefónica. Al salir de la oficina con su comprobante de pago en la mano un cliente de expresión ácida exclamó ¡Cuatro horas que viva ETECSA!
Era el día 30 de marzo, la cola de la oficina ETECSA de La Víbora tenía más de cien personas y crecía. La conexión estaba lenta y a ratos nula. Las empleadas estresadas intentaban atender a todos a pesar de la pésima calidad de la conexión con la empresa. Los clientes expresaban su disgusto en sus comentarios y actitudes, no podían dejarlo para otro día por ser fin de mes. Tomó cuatro horas y media realizar el pago de la cuenta telefónica. Al salir de la oficina con su comprobante de pago en la mano un cliente de expresión ácida exclamó ¡Cuatro horas que viva ETECSA!
Admirador viajero
Viajan en la ruta 69 un hombre de edad madura con su padre anciano. El padre comenta emocionado en alta voz los éxitos de los “solidarios” médicos cubanos en la “batalla contra el Ébola en África” mientras los pasajeros lo miran serios y silenciosos. El hijo tocaba con disimulo el brazo de su padre para que se callara de una vez.
Viajan en la ruta 69 un hombre de edad madura con su padre anciano. El padre comenta emocionado en alta voz los éxitos de los “solidarios” médicos cubanos en la “batalla contra el Ébola en África” mientras los pasajeros lo miran serios y silenciosos. El hijo tocaba con disimulo el brazo de su padre para que se callara de una vez.
Para Cuba actualidad: anatorricella@gmail.com